La Universidad de León acoge este jueves, 20 de noviembre, uno de los principales actos organizados por la ULE junto a la Subdelegación del Gobierno con motivo de la conmemoración de los 50 años que cumple la democracia en España, contados desde aquella noche de 1975 en la que murió el dictador español. El salón de grados de la Facultad de Filosofía y Letras acogerá, a partir de las 12:00 horas, una conferencia de gran actualidad, a cargo de la historiadora Matilde Eiroa San Francisco, doctorada en Historia Contemporánea y actualmente académica senior de la Universidad Carlos III de Madrid.
La conferencia, bajo el título ‘Franco a los 50 años de su muerte: el Caudillo convertido en un producto viral’, está dirigida especialmente a los alumnos y profesores de la Universidad, pero también está abierta al público en general. En ella, la historiadora relatará cómo Franco «se ha convertido en un icono de la cultura facha–pop», algo que Eiroa relaciona directamente con las redes sociales, la desinformación que provoca el consumo informativo a través de las mismas y el auge de la ultraderecha.

Hablamos con ella antes de que llegue a León para desgranar otros aspectos de una figura, la de Francisco Franco, a quien una parte de las nuevas generaciones ven como «un héroe» o «banalizan» la violencia política que provocó su dictadura de casi 40 años.
– ¿Qué conocimiento tiene o qué ha podido estudiar de la dictadura y su impacto en la provincia de León?
– No he trabajado en detalle la provincia, aunque conozco lo que pasó y la polémica que hay con el parador de San Marcos. Lo conozco un poco porque allí fueron detenidos muchos brigadistas internacionales. Cuando se les detuvo y se les metió en campos de concentración, precisamente como el de San Marcos, y después fueron llevados a Miranda de Ebro.
– ¿Cómo describiría la percepción que tienen hoy los jóvenes de Franco?
– En general hay un gran desconocimiento por parte de los jóvenes. No han recibido la suficiente formación en la enseñanza secundaria y desde luego tampoco en la universidad. Tienen un gran desconocimiento, porque los programas educativos son muy extensos y no llegan hasta épocas recientes o se ven muy rápido. Se siguen viendo las batallas y cosas así, pero no hay tiempo para detenerse a analizar la figura del dictador. Y por otro lado, no solamente es por culpa de la formación, sino que los jóvenes, como bien sabes, se informan a través de medios que no son los tradicionales, donde se emiten documentales y reportajes, sino que se informan en redes sociales y plataformas. Entonces, ellos seleccionan, los contenidos o las cuentas que siguen, etcétera, y no suelen elegir las que informan o las que tratan sobre el conocimiento histórico y, claro, ellos no reciben esa información. Entonces, yo creo que tienen un gran desconocimiento y fruto de eso son pasto de las cosas que circulan por internet, las noticias falsas y la manipulación de la historia, en muchos casos.
– ¿Podemos relacionar directamente ese desconocimiento con el auge entre los jóvenes de ese sentimiento de nostalgia o del discurso de la ultraderecha?
– Los jóvenes que muestran esa nostalgia ven a Franco como un personaje heroico que puso orden en el país. Como circula mucha información respecto a que no había problemas de vivienda, que no había desórdenes públicos... Los jóvenes los ven como un héroe, una persona que supo gestionar bien las cuestiones políticas y que llevó a España a una situación de éxito. Esto es algo muy grave, porque se utilizan ese tipo de contenidos para captar a los jóvenes para la ultraderecha.
– ¿Qué consecuencias puede tener esa banalización de su figura como meme?
– Los memes de Franco salieron en 2019 cuando la exhumación de su cuerpo. Salieron un poco ridiculizando el hecho, diciendo que ya era hora de que se le diera una salida al cuerpo de un dictador que tenía un papel central en una basílica, ¿no? Pero los memes dejaron de funcionar cuando ya el tema de la exhumación se resolvió. Lo que hay ahora es otra cosa. Lo que hay ahora es la difusión de iconos, que eso nunca había pasado, pero no solo de Franco, sino de Franco unido a Hitler y a Mussolini como, digamos, iconos de la cultura, de la subcultura facha–pop. Sí. Entonces circulan esos tres, normalmente con la idea de mostrar la capacidad de gobiernos fuertes que supieron resolver, entre comillas, las políticas de sus países en contra de gobiernos de izquierdas. Entonces les muestran una vez más como héroes, como buenos gestores. Es una defensa radical del fascismo, del fascismo europeo como gobierno y esos iconos circulan mucho a través de TikTok.
– Volviendo a la parte educativa, ¿desde cuándo observa esa carencia o ese desconocimiento de la dictadura?
– Hay mucha asimetría territorial. Hay algunas comunidades autónomas que sí imparten esos contenidos, incluso con aulas de memoria, como ocurre en Navarra, y otras comunidades que no llegan o que pasan por esos contenidos de una manera muy rápida y superficial. Además, lo que sí se viene notando en los últimos años, tres o cuatro años, no más, es que ya no solo es que no se impartan esos contenidos, sino que lo que los estudiantes tienen es una información falseada y manipulada de la historia que ensalza la dictadura. Entonces, yo creo que ha sido la vía de lo que te comentaba antes, no tanto de la educación en las aulas, sino la vía informativa que ellos utilizan, con la difusión de una historia manipulada a través de las redes sociales. Entonces, creo que esa es una situación ahora muy complicada, sobre todo en algunas comunidades autónomas en las que efectivamente se dice que se trata de una historia sesgada o que no se quieren abordar contenidos ideologizados con los estudiantes.
– ¿Qué aspectos del franquismo están más falseados y, por tanto, son los que más habría que abordar con los jóvenes?
– Por un lado, habría que hacer hincapié en la difusión de todo lo que significó la violencia, que fue la represión directa con fusilamientos y encarcelamientos, pero también otros tipos de violencia, como fueron las políticas del hambre, por ejemplo, o el exilio. Me parece muy importante también hacer hincapié en cuáles fueron las políticas sociales del franquismo, porque es lo que circula ahora. Cuál fue su política de vivienda, la política hidráulica, las políticas laborales y sanitarias... Mucha gente se queda con el desarrollismo de los años sesenta, cosa que es cierta, claro, pero lo que no se explica bien es de dónde se partía a finales de los años cincuenta y cuál fue en los años setenta, por ejemplo, nuestro Producto Interior Bruto, porque hubo otras democracias occidentales que alcanzaron esos índices de mejora económica y, sin embargo, no practicaron esa política represiva.
– Aquí en León, la Universidad ha puesto en marcha una microcredencial de pedagogía antifascista, ¿cómo de necesarias son estas formaciones?
– Me consta que en otras universidades se están poniendo en marcha iniciativas similares, que tienen que ver con la pedagogía de los derechos humanos. Me parece una iniciativa muy interesante, muy positiva para los tiempos actuales y, además, me parece muy bien ese título directo, ¿no? Antifascista. Que se valoren desde las universidades cuáles son los principios de la democracia y los principios del respeto a los derechos humanos.
