El refranero es inagotable e inabarcable pero, como casi todo, hay algunos que han hecho furor y son de uso común en la conversación, forman parte de la vida y, usando términos de barómetro de encuestas, el «índice de conocimiento» se acerca al 100%. Tal vez los ejemplos más claros puedan ser «a quien madruga... Dios le ayuda» con su cruz incorporada, «no por mucho madrugar... amanece más temprano», para que elijas; y el siguiente tiene que ver con fechas recientes en nuestro calendario: «Por San Blas, la cigüeña verás» con un añadido o estrambote al que el cambio climático o, vete a saber qué, ha jugado una mala pasada: «Y si no la vieres... año de nieves». Que en ese juego de refranes encadenados tiene su segunda parte en «año de nieves, año de bienes».
Pero no solo de la cigüeña, que es la más vistosa y visible, avisa febrero: «El día de la Candelaria, la cigüeñal en las campanas; y si no hace frío, la golondrina buscará su nido».
Cosas de refranes, que vienen a cuento esta semana pues ha sido la de San Blas ¿Qué día? Pues vamos al refranero: «Candelaria a dos y San Blas a tres, adivina que mes es». Ya está respondido con este mes, que no le falta cita para este 2024 que viene con 29 días: «Año bisiesto, donde tiene días nones y en febrero el meadero, cuando en casa, cuando en el ero». Y hasta tiene ‘salida’ para no faltar cuando dice que «el 30 de febrero... San Ciruelo».
Se ha recuperado el censo de cigüeñas, que incluso no se iban en invierno, pero en los últimos años en León ha caído el número de las que se quedan, solo cuatro en el año 2021
Hay refranes de febrero para llenar estas páginas, pero el más conocido nos remite a las cigüeñas, uno de los animales con mejor prensa, tal vez por aquello de estar vinculado a la leyenda de la llegada de los niños a las casas, desde París.
Y no le podían faltar a Fernando Rubio imágenes de las cigüeñas en aquellos años 70 en los que todavía se iban, migraban, en invierno para regresar por San Blas y convertirse en noticia, los pueblos les arreglaban sus nidos, se los reponían si eran bienvenidas pues, en aquellos años, comenzaba a fraguarse el temor de convertirse en una especie en peligro de extinción. «Entonces, cuando hice estas fotos, se celebraba su regreso. Normalmente estas majestuosas aves migratorias vuelven a España para criar desde África en febrero o marzo, anunciando que se aproximan el buen tiempo, el sol y el calor, que buena falta nos hacía en esta capital del frío».
La leyenda urbana —tal vez los científicos tuvieran otra explicación— decía que su mayor peligro que era que fueran abatidas, no en todas partes su imagen era tan reverenciada y protegida y acababan en los pucheros de algunos países a los que iban. Como la creencia popular mantiene que «no migraban pues encontraban comida en los basureros que iban proliferando en la provincia y también en los regadíos, que sacaban a flote muchos pequeños animales, tipo topillos y culebras, de los que daban buena cuenta con sus largos picos».
El peso de los nidos en las iglesias ha provocado varios conflictos, los más recordados en Cimanes del Tejar, Villamejil y Villamuñío, donde se acusó al cura de disparar contra ellas
La realidad es que la especie se recuperó y de estar al borde de la protección han pasado casi a la superpoblación... pero los últimos censos —ofrecidos por Seo BirdLife— muestran una curiosa situación en la provincia de León: «Sigue habiendo muchas cigüeñas pero, por ejemplo en 2021, solo cuatro invernaron en la provincia de León de los más de 37.000 ejemplares censados en España. Y ofrece este grupo de estudios algunas explicaciones: «El frío es una causa, pero no es mayor que aquellos años que no migraban; pero, sobre todo, influye frío. La persecución de los nidos, la persecución a los nidos instalados en las iglesias, el crecimiento de la agricultura extensiva, el uso de pesticidas, y la falta de alimento en muchos pueblos al haber desaparecido la actividad agrícola».
Señalaba el experto de Seo, Blas Molina, como uno de los motivos el apeo de nidos de las espadañas de las iglesias, argumentando que el peso que pueden llegar a adquirir (más de 200 kilos) hace peligrar la estabilidad de la torre. Este hecho ha provocado algunas recordadas polémicas entre ‘curas y ecologistas’, por simplificar. Tuvo gran repercusión, por aquello de ser en la capital, el que durante varios años mantuvo el párroco de Santa Marina. Pero fueron noticia y se vivieron momentos de ‘gran tensión’, por ejemplo, en 1991 en Cimanes del Tejar; pero dos años antes la Junta de Castilla y León había multado al cura de Villamejil «por destruir los nidos de la iglesia». Aunque el caso más polémico fue el del controvertido ‘cura de la Falange’, amigo de Tejero, Jesús Calvo, cura de Villamuñío, que fue acusado de abatir las cigüeñas a tiros.
Hasta la Catedral de León se vio inmersa en esta situación y colocó en sus pináculos unas protecciones plásticas para que no se posaran y el pueblo socarrón hablaba de «condones en la Catedral».
Todo... por San Blas.