Desde que el papa Bonifacio VIII convocara en el año 1300 el primer jubileo, se han celebrado de manera ordinaria periódicamente –los ha habido también extraordinarios; el último, en 2015–, y desde 1475, cada veinticinco años. Y en este de 2025 tiene lugar, por primera vez en la historia, un ‘Jubileo de las Cofradías’, que se ha llevado a cabo del 16 al 18 de mayo en Roma. Y en el que ha participado el Nazareno de León, que ha sido trasladado primero por tierra hasta Barcelona, luego por mar hasta Civitavecchia, y de nuevo por carretera hasta Roma.
El pasado 31 de octubre se dio a conocer que el paso titular de la Cofradía de Jesús procesionaría por las calles de la Ciudad Eterna –el 5 de abril se había ya anunciado que el Cachorro de Sevilla y la Esperanza de Málaga participarían en la ‘Gran Procesión’–; y, desde entonces –desde antes–, la penitencial se ha volcado en los preparativos.
La programación diseñada por la cofradía en Roma se iniciaba a las nueve y media de la mañana del viernes, 16 de mayo, con un besapié al Nazareno en la basílica de Sant’Andrea della Valle –que se prolongaría hasta las ocho de la tarde–, templo en el que a las doce del mediodía tuvo lugar la celebración de la eucaristía –presidida por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, cmf–, precedida, a su vez, media hora antes, por un concierto de la agrupación musical de la cofradía. Y ya, poco después de las cinco de la tarde, más de un millar de hermanos y allegados cruzaban la puerta santa de la basílica de San Pedro del Vaticano, para ganar el jubileo.
Pero el momento álgido era, sin duda, la procesión programada para el sábado, 17 de mayo. La Cruz Patriarcal (Mafra, Portugal), Santa Ana de los Palafreneros (Vaticano), el Nazareno (León, España), los crucifijos de las ‘casacce’ (Génova, Italia), ‘Le Dévot Chist’ de La Sanch (Perpiñán, Francia), Maria Addolorata (Enna, Italia), el Cachorro (Sevilla, España) y la Esperanza (Málaga, España) recorrieron el entorno del Coliseo y el Circo Máximo desde antes de las dos de la tarde hasta pasadas las once de la noche, en una jornada inolvidable, en la que no faltó la lluvia.
La misa de inicio del pontificado del papa León XIV, que tuvo lugar a las diez de la mañana del domingo 18 en la plaza de San Pedro del Vaticano, puso, a su vez, el punto final a un Jubileo de las Cofradías para la historia.