Los leoneses opinan sobre la exposición de Yoko Ono: "Nos han enseñado a no tocar y aquí podemos hacerlo"

Una de las constantes en la trayectoria de la artista es la vertiente participativa de sus obras, que permitirán a los visitantes del Musac ser parte esencial del proceso creativo durante los próximos meses

16/11/2025
 Actualizado a 16/11/2025
https://youtu.be/e_cUIvB1AOI

La sorpresa se torna habitual en los rostros de los leoneses que ya se han dejado llevar por entre los recovecos de Yoko Ono en el Musac, ese espacio que se ha convertido en hogar temporal para las sugerentes creaciones de una de las figuras más conocidas del arte contemporáneo. «Es interesante, pero también muy sorprendente y más en la época en la que ella nació por cómo fue viviendo toda su vida y demostrando lo que ella sentía», cuenta Quini, espectadora de ‘Insound and Instructure’: «Cada uno interpretamos su obra como la sentimos, no como ella, quizás, la quiso hacer, pero la vemos de formas diferentes e interesantes». 

Son multitud las décadas de trayectoria que el museo recopila en su seno, alumbrando una retrospectiva con más de 80 piezas. Obras de todo tipo, de las más simples a las más complejas, deleitan a los visitantes, invitándoles a la introspección y encendiendo la mecha necesaria para la reflexión. Una que, muchas veces, está teñida del color del impacto. «Me llevan a reflexionar diferentes partes de la exposición», revela Josefina, otra de las visitantes: «Los carteles de ‘vida’, ‘agua’, ‘soledad’... Todo eso me parece también para llevarlo a casa y pensar».

Algunos visitantes del Musac participando en la obra ‘Cuadro para dibujar un círculo’ elaborada por Yoko Ono en el año 1964
Algunos visitantes del Musac participando en la obra ‘Cuadro para dibujar un círculo’ elaborada por Yoko Ono en el año 1964. | FERNANDO OTERO

A los gestos delatores de Josefina se suman las palabras pausadas de Quini, que confiesa sentir predilección por una de las piezas de la artista japonesa. «Lo que más me ha sorprendido ha sido esa instantánea de esas fotos y las historias de cada una de ellas», dice, señalando con su mirada la obra ‘Asecendiendo: un llamamiento y resurgiendo’ (Arising: a call and rising) del año 2013, con la que la creadora invita a las mujeres leonesas de todas las edades a relatar sobre un papel alguna experiencia dolorosa, visibilizando –en el sentido más estricto del verbo– la frecuencia de la violencia machista. «Son impactantes, muy tristes, pero es así», apunta Quini pensativa.

Las emociones se entremezclan en una muestra cuyos espectadores desentrañan, como queriendo atisbar en su profundidad el alma de quien la firma. Tras esos cuadros y esas instalaciones, tras esas pantallas y esas puertas, más allá de las posibles entradas a la exposición, se erigen gráficas las preocupaciones de una artista que, lejos de alejarse del ruido mundanal, cede su altavoz a quienes a ella ceden su tiempo.

‘Partes de una casa de luz’ es una pieza traslúcida y laberíntica
‘Partes de una casa de luz’ es una pieza traslúcida y laberíntica. | FERNANDO OTERO

«Nos han enseñado a no tocar y aquí lo bueno es que podemos tocar e interactuar con la obra de arte», analiza José Aurelio: «Eso es muy interesante y espero que vengan muchos colegios para que los alumnos puedan interactuar con las obras de Yoko Ono y aprendan que las obras de arte no son estáticas, sino que son dinámicas también». Sin ser estudiosos del campo artístico, José Aurelio, Quini y Josefina disfrutan del contenido de una muestra gracias a una de las visitas guiadas programadas por el Museo de Arte Contemporánea de Castilla y León. Visitas como las que leoneses y leonesas pueden disfrutar de forma gratuita los martes, miércoles y jueves a las 19:00 horas, bajo previa inscripción a través de la página web del museo, donde también se encuentran disponibles visitas en lenguaje de signos y en familia y visitas especiales para días festivos.

Fuera del recorrido programado, otro de los visitantes del museo se acoge al libre albedrío para acercarse a las piezas de Yoko Ono. Piezas, algunas de ellas, que ya había podido apreciar en una exposición de la artista en Nueva York. «Soy un seguidor del arte en general y coincidió que estaba allí», resuelve escueto: «Como todos los artistas, todo tiene algo de especial: ella siempre buscó que se participara y, al ser una mujer ecléctica en su momento, planteó esa idea dentro del arte».

Leoneses y leonesas podrán disfrutar de visitas guiadas los martes, miércoles y jueves inscribiéndose en la página web oficial del Musac
Leoneses y leonesas podrán disfrutar de visitas guiadas los martes, miércoles y jueves inscribiéndose en la página web oficial del Musac. | FERNANDO OTERO

Y es que no hace falta ser un experto para opinar con criterio sobre las creaciones de esta colección. Tampoco ser un artista para formar parte del proceso de creación en un espacio destinado al arte participativo de Yoko Ono. Un espacio donde los paseantes pueden y deben tocar, dibujar, escribir, arreglar, conversar, escuchar. Un enclave donde los transeúntes pueden incluso gritar.

«Abre camino, abre posibilidades de expresar lo que uno siente y quiere», considera Josefina, que acaba de convertirse en uno de esos cómplices esenciales a los que alude constantemente la creadora a través de su arte. Tras aferrarse solemne al micrófono y exigir «¡basta ya!», Josefina, quizá poco acostumbrada a tener delante un altavoz, cambia el aparato de Ono por el de La Nueva Crónica para, ante la cámara, suspirar: «El grito».

Sus ojos dicen más que sus palabras. Su gesto dice más que su voz, igual que los espectadores revelan más sobre la obra de Ono que cualquier explicación. «Pensé que era otro tipo de de exposición, con otros componentes y otras cosas», zanja la leonesa: «Pero es Yoko, ¿no? Entonces, bienvenida sea». Y, desde luego, durante los próximos seis meses, bienvenida es en el Musac.

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