19/05/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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Llevamos un montón de tiempo viendo, a través de los distintos medios, el resultado de encuestas que tratan de decirnos cómo será el futuro panorama político en ayuntamientos, comunidades autónomas e incluso a nivel nacional. Si aciertan en sus actuales previsiones, todo indica que se producirá una enorme fragmentación, desapareciendo en gran manera las mayorías absolutas. No quedará, pues, otro remedio que acudir a los pactos para hacer gobernables nuestras instituciones locales, regionales y nacionales.

En tiempos de la Segunda República un diputado de la Ceda, a la hora de dar sus mítines, utilizaba un bastón que cogía por el centro y señalando la parte superior decía que ésta representaba a los que gobernaban. Señalando la parte inferior decía que representaba a quienes aspiraban a gobernar. El centro del bastón, decía a los oyentes, sois vosotros. Lo más que puede pasar es que como consecuencia de las votaciones se dé la vuelta al bastón, pero vosotros seguiréis en el mismo sitio.

Tampoco es eso, y siempre hay que aspirar a mejorar. Lo cierto es que ahora tenemos más donde elegir. En principio todos prometen cosas buenas y hasta se puede decir que la mayoría coinciden: mejores comunicaciones, creación de empleo, promoción de la cultura, transparencia, participación ciudadana, mejorar las infraestructuras, potenciar la educación… De esta forma lo lógico sería que, aunque saliera elegido uno de cada partido, esto no fuera problema. Sería cuestión de meter todas las ofertas en el mismo saco y poner manos a la obra. Lo malo es cuando todos pretenden sacar tajada y obtener beneficios personales o de partido y que surja la confrontación a la hora del reparto.

Ciertamente pocas veces se había presentado un panorama tan incierto y variopinto. Las casas de apuestas tendrían aquí una interesante cantera para hacer quinielas. Aunque sólo sea por curiosidad, ya tenemos ganas de que llegue el domingo para conocer los resultados de la verdadera y definitiva encuesta, que es la de las urnas. Y eso que, al no formar parte de ninguna caricatura, afortunadamente no nos afecta a los nervios.