Si una cortinilla azulada, unas escaleras, una galería acristalada y un pasillo intrincado fueran las cuatro posibles entradas a algún lugar, ¿cuál escogerías? Y, si resulta que ese lugar es el cobijo temporal para la obra de Yoko Ono, ¿cambiaría esa elección? ¿Podría ser esa opción a la que te abrazas, desechando todas las demás, una forma simbólica de atisbar tu manera de presentarte al mundo? ¿Quizá, por eso, elegir una entrada u otra de las cuatro posibles se asemeja en algún sentido a la decisión que, sobre las páginas y en la pantalla, tuviera que tomar esa tal Sophie?
Lo bueno de estas cuatro alternativas, puertas simbólicas de la exposición que este viernes fue inaugurada en el Musac, es que no son tan definitivas. En realidad, todas ellas sirven tanto para entrar como para salir de una muestra en la que "hay que tomar decisiones"; en la que se debe "elegir y tomar distintos caminos". Así fue como la describió el director del estudio de la artista, Connor Monahan, y la estructura inicial, a modo de carta de presentación, no puede estar más en sintonía con sus palabras.
Todo un despliegue de instituciones y de medios de comunicación se plantaron en el centro museístico. El sobrio y colorido espacio se tradujo sin reparos en un parque de juegos y los asistentes en niños deseosos de jugar. Ya desde el principio, es imposible no jugar al acceder a la exposición ‘Yoko Ono. Insound and Instructure’. "Una gran exposición, una exposición única", aseguró el consejero Gonzalo Santonja sobre la propuesta más extensa de la creadora japonesa que nunca haya visto este país.
"Es una artista de importancia fundamental y lo fundamental para ella son las ideas y no los materiales: las ideas, los conceptos", continuó el consejero: "Es una persona que, como sus obras, ha transformado la conciencia social y ha convertido el arte en un arma de activismo social". Desde ahora, el Musac se convierte en testigo de ese activismo.

Lo hace con obras de todo tipo. Fotografía, audiovisual, sonido, performance… Todos son ingredientes para alumbrar el proyecto que Yoko Ono firma en León. Un proyecto que, con más de 80 piezas y 1.700 metros cuadrados de extensión, realiza una retrospectiva de la archiconocida creadora que arranca con obras de los años sesenta para terminar, como en un viaje más espacial que temporal -no sigue un orden cronológico claro-, en las de hace una década.
"Es una exposición de los trabajos más influyentes y más importantes de esta gran artista, que forma ya parte del gran canon contemporáneo y del canon del arte del siglo XX", expresó el director del centro, Álvaro Rodríguez Fominaya. Su arte trasciende los muros del Musac para extenderse a distintos rincones de la ciudad entre los que no están exentos los baños de algunos de sus bares.
Y, si algo tienen en común la mayoría de piezas que completan esta ambiciosa muestra -además de su creadora-, es su apelación directa a un público al que, casi constantemente, invita a participar. Sellar mapamundis con una tinta roja o azul que te exige: ‘Imagina la paz’. Gritar ante un micrófono, como si de una soprano se tratara, "contra el viento, contra el muro, contra el cielo". Adquirir algunas pelotas henchidas del "aire de Yoko Ono" como si fuera un souvenir. Dibujar sobre dibujos un dibujo sobre el que otro dibujará. Escribir en un cuaderno, bajo pequeñas jaulas de grillos, sin saber muy bien lo que escribir. Relatar sobre un papel, a punta de lápiz, un testimonio de dolor que después será transformado en una muestra de belleza.
Todo es parte del juego que la japonesa convida a jugar en una muestra que la gente verá, pero también vivirá. Una muestra que permanecerá en el centro hasta el 17 de mayo de 2026 y cuyos espectadores atravesarán el umbral de la expectación para, sin reparos ni represalias, aventurarse a participar, convirtiéndose así en parte ineludible del proceso de creación. Lo explicó el director del estudio de la artista, Connor Monahan, que, junto a Jon Hendricks -visiblemente emocionado- y Álvaro Rodríguez Fominaya se encarga del proceso de comisariado; uno que apenas necesita de paneles informativos, pues las obras de ‘Insound and Instructure’ las explica el libre albedrío de quienes en ellas quieren intervenir.
Los tres, grandes conocedores de las facetas artística y personal de la creadora, serán el punto de partida para la apertura oficial de la exposición con la conversación que mantendrán este sábado a las 19:00 horas, teniendo como preludios las performances 'Pieza cielo para Jesucristo' y 'Pieza corte', que tendrán lugar este viernes a la misma hora. Entre sus piezas, como entre las palabras de sus comisarios, habitantes y visitantes se darán cuenta de que, si de algo tiene hoy la culpa Yoko Ono, es de convertir a León en una especie singular de patio de recreo en el que divertirse y disfrutar, dotando así a la mente del espacio necesario para reflexionar.