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«Con una vaca vive la tía Civila»

27/04/2025
 Actualizado a 27/04/2025
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La expresión del titular –«con una vaca vivía la tía Civila»– la repetía un sabio, Enrique Zapico, cada vez que las quejas no muy justificadas hacían su aparición en la taberna filandón, antes de que Belén Esteban y toda su raza invadieran a voces nuestras tranquilas noches de tasca, tute y parloteo. 

Dejaba el enigma en el aire. Y después de repetir una vez más la expresión iba dejando píldoras que permitían ir completando el perfil de la tía Civila a base de ir cosiendo confesiones. «Pobre, pero bragada».

– ¿Tanto?

– Dios es testigo. 

Y ahí lo dejaba. Con el enigma en la quijotera hasta el punto de que le esperabas al día siguiente con ansiedad para ver si había nuevas píldoras.

– ¿Cómo es que Dios sabía que Civila era brava?

– Yo he dicho bragada.

– ¿No es lo mismo?

–Tal vez, pero para este caso concreto la expresión apropiada es bragada. Os lo explico y hasta aquí cuento: Cuando el viento le volvía el humo de la cocina Civila salía al medio de la calle; allí se arrebragaba –de ahí la condición de bragada– y mirando al cielo le decía a la cara: Oye cabrón (sic) si tienes algo contra mí bajas y me lo dices, pero a la familia no me la toques o igual soy yo la que sube a ajustarte la cuentas. 

Y ahí quedó la cosa, hasta que muchos años después, hace tan solo unos días, Atanasio el de Matallana/Gete me suelta sin anestesia: « Vicio es lo que hay hoy ¿Tú sabes que con una vaca vivía la tía Civila».

– ¿Y eso era bueno?

– Según lo mires. Yo le cogí mucho cariño porque mi padre me mandaba a ayudarla cuando todavía era un guaje, y cuando llegaba la época de la hierba jamás le faltaban vecinos que quisieran dejarle una vaca para que tuviera pareja para trabajar. Y nunca le faltó de nada, ni le sobró, que con una vaca vivía la tía Civila. 

Con una vaca y unos pueblos que eran otra cosa.