Del casi abandono al resurgir ilusionado e ilusionante

Maragatería y Bierzo unidos por el destino de pueblos que han conseguido que ser deshabitados no se convirtiese en ser definitivamente abandonados (y olvidados)

Mercedes G. Rojo
29/07/2025
 Actualizado a 29/07/2025
Prada de la Sierra. Las campanas como símbolo de que aún hay pueblo. | OLGA ORALLO
Prada de la Sierra. Las campanas como símbolo de que aún hay pueblo. | OLGA ORALLO

Nuestra geografía está llena de pueblos y lugares abandonados que con el paso del tiempo han corrido mejor o peor suerte. Son el vestigio de vidas que fueron, que conformaron paisajes que nos hablan de historias que pudieron ser o no felices, que se entrelazaron entre sí uniéndose a través de los caminos que los unían y que tantas veces transitaron a pie o a lomos de sus caballerías quienes un día los poblaron. Esos caminos, esas historias conjuntas, nos hablan de lo artificiales que, la mayoría de las veces, resultan las fronteras que, con el tiempo, algunos de esos hombres que poblaron los diferentes lugares fueron creando. Y por eso hoy, saltándonos esas fronteras, os voy a hablar no de uno de esos espacios que un día quedaron abandonados y que, tal vez, estuvieron a punto de desaparecer para siempre, engullidos por el apetito voraz del bosque que –como las aguas- siempre acaba reclamando lo que un día fue suyo; os voy a hablar de dos lugares que no son otros que Carracedo de Compludo y Prada de la Sierra. Quienes hayan transitado por los mismos o por los alrededores en los que ambos se encuentran, sabrán que –oficialmente- el primero pertenece a la comarca del Bierzo y el segundo está situado aún en la comarca de Maragatería, ambos muy próximos a los lugares que atraviesa el recorrido del Camino de Santiago por estas tierras, el Camino Francés, que tiene uno de sus hitos más importantes en el cercano enclave de la Cruz de Ferro  (o de Fierro, según la vertiente desde la que se la nombre) y que desde antaño se viene señalando como el paso obligado del Bierzo a la Maragatería, y viceversa. 

Comencemos por situarlos. Pertenece Carracedo de Compludo al municipio de Ponferrada (comarca del Bierzo), teniendo su principal acceso por la carretera que une dicha localidad con la de Astorga (LE-142),  a través del desvío que se toma en el singular pueblo del Acebo, con dirección a Compludo, pasando el pueblo a mano izquierda si se va desde Astorga, y a mano derecha antes de entrar en el mismo si se llega desde Ponferrada, pasando por Molinaseca. La carretera hasta el Acebo, es de trazado montañoso, con importantes y prolongadas curvas y pendientes, siendo transitada en tramos por peregrinos a pie y en todo su trazado por ciclistas, por lo que es recomendable circular con precaución, aunque las vistas que nos ofrecen actualmente estos montes son verdaderamente espectaculares. En cuanto a Prada de la Sierra, es esta una localidad perteneciente en la actualidad al ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza, en la vertiente maragata de estas tierras. Su origen ya está recogido en la Edad Media, aunque es posible que cuente con orígenes más remotos puesto que cuenta con numerosos restos de minas romanas de oro, de diversas tipologías y se supone posiblemente repoblado por gentes llegadas del Bierzo, bajo las órdenes del Conde Gatón como lo sería la mayoría de los pueblos de la zona. 

Prada de la Sierra, renaciendo de las ruinas, como el ave fénix
Prada de la Sierra, renaciendo de las ruinas, como el ave fénix. | OLGA ORALLO

Son muchos los aspectos que unen a estas dos localidades que podemos visitar y disfrutar en el mismo día, ya sea recorriendo en coche la distancia que los separa, ya sea siguiendo una de las rutas a pie de las muchas que podemos disfrutar por estos lares y que nos permitirá llegar de uno a otro en un recorrido circular, opciones de las que luego hablaremos. Así que centrémonos en algunos de esos aspectos comunes, algunos de los cuales vienen de muy, muy lejos. Apenas hace unos días, hablaba con una compañera de las características identitarias de los pueblos, esas que si se hubiera seguido una estructura lógica de pensamiento –más que otro tipo de criterios que a estas alturas es muy difícil saber de dónde salieron– hubieran dado como resultado otra distribución más lógica y racional del territorio. En estos dos lugares que hoy nos ocupan es muy fácil darnos cuenta de esta realidad de la que hablamos. Situados en un lugar geográfico que, a nivel paisajístico, presenta muchas similitudes, pues ambos son pueblos de montaña, a caballo entre los Montes de León y los Montes Aquilanos, unidos entre sí por un sendero de apenas 6 kilómetros que nos lleva de uno a otro, con la posibilidad de desviarnos hacia la cascada del Gualtón, o hasta la Cruz de Ferro una vez llegados a Prada de la Sierra. Otro aspecto que les ha unido siempre es, también, esa economía eminentemente agrícola y ganadera, que aún se puede apreciar en la huella del paisaje, y que fue la mantenedora de la economía local por mucho tiempo, también hoy en parte, aunque  en ambos casos se combine con otras propuestas a partir de las cuales sus nuevos habitantes tratan de reinventarse sin renunciar a su propia identidad. Incluso urbanísticamente hablando son muy similares, tal como bien puede apreciarse en las fotografías de Olga Orallo, edificaciones con fábrica exterior totalmente de piedra, con predominio de los esquistos gris oscuro propios de la zona, con corredores exteriores, sobre todo en las situadas en la ladera orientada a mediodía, que se cierra en mayor o menor medida con madera, o incluso con pizarra; casas con una o dos alturas, con cubierta de losa de pizarra (también llamada «losa del país») y escaleras de acceso exterior en madera o piedra. Cuando la casa es de dos plantas, la planta superior es la dedicada a vivienda mientras que a ras de suelo se sitúa la cuadra, a menudo con un portón de doble hoja para poder meter el carro. Suelen ser casas de fachadas limpias, sin apenas elementos constructivos adosados a no ser el horno de la casa que, en algunos casos se abre con su forma redondeada sobre el propio muro. 

También es habitual que, a las afueras del pueblo, se agrupen en edificaciones auxiliares como cuadras y pajares, organizados en hileras o pequeñas agrupaciones, o en patios-corrales.  Este tipo de fisonomía paisajística se da por toda esta zona de los Montes de León y la zona de Valdueza (avanzando hacia los Montes Aquilanos), lo que hace prácticamente imposible diferenciar a simple golpe de vista, en qué territorio nos encontramos en cada momento, porque todos beben de similares características. 

Carracedo de Compludo. Tejados y chimeneas que hablan de recuperación
Carracedo de Compludo. Tejados y chimeneas que hablan de recuperación. | OLGA ORALLO

Trascendiendo a estos aspectos que tienen que ver con lo físico, con lo geográfico, hay también otros aspectos que establecen lazos de similitud entre ambas localidades como es el hecho de que ambas estuvieran en un momento dado a punto de desaparecer y hoy su situación se haya invertido y, a pesar de todas las dificultades que están encontrando en el camino, ambas localidades, como el ave fénix, estén tratando de resurgir de sus cenizas. Así, Carracedo de Compludo, perteneciente al ayuntamiento de Los Barrios de Salas hasta que este se unió a Ponferrada allá por 1980, pasando a convertirse en un barrio de Ponferrada (ni siquiera pedanía), pasó a convertirse en un núcleo aún ya más olvidado de lo que hasta entonces lo había sido, cuando todavía era una pedanía de Los Barrios. Del lugar fueron yéndose todos sus habitantes en busca de un futuro mejor, dejando el pueblo definitivamente deshabitado durante años, aunque no abandonado, lo que sometió a sus casas a un considerable deterioro, hasta que años después dos matrimonios con miembros oriundos de la localidad comenzaron la repoblación con un rebaño de ovejas, en una localidad que en aquel momento estaba sin servicios básicos como la luz o el saneamiento. Y hoy en día, con al menos otras tres parejas jóvenes instaladas, hasta niños corren por sus calles, aunque las deficiencias en servicios siguen siendo tantas como antes. En lo referido a Prada de la Sierra, también a finales del siglo XX se vería sometido a un éxodo rural masivo que hizo que se despoblara totalmente. Con dicha circunstancia: una total carencia de vecinos y ausencia tanto de servicios mínimos, como de órganos de gobierno, así como de protección del patrimonio, el 23 de junio de 1992, un decreto del presidente de la Junta de Castilla y León, elevado a proposición del Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza, se priva a Prada de la Sierra de la categoría de entidad, pasando a depender en su totalidad del ayuntamiento; aunque desde principios del siglo XXI se crea, tras algunas reuniones en Astorga, la asociación Nueva Prada de la Sierra, que se dedica a trabajar por recuperar el pueblo del olvido e intentar fijar población. Será en mayo de 2022 ( tras una sentencia judicial del Juzgado Contencioso-Administrativo número 2 de León, originada por la denuncia de un vecino que se negó a dar de alta la localidad para clasificar su suelo como rústico, lo que dificultaría considerablemente la reconstrucción de viviendas) cuando se le devuelva la categoría de localidad y se sentencie que vuelva a hacerse efectiva su aparición en el INE.

Carracedo de Compludo. Casas de doble planta con su corredor exterior
Carracedo de Compludo. Casas de doble planta con su corredor exterior. | OLGA ORALLO

Ambos lugares se encuentran en proceso de repoblación y en ambos se está intentando mantener su fisonomía identitaria. Son lugares en los que el abandono de algunas de sus casas coexiste con esas recuperaciones de otras que sus habitantes están recuperando desde la humildad y desde el respeto a lo que fueron, aunque sueñen también con poder contar, al menos, con algunos de los servicios básicos con los que se cuenta en otros lugares. 

Las dos localidades bien merecen una visita que podemos realizar en coche o a pie. Como ya especificábamos antes, hay seis kilómetros entre ambas localidades que se recorren a través de una senda estrecha que transcurre por un robledal y zonas de matorral y podemos realizar una ruta circular para no volver por el mismo lugar. A medio camino podemos ampliar la ruta para descender a la cascada que antes mencionábamos. Seguro que encontrarán abundante información para hacerlo así si es lo que desean. 

Volviendo a los pueblos, que es lo que hoy hemos querido destacar aquí, reiterar que se trata de dos lugares en los que conviven en equilibrio perfecto las ruinas del pasado con un presente que trata de ser lo más respetuoso posible con aquello que este le dejó en herencia, reconstruyendo algunas de las casas que parecían caerse sin remedio en un total equilibrio con lo que inicialmente fueron, calles que podemos identificar con sus respectivos nombres a través de los carteles puestos por quienes aún viven y frecuentan el pueblo. Hoy, en las espadañas de sus respectivas iglesias (de las que en algún caso habían desaparecido) vuelven a lucir las correspondientes campanas, las que nunca debieron faltar, las que –como las cantinas, que son lugar de reunión de sus gentes y, por tanto, de los visitantes que a ellas puedan acercarse- son indicativo de que los pueblos siguen vivos y que, aunque sea con cambios en la ocupación de sus habitantes habituales, pueden salir adelante. Visitémoslos y disfrutemos, aunque solo sea por un rato, de esa tranquilidad que cada vez nos es más necesaria para afrontar el estrés de la vida cotidiana. 

Carracedo de Compludo. Las calles mantienen su particular fisonomía
Carracedo de Compludo. Las calles mantienen su particular fisonomía. | OLGA ORALLO
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