Duendes, brujas, gnomos, etc

Por José Javier Carrasco

31/01/2024
 Actualizado a 31/01/2024
Imagen de la película de animación ‘Hoffmaniada’ (2018) de Stanislav Sokolov, basada en tres cuentos de E. T. A. Hoffmann, incluido ‘El hombre de arena’.
Imagen de la película de animación ‘Hoffmaniada’ (2018) de Stanislav Sokolov, basada en tres cuentos de E. T. A. Hoffmann, incluido ‘El hombre de arena’.

En 1919 Freud publica ‘Lo siniestro’. Ahí define lo ominoso como lo opuesto a lo familiar, o aquello familiar que se vuelve ajeno al espacio familiar, a lo bien conocido. Freud en su ensayo hace referencia al relato de Hoffmann ‘El hombre de arena’, una muestra literaria de la irrupción de lo siniestro en nuestra vida de todos los días: «El hombre de arena me había puesto en el sendero de lo maravilloso, de lo extraordinario que de por sí encuentra su hogar en el alma infantil. Nada me causaba mayor placer que escuchar o leer por mi cuenta historias espeluznantes de duendes, brujas, gnomos, etc. Pero por encima de todo estaba siempre el hombre de arena, al que yo dibujaba con tiza o carbón en mesas, roperos y paredes, como una figura extraña y repugnante». La ambivalencia de lo que nos atrae irresistiblemente y acaba siéndonos repulsivo, la doble cara de lo fantástico: «Así cuando vi a Coppelius mi alma se estremeció y comprendí que solo él podía ser el hombre de arena; pero el hombre de arena ya no era aquel fantasma terrible del cuento de la nodriza, que lleva los ojos de niño a su nido de lechuzas en la luna ... No, era un monstruo más terrible que dejaba dolor, penuria y destrucción sin fin por donde pasaba».


Si lo siniestro seduce y repele y es profusamente explotado por la literatura y el cine, lo macabro, una modalidad de lo mismo, encontró en la prensa sensacionalista de finales del siglo XIX con las noticias de sucesos un rico campo de cultivo. Aún hoy, información y sensacionalismo se solapan para captar la atención del lector. Un ejemplo de lo borroso de sus fronteras fue el seguimiento de la desaparición en León, en abril de 2015, de la estadounidense Denise Pikka Thiem, que realizaba sola el Camino de Santiago. Su cuerpo apareció desnudo y sin manos en las proximidades de la casa de su asesino Miguel Ángel Muñoz, cuatro meses después. El juicio contó con la presencia de sesenta periodistas acreditados en representación de veinticinco medios. Unos indicadores del camino, cambiados por Muñoz, confundieron a la peregrina y la condujeron hasta él. Ambos tenían la misma edad. Lo extraordinario de algunas coincidencias como elemento destacado de lo fantástico-siniestro en literatura y prensa. Detalles que aproximan lo fortuito a lo especial, y prueban nuestra propensión a ver en simples casualidades o una improvisación, adoptada sobre la marcha, un destino determinado de antemano: como el de Denise al modificar, en el último momento, su proyecto inicial de dirigirse directamente a la localidad de El Ganso sin acercarse antes a conocer Castrillo de los Polvazares.


A veces lo truculento se muestra bajo un aspecto amable que busca hacerlo familiar, entrañable. Javier Tomé, Ana Villanueva y Pepe Muñoz son los autores de ‘León insólito’ una colección de anécdotas, crímenes, humor y romances editado por Diario de León el año 2013: «La Plaza Mayor se ve rodeada de rincones que son todo un homenaje al pasado. Es el caso de la calle Matasiete, donde pervive la raíz del León épico de casa y espada. Ese callejón tortuoso muestra un carácter festivo y algo canalla al menos desde el siglo XVIII, cuando se asentaba aquí una taberna llamada la Rejilla que puede considerarse la tatarabuela del actual Barrio Húmedo. El luctuoso hecho que da nombre a la calle tuvo lugar muchísimos años antes y en otro antro de mala muerte ubicado pocos metros más allá. Era la taberna del tío Joroba, donde se inició una reyerta entre los partidarios del rey Alfonso XI y los del Infante don Juan Manuel. Unos y otros sacaron a relucir los aceros y, cuando los aguaciles lograron poner fin a tamaña bronca, hasta siete cuerpos yacían sobre las frías losas». El continuo proceso de adaptación de los medios de comunicación a los cambiantes intereses del lector exige elaborar productos híbridos de rápido consumo. En ocasiones lo luctuoso se ofrece aguado, lo light es norma.

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