La Plataforma Cultural Gitana 8 de abril de León sigue organizando actos para conmemorar los 600 años de la llegada del pueblo gitano a la península. A partir de las 12 de la mañana de hoy miércoles, en la Facultad de Educación, proponen un encuentro precisamente educativo con una mujer muy especial para el colectivo, Araceli Cañadas Ortega (Madrid, 1969), gitana, licenciada en Filología, primera profesora de etnia gitana en la Universidad española y en la actualidad imparte en la misma universidad en la que se licenció, la de Alcalá, la única asignatura existente sobre historia y cultura del pueblo gitano. Llega a León de la mano de su amiga María Hernández, otra activa pionera, como ella, que fue la primera concejala gitana del Ayuntamiento de León. La entrada al encuentro será libre.
– ¿Cómo enfocará la charla de hoy en la Facultad de Educación?
– En la misma línea de lo que venimos haciendo en diferentes foros con motivo de los 600 años de nuestra llegada a España. Dando a conocer nuestra historia y nuestra cultura, muy desconocida más allá de los tópicos; y proponiendo una reflexión sobre las aportaciones de nuestra cultura y nuestra identidad, lo mismo que vengo haciendo en la asignatura que imparto en la Universidad.
– ¿Cómo se hizo posible la creación de la única asignatura dedicada a la cultura gitana en la Universidad?
– La realidad es que fue un empeño personal mío. Tenía la ventaja de haber sido alumna de esta Universidad de Alcalá de Henares cuando estudié la carrera (Filología), conocía a los profesores y les propuse que sería muy interesante la creación de esta materia... Presenté la idea con un compañero, Nicolás Jiménez, y es una realidad desde el año 2011, que empezamos.
– ¿Ha dado sus frutos en estos 14 años? ¿Habéis notado un cambio?
– Sinceramente, no, no mucho. Es complicado pues la impresión sobre nuestro pueblo, el conocimiento que se tiene de nuestro pueblo es fundamentalmente folclórico. No hay una reflexión sobre nuestra cultura pues existe el problema de que hay muy pocos contenidos sobre la materia, ni en Secundaria, ni en Bachillerato, ni en la Universidad, que sería el camino para saltar de los tópicos al conocimiento. El único bagaje llega de la tradición oral, más bien de habladurías, salvo contadas excepciones por motivos familiares o de una colaboración muy estrecha.

– ¿Y este conocimiento por tópicos o tradición oral distorsiona mucho la realidad del pueblo gitano, la mayoría de las veces con tintes negativos?
– Efectivamente. Ocurre algo muy curioso, solo nos ubican entre dos únicas realidades: los delincuentes, vincular a los gitanos con la delincuencia; y los artistas, un tipo de artistas de vida bohemia; nada más, no hay más posibilidades, algo que no se sostiene más allá de una concepción estereotipada del pueblo gitano.
– ¿Y no ha cambiado en los últimos años que se han presentado como de avances sociales en otros campos?
– Sigue igual, muy parecido.
– En el diccionario de la Real Academia gitano era sinónimo de trapacero; ¿aún sigue la definición?
- No, por suerte ya no, pero no hace tanto que se ha cambiado, hace unos años, después de una intensa campaña de la Fundación Secretariado Gitano;pero desde estos mismos ámbitos académicos se sigue sin poner en valor las aportaciones léxicas de la cultura gitana a todos los idiomas y lenguas del Estado, tanto al español como al catalán, el leonés, el gallego, el euskera o cualquier otra variante. Todas ellas han estado en contacto con la cultura gitana y han recibido influencias léxicas evidentes, que se ignoran.
– ¿Qué siente cuando en una noticia si se trata de un hecho delictivo se especifica que el delincuente es de raza gitana?
–Es muy injusto. Racismo sin más. Solo se especifica cuando es gitano, musulmán, negro, inmigrante... es decir cuando se destaca la pertenencia étnica o identitaria de aquellas personas que refuerzan una idea preconcebida en relación a la criminalidad; cosa que jamás se hace con otros grupos, no se especificará que un asaltante es blanco o vallisoletano, por ejemplo.
– ¿En el plato contrario de la balanza estaría la invisibilidad del pueblo gitano cuando las noticias también son positivas?
– Eso es evidente. Hay muchísimos gitanos metidos en el armario, por así decirlo, que son absolutamente invisibles, con lo cual se nos hace muy difícil romper los prejuicios existentes.
–¿Son los gitanos el colectivo peor visto socialmente?
–Te voy a dar un dato de este racismo estructural instalado en nuestra sociedad. Hay estudios sobre este tema, a nivel europeo, y el gitano es el racismo más normalizado. Le preguntan a la gente en qué orden no querrían tener de vecino: a un enfermo mental, un expresidiario, una persona con muchos hijos, una persona con mascotas, una persona ruidosa... o un gitano. Y la elección última, es decir, aquel que no quieres de vecino, es el gitano, antes que cualquier otro vecino especial.
– ¿Son el contraejemplo social?
– Así nos presentan, como el ejemplo de lo que no hay que ser. Lo refleja incluso el refranero:«Vas como un gitano», en el sentido de que vas mal vestido, mal aseado, desastrado... es el papel que se nos ha dado en el reparto de la sociedad prestigiosa: justo el del contrajemplo, lo que no hay que ser. Eso no es una realidad fundamentada pero si no la explicamos, si no la cuestionamos, pues seguirá ahí.