Dos peritos clave han declarado en el último día del juicio por presunto homicidio y omisión de socorro en el piso okupa del Crucero, que acoge desde el lunes la Audiencia Provincial de León. El primero de ellos fue el médico forense que realizó la autopsia de Aníbal tras su fallecimiento en el Hospital de León dos semanas después de precipitarse desde un quinto piso a un patio de luces en la calle Laureano Díez Canseco de León el 31 de agosto de 2021.
El forense explicó que la muerte del joven de 35 años de debió por una "encefalopatía por traumatismo craneoencefálico cerrado severo", es decir, que las heridas que sufrió en la cabeza al impactar contra el patio de luces aquella madrugada le llevaron a un estado de coma y terminaron por provocarle la muerte.
Así, el médico forense repasó las heridas que sufrió Aníbal al caer y ratificó que todas ellas excepto una estaban relacionadas con la precipitación. Esa única lesión que no guarda relación con la caída al patio de luces eran unos "moratones" en las manos, "sobre todo en la mano derecha", que pueden interpretarse, a juicio de la medicina legal, "como un gesto de autodefensa al sujetar un objeto largo y contundente".
Sin embargo, dado que no se logró datar esa lesión, "la medicina legal no puede descartar ni una causa homicida ni una causa accidental" en la caída al vacío desde un hueco de la ventana de un piso okupado, y en un contexto de consumo de drogas, del joven fallecido. En cambio, sí descartó el forense desde un primer momento la conducta suicida, dado que "no había signos de conducta autolítica previa".
Por último, una inspectora de la Policía Judicial declaró que en el piso había huellas de "muchas personas", en su mayoría, con antecedentes penales. Por lo tanto, se determinó en el juicio que ninguna prueba física ni de ADN incrimina directamente al acusado de homicidio.
