Casablanca

Era imposible que Sam, en el Rick’s Café, no tocara ‘El tiempo pasará’ –así se tradujo ‘As Time Goes By’– cuando Ilsa se lo pidió… ¿Cómo resistirse a esa mirada? Y, oye, menos mal…; de lo contrario, nos hubiéramos quedado sin uno de esos momentos que ocupan un lugar destacado en la historia del cine.

Estoy hablando –lo sabes de sobra– de la película Casablanca, rodada en 1942, dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Humphrey Bogart, Ingrid Bergman –ahí es nada– y Paul Henreid; una obra maestra –ganadora de tres premios Oscar– que nos ha dejado escenas inolvidables, como «Tócala, Sam» –de la que estábamos hablando–, «Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad» o «Siempre tendremos París» –«Siempre nos quedará París» en otro doblaje–, por poner algunos ejemplos.

Ambientada –y también filmada– en plena II Guerra Mundial, la película cuenta cómo Victor Laszlo –líder checo de la oposición a la Alemania Nazi– y su esposa, Ilsa Lund, tratan de huir a América, empresa nada sencilla. Por eso llegan a Casablanca –en el Marruecos francés– para, desde allí, volar a Lisboa, desde donde podrían cumplir más fácilmente con su propósito. Pero su única posibilidad acabará pasando por Rick Blaine, el dueño del Rick’s –un popular local nocturno… en el que no toda su actividad es precisamente lícita– quien, además, resultó ser un viejo amante de Ilsa, a quien conoció en París y cuyo ‘affaire’ había llegado a su fin, dejándole plantado sin explicación alguna, con la ocupación alemana de la capital francesa. Con todo, Rick no les fallará.

El próximo lunes se cumplen 80 años del estreno general de Casablanca en los Estados Unidos el 23 de enero de 1943 –se pudo ver por vez primera el 26 de noviembre de 1942 en el teatro Hollywood de Nueva York, y a España no llegaría hasta el 19 de diciembre de 1946–; y una buena forma de conmemorarlo es, ni que decir tiene, viendo la película en estos días. Yo lo hice, una vez más, el fin de semana pasado… y no será la última…