Avanza el juicio del crimen de Nochebuena y las pruebas incriminan cada vez más al acusado, Alan Rubén T.S., en relación a la muerte violenta de su madre, Salomé, ocurrida en la noche del 24 de diciembre de 2022 en el barrio de San Esteban.
La Audiencia Provincial de León acogió este jueves la tercera sesión del juicio, en el que declararon psiquiatras y forenses en calidad de peritos judiciales, que declararon que no vieron "rasgos psicóticos" en el acusado. "Sabía lo que hacía", afirmó la primera médica que le inspeccionó tras ser detenido.
Las dos psiquiatras que realizaron el informe de salud mental del presunto matricida declararon ante el tribunal que el único sospechoso del crimen fue analizado clínicamente en dos ocasiones, dos días después de ser detenido -cuatro después del crimen- y en marzo de 2023, menos de tres meses después; y "no presentaba ninguna alteración ni habló de clones ni paranoias".
De hecho, "comprendía perfectamente lo que pasaba y no tenía expresión de afectación", a pesar de que su madre acababa de morir de forma violenta y él se encontraba detenido como único sospechoso.
Las profesionales rechazaron también que padezca esquizofrenia, amparadas en los análisis y los informes que ellas practicaron y en que "la esquizofrenia no pasa desapercibida a ningún médico". En cualquier caso, añadió una de ellas, "aunque la padeciera, sus capacidades mentales estaban perfectamente conservadas y eso no le exime del delito".
"¿Sabía que violar y matar estaba mal?", preguntó el fiscal. "Sí", contestaron con rotundidad las profesionales sanitarias.
Sí que reconocieron las psiquiatras que los expedientes de salud mental del acusado reflejan conductas psicóticas, "pero siempre en el marco de un consumo de drogas", pues a sus 20 años en el momento del crimen ya acumulaba ingresos en Urgencias y Psiquiatría del Hospital de León por "varios episodios" de este tipo.
"Era consciente de lo que hacía", insistió una de las peritos ante la insistencia de la abogada defensora del acusado, que trató todo el tiempo de relacionar el historial de salud mental del acusado y su entorno familiar con una supuesta pérdida de sus capacidades mentales.
"El padre tenía esquizofrenia y la madre un trastorno de personalidad", sostuvo la letrada, antes de defender que "el vacío crónico" y el "trastorno de personalidad" le pudieron llevar al consumo de drogas y a un estado mental de enajenación.

