Era de suponer que la llegada de Yoko Ono –de su obra– a la capital leonesa no iba a pasar desapercibida. Aunque el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León se ha convertido en lugar de cobijo de grandes ejemplos de buena parte de su trayectoria hasta el próximo mes de mayo, el enclave no es el único de la ciudad en tornarse testigo y cómplice de las creaciones de la artista japonesa.
Más allá de los 1.700 metros cuadrados que el Musac destina a la exposición ‘Yoko Ono. Insound and Instructure’, en el vestíbulo del mismo espacio, cuelgan del techo una serie de lonas que, en parte, resumen gráficamente el trasfondo –quizás el sentido– de las piezas elaboradas por la creadora a lo largo de su trayectoria. «Imagina la paz», «la acción es la paz», «ama la vida», «piensa en la paz», «ama la paz», «difunde la paz», «actúa por la paz» y «es hora de pasar a la acción» son las consignas que dan la bienvenida a los visitantes a la exposición, invitándoles desde el principio a ser parte de la misma al atender a esas afables exigencias y reiterando el pacifismo como una de las preocupaciones vitales de Ono. Todo a través de la obra ‘Banderas invisibles’ (Invisible flags), fechada en el año 2015.
No son las únicas proclamas visibles. La artista sigue un recorrido que parece comenzar en el espacio expositivo para ir a parar al espacio exterior. Aunque puede que sean las intervenciones en el espacio exterior las que den paso a ese interior plagado de la obra de la artista, como haciendo ver que, por el momento, en León, todos los caminos llevarán a Yoko Ono. Por eso, también sobre parte de las coloridas cristaleras que conforman las fachadas del museo, puede leerse la palabra ‘Sueña’ –homónima de la obra– en una lámina, de nuevo, de considerables dimensiones.

Siguiendo la estela de la exposición, más alejadas del centro museístico, varias vallas publicitarias se erigían en los días previos a la inaguración de la muestra en distintos rincones de la capital. Todas ellas, perfectamente visibles por su tamaño y su blancura, ceden desde entonces el protagonismo a frases y palabras que siguen con la sintonía de la creadora. «Vuela», «imagina la paz», «sí», «respira» y «recuerda» son los mensajes que podrán percibirse hasta el próximo mes de enero en el Arco de la Cárcel, la calle Ordoño II y el entorno de la glorieta de Guzmán El Bueno, entre otros.
Otra de las propuestas artísticas que traspasan los muros del Musac para establecerse temporalmente en la ciudad es ‘Pensamientos de cuarto de baño’ (Toilet thoughts). Creada en 1968, ha sido ubicada en aseos de varios establecimientos leoneses y, acorde a la tónica habitual del arte de Yoko Ono, requiere de la participación del público.
Arte al estilo Yoko ono
Y es que la participación es una constante en el trabajo de esta artista japonesa que creció entre Tokio, San Francisco y Nueva York, convirtiéndose en la primera mujer admitida en el programa de filosofía de la Universidad de Gakushuin antes de trasladarse a Estados Unidos en 1953, donde estudió en el Sarah Lawrence College. Ya a mediados de los cincuenta, se estableció en Manhattan y allí desarrolló su práctica artística basada en instrucciones que invitaban a la participación del público, transformándose así en una de las pioneras del arte participativo y en un referente de la escena artística y musical experimental de Nueva York.

Con obras que desafiaban la noción tradicional de la pieza artística, Ono sustituyó el objeto por la idea y la interacción, llevándose muchas de sus creaciones fuera de los museos, usando espacios públicos, eventos por correo postal y medios no convencionales para difundir su arte. Su pulsión creadora no palideció ante los éxitos musicales del que llegó a convertirse en su marido, John Lennon, con el que colaboró en iniciativas pacifistas internacionales como el ‘Bed.In for peace’ y la campaña ‘War is over!’. De su mano fundó el país conceptual Nutopia y su álbum conjunto ‘Double fantasy’, publicado poco antes del asesinato de Lennon, se alzó con Grammy.
Tras la pérdida de su esposo, Yoko Ono continuó su carrera en la música y el arte, consolidando su influencia con exposiciones en museos como el Whitney Museum, el MoMA y el Guggenheim. Con una obra que integra concepto, participación y activismo, la creadora se mantiene a sus 92 años como una figura clave en el arte conceptual y experimental contemporáneo. Proyectos como ‘Imagine peace tower’ en Reikiavik reflejan su compromiso con la paz y la expansión del arte más allá de los espacios tradicionales. Desde ahora, León se convierte en otra de las muchas acepciones que definen el arte al estilo Yoko Ono.