Una de las noticias recientes de la ciudad, y positivas que siempre suma, ha sido el décimo aniversario de los Amigos del Mocho limpiando cada mes las orillas del Bernesga.
Y esta noticia ha despertado los recuerdos de Fernando Rubio, que muchas veces son el detonante del tema elegido para este espacio. "La ribera del Bernesga a su paso por nuestra ciudad está ligada a mis recuerdos de infancia, no en vano, viví varios años en el número 34 de la avenida de La Condesa. Eso sí, tiempo antes de las imágenes que hoy traigo. Aún estaba la chopera cuyos árboles, en la orilla del río se alzaban bastantes metros por encima del paseo y en la cercana plaza de San Marcos, lucía la pérgola, con sus enredaderas que daban sombra en verano. En aquellos años, en el duro invierno leonés, la nieve cubría mucho más que ahora, no había tantas fuentes de calor (vehículos, calificaciones) y alcanzaba, a veces, hasta el alto del muro que protegía a los viandantes de caer accidentalmente". Y completa la estampa infantil: "Los niños jugábamos en la calle, y con nuestros amigos de la cercana calle y plaza de Colón, en cuya esquina, tenía el estudio el gran pintor Demetrio Pérez Monteserín (1876 - 1958)".
Pero debemos saltar en el tiempo pues las imágenes de Fernando, como siempre, son de los años setenta, sus años de fotoperiodista. También diferentes a las actuales y uno de los detalles que lo delata, como tantas veces, es... "En especial en el aspecto de las personas que aparecen preparando los jardines. Su vestimenta, actitudes y herramientas son absolutamente diferentes a las actuales. Pertenecen a cuando el trabajo era ‘de pico y pala, que recuerda la expresión ‘picar piedra’ para referirse a una tarea monótona, aburrida o simplemente odiosa. Y la verdad es que esta frase no está lejos de la realidad. Una de las tareas más duras era precisamente esa, la de picar, utilizando un pico, herramienta que ha llegado a ser odiada por muchos y tan poco apreciada en la actualidad que es difícil encontrarla en el mercado, ya que apenas se utiliza".
Pese a ello, al mal recuerdo, "con esos elementos, esos obreros, consiguieron realizar su trabajo y de manera meritoria. La voluntad y el esfuerzo: ‘A los sueños pico y pala hasta que le salgan alas’".
Recuerda Fernando Rubio la definición del "río de los alisos" para hablar del Bernesga, aunque sea una etimología muy discutida, como no lo es su noble lugar de nacimiento. "Nace más arriba del alto del puerto de Pajares, en la cordillera Cantábrica, recogiendo las aguas de las pistas de esquí de Valgrande-Pajares, de numerosos arroyos (Dulcepeña, Cayeros y Rocapeñas) que confluyen para, a los aproximadamente 1500 metros de altitud, formar el cauce reconocible de un río. Unos pocos metros aguas abajo presenta sus respetos ante la Colegiata de Santa María de Arbas, un templo menos conocido de lo que merece su inmenso valor artístico, tiempos románicos, pero transformado tanto que muestra las huellas de todos los estilos por los que ha pasado".
Busdongo y su pasado ferroviario, Villamanín, capital de la Tercia, la Gotera, Gordón y su pasado minero, La Robla y su castillo, Cuadros, Santibáñez, que con su apellido nos recuerda que seguimos los pasos del Bernesga... ven descender al río camino de llegar y atravesar, algo escorado, la capital de la provincia. "Nada más entrar en el municipio de León, el río se hace urbano. A la orilla derecha se le asoma el barrio de Pinilla, y a la izquierda el moderno polígono de Eras de Renueva. Son ambas, zonas de expansión de la capital leonesa, Pinilla en los años 60 y 70 y Eras de Renueva en los años 90 y 2000. Han proliferado por aquí los puentes más modernos, unos para los coches y otros para los peatones, otros tristemente famosos por entrar en la crónica negra de esta tierra".

La canalización del río en esta zona es muy moderna, tanto que aún está por terminar. "En León el Bernesga anda domesticado, encauzado, represado, con buenos paseos en sus dos orillas, con parques, boleras, y la zona verde más grande de la capital. Mucho para tan poco río como pasa por León. Mucho más de lo que da el Torío, el otro río leonés. Y es que la estación de Renfe se encuentra al otro lado, en la orilla derecha, y hacia allí creció León con su plan de Ensanche. El eje de la estación, puente de los Leones, plaza de Guzmán, Ordoño II, plaza de Santo Domingo, Calle Ancha y Catedral, es la parte considerada más noble de la ciudad".
Y allí está esa Condesa de los recuerdos de Fernando Rubio, cuyos recuerdos viajan de aquellos setenta a reseñas turísticas actuales. "El paseo comienza con un monumento a los Reyes Leoneses y un templete de música, donde aún hoy, hay algún concierto esporádico de la banda municipal de música. Es un paseo muy ancho, con dos niveles: En el superior hay varios parterres de plantas (muy cuidados) y pequeñas plazoletas con bancos para sentarse decoradas con algunas esculturas y fuentes para beber agua. En el inferior hay césped y varias zonas de juegos infantiles. Al final del paseo (ya casi llegando a San Marcos) hay una bolera a la antigua usanza, donde siempre hay abueletes jugando a los tradicionales bolos leoneses". Justo allí, donde se reúnen cada primer domingo de mes los Amigos del Mocho.