Con jornadas de 14 horas apagando llamas, turnos de tres días en primera línea de batalla y activaciones tanto al atardecer como por la mañana, las Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (Brif) «garantizan una cobertura contra el fuego de 24 horas y en estos incendios la extinción nocturna está demostrando ser lo más efectivo». Lo dice Juan Carlos González, bombero forestal de la Brif de Tabuyo del Monte, con 17 años de experiencia en la lucha contra el fuego.
Desde esa experiencia y a punto de volver al frente de las llamas tras un cortísimo descanso, este bombero de Astorga relata que los incendios que León está sufriendo este mes de agosto «son de sexta generación y han mostrado comportamientos incluso más explosivos que los que ya vimos en 2022 y lo peor es que no hemos aprendido nada de aquello, porque no hay trabajo preventivo».

Juan Carlos pierde la cuenta de todos los fuegos en los que ha sido activado este verano –Igüeña es el último en el que se mantiene desplegada la Brif leonesa fundada en 1993– y aborda varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de entender cómo está siendo el operativo de la lucha contra unos incendios que han calcinado este mes en la provincia más de 100.000 hectáreas.
"Las brigadas de Castilla y León tienen carencias en su formación y eso se traduce en una falta de seguridad"
En primer lugar, este experimentado bombero alude a esa «falta de prevención y de limpieza durante todo el año, porque eliminar combustible y hacer quemas controladas frenan incendios o al menos parte de un incendio». En segundo lugar, este bombero forestal incide en la importancia de que existan brigadas forestales contratadas durante el año completo «porque da tiempo a que haya una preparación, una formación y en Castilla y León las brigadas temporales tienen malas condiciones laborales y unas carencias formativas que se están traduciendo en una falta de seguridad sobre el terreno», argumenta.
«Nosotros durante todo el año limpiamos caminos con desbrozadoras y motosierras, hacemos quemas controladas y labores preventivas, además de apagar incendios, que también los hay en invierno, y realizar labores de concienciación en colegios e institutos», añade el bombero astorgano.

Cuando la prevención ya ha fallado y un fuego campa a sus anchas por zonas arboladas, Juan Carlos insiste en que el fuego técnico ha permitido poner coto a los focos más virulentos e incontrolables en lugares como Corporales, en el incendio de Llamas de Cabrera, que «se frenó con esas quemas controladas».
Por último, Juan Carlos González recuerda que las Brif son brigadas de refuerzo del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) que, lejos de la politización de los incendios en la que han caído la Junta y el Gobierno, ellos se «integran con normalidad» con los demás dispositivos de extinción de incendios, tanto de Castilla y León como de las otras comunidades que han prestado apoyo en la provincia. La colaboración entre todas ellas ha resultado clave estos días contra la grave oleada de incendios que asola la provincia, no exenta de quejas vecinales por «falta de coordinación», como se ha venido contando todos estos días en este periódico.
De hecho, si bien siguen órdenes del director «o directores», de extinción de un incendio, también pueden proponer ellos mismos realizar una tarea u otra.
Brigadas helitransportadas
La Brif de Tabuyo se compone actualmente de seis cuadrillas y, en total, son unas 70 personas contratadas durante todo el año. «Somos brigadas de refuerzo que se activan cuando la comunidad o un mando de referencia provincial con un radio de 50 kilómetros solicitan al Miteco el envío de una Brif; y ahí ya el Miteco decide cuál es la brigada que debe activarse por razones de cercanía», explica Juan Carlos de camino al incendio de Igüeña –o al incendio que le ordene el puesto de mando– y este miércoles volverá a coger un batefuegos y enfundarse el uniforme reglamentario para acudir «a las zonas de mayor difícil acceso, que es donde solemos trabajar».

Y es que la Brif de Tabuyo es una brigada helitransportada, es decir, que un helicóptero «nos suelta en zonas muy escarpadas donde no pueden entrar ni las bulldozer ni las motobombas». Así, su trabajo es principalmente de ataque directo contra el fuego y lo habitual es que lo hagan acompañados de los helicópteros. «Tras la pasada de un helicóptero, acudimos a sofocar las llamas», explica Juan Carlos.
Su labor es fundamental, pues esas zonas complicadas sobre las cuales actúan «son por las que se puede escapar un incendio si no metes gente allí», argumenta este bombero forestal.
– ¿Habéis tenido algún susto?
– A ver, quemaduras hemos tenido y algún susto también por estar tan expuestos al fuego, pero es cierto que trabajamos con márgenes de seguridad.