dario-prieto.jpg

El fin justifica los medios

12/11/2023
 Actualizado a 12/11/2023
Guardar

El abuelo Pepe estuvo en la cárcel hace 90 años, el peor momento. Lo llevaron a San Marcos por cosas políticas y en casa nunca se habló de ello. Pero quedó la vergüenza y el miedo. Ese miedo que podías adivinar en un pequeño retraso, un mínimo desvío del camino, cualquier exposición mayor de la cuenta.

Dicen que en León somos serviles en exceso, que agachamos más de la cuenta la cerviz ante el poderoso. Al menos lo ponía aquel meme con los insultos más ofensivos por provincia.

Era (y sigue siendo) bastante acertado. Pero ahora que escribo esto pienso que el servilismo no suele ser compatible con el espíritu vengativo. A abuelo Pepe, que tuvo que ir a misa los domingos después de la guerra, nunca le escuché una maledicencia de nadie, ningún alegrarse de la desgracia ajena. A veces pienso que, si en vez de una antropología localista aquello tenía más que ver con haberle visto el cogote al horror.

El fin justifica los medios. La frase, formulada como preguntas, se la estuve lanzando estos días a mis amigos. Buena parte de ellos respondieron que sí, que, en estos momentos, contra el rival político lo que sea. Me acordé entonces de Martin Baron, ex director del ‘Washington Post’, cuando contaba lo que había pasado cuando llegó Trump y una de las primeras cosas que hizo fue señalar como enemigo a los medios de comunicación, en general. Aquello fue una declaración de guerra y los medios respondieron contraatacando. Baron dice que prácticamente te acusaban de colaboracionista por no repeler el ataque. Pero él decía que no, que, aunque ganases la guerra, ibas a perder algo importantísimo en las refriegas.

Hay ahora una tensión por no perder el pie, por quedarse atrás. Las concesiones al otro nos matan, dicen. Pero lo que realmente nos lleva para el hoyo es pelear al otro. En la contienda matamos algo de nosotros. Podemos bajar ahí y luego subir victoriosos. Pero algo nuestro quedará ahí abajo. En la incapacidad de reconocer que estamos equivocados nos asestamos un golpe igual de fuerte que al enemigo.

Me gusta pensar en el otro. En los que le cortaron las alas al abuelo Pepe. En los que defienden lo indefendible. El fin no justifica los medios. No vale la pena ganar a cualquier precio. No es tanto una cuestión de bajar los brazos como de pensar cómo éramos antes, cuando no estábamos enredados en esas historias. Como el abuelo Pepe sin querer reactivar la guerra.

Lo más leído