‘¿Commo se nos ovyera Zurdo olvidar?’

Luis García Zurdo, el inolvidable artista y uno de los personajes más queridos de esta provincia, tendrá una calle con su nombre desde este martes cuando se inaugure en la zona de la Universidad, muy cerca de sus amigos Cordero del Campillo y Joaquín González Vecín

Fulgencio Fernández
06/02/2023
 Actualizado a 06/02/2023
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Este martes la ciudad de León incorpora un nuevo nombre a su callejero: ‘Calle Luis García Zurdo’, en recuerdo de uno de esos artistas irrepetibles, a los que llaman hombres del Renacimiento: ‘Pintor, escultor, maestro vitralista, humanista, lector...' pero sobre todo —ya que decidió afincarse y vivir en un pequeño pueblo de la provincia (San Feliz de Torío)— lo que en las viejas ordenanzas de nuestros pueblos llamaban "un hombre bueno", para los que se dirigía la mirada cuando en la reunión vecinal hacía falta conocer la opinión de los "hombres sabios".

En su casona de San Feliz, la de las enredaderas y el portón, nada podía leerse en la entrada, pero todos sabían que allí vivía un ser humano extraordinario, que "siempretenía la puerta abierta, un vaso de vino, conversación tranquila, la pipa de la paz y mucha cercanía".

El martes se inaugura en la zona universitaria una calle con el nombre del pintor, escultor y vitralista leonés, cerca de las dedicadas a sus amigos Cordero del Campillo y González VecínDice su hija Graciela, convertida en la voz de la familia tal vez por ser la más habladora y la heredera de la pasión artística, que "en casa nos preguntamos que habría pensado él". Seguramente tengo la respuesta pues, imagino, que pensaría lo mismo que cuando en 1995 fue elegido Leonés del Año y, tomando un café en el cercano bar Robles de su familia, confesaba con esa sinceridad que no sabía impostar: "Soy un manojo de nervios; lo agradezco mucho pero yo no soy de homenajes, de discursos, ¿qué les digo? Lo mío es trabajar en la soledad de casa, charlar con los amigos". Y en el acto realmente lo pasó mal, nervioso. Pero lo agradeció, ¡cómo no!

Me temo que igual.

Cuando le digo a Fernando Rubio si abordamos este lunes "la calle y la imagen de Zurdo" se muestra encantado aunque... "me produce una sensación extraña ver a aquellos mis amigos de los setenta convertidos en nombres de calles, plazas, monumentos... pero ya ausentes. En el caso de Zurdo, era en mi corazón,mejor dicho es,una persona, que no personaje, imposible de olvidar, no sólo como artista sino por su gran calidad humana. De trato sencillo y amable y un poco ermitaño en su casa de San Feliz".

Al bucear en su archivo se encuentra con una sorpresa, "no me había olvidado de Zurdo, pero sí del monumento que protagonizaba los reportajes que guardo del maestro. Entre los negativos del año 1975, surgieron las primeras imágenes del inicio de la obra, hechas para ilustrar una entrevista realizada por Manuel Antonio Nicolás (Manolo Nicolás), que tenía absolutamente borradas de mi memoria. Unos días después aparecen otras fotografías, de diciembre de 1976, con la obra ya más adelantada, en este caso de un reportaje realizado con José Luis Aguado Muñoz".

Tal vez uno de los motivos del olvido sea el hecho de que ya hace bastantes años que no existe, que la piqueta también fue implacable con él. Tal vez sea el pasaje la metáfora de la ciudad, un gran creador realiza un grupo escultórico cuyo título dice mucho de su idea: ‘Monumento a León y sus gentes’; unos años más tarde, pocos, llega un alcalde que quiere pasar a la historia por hacer parques y jardines, para lo que no duda en firmar la sentencia de la obra, ni siquiera se planteó la ‘convivencia entre las dos ideas’.

"¿Commo se nos ovyera todo esto olvidar? Lo que ellos ovieron a nos es d’eredar. Veniendonos en miente non podremos errar", se leía en el monumento, del poema de Fernán GonzálezEntre los detalles de aquel ‘Monumento a León y sus gentes’ había un texto que el buen lector que era Zurdo, un hombre de formación clásica, había tomado del Poema de Fernán González, allí donde dice: "¿Commo se nos ovyera todo esto olvidar? Lo que ellos ovieron a nos es d’eredar. Veniendonos en miente non podremos errar". Un canto al agradecimiento, al conservar lo que nos han legado que no disfrutó su obra.

Por suerte, y desagravio, aquel "¿commo se nos ovyera todo esto olvidar?" (¿cómo podríamos olvidarnos de todo esto?) se ha tornado en "¿cómo podríamos olvidarnos de Zurdo?" y su nombre vivirá en una calle, en un lugar que le agradaría como metáfora del saber, la zona universitaria, y con dos vecinos con los que podría hablar horas y horas, los profesores Miguel Cordero del Campillo y Joaquín González Vecín. Un impagable filandón imposible.

Hablar de sus méritos artísticos y humanos, por suerte, ya no hace falta, nadie se atrevería a ponerlos en duda. Difícil encontrar a un tipo más querido. Cuando hace unos días recibió Tío Alberto un sencillo galardón que también Zurdo tenía (la marioneta de La Gremial Paisano) al pronunciarse el nombre de García Zurdo, Alberto Muñiz miró al cielo, lanzóun beso y musitó: "Dios, Luis es Dios".

Poco más que añadir de este paisano que mimó y sufrió con las vidrieras de la Catedral de León, en el que lo humano y lo artístico eran hermanos, por eso contaba con frecuencia que su formación en Alemania como vitralista tuvo un complemento en poder ver aún en aquel país las cicatrices sin cerrar de su pasada Guerra mundial y sus horrores. "Eso te hace poner al hombre en primer plano".

En primer plano estará este martes el hombre, concretamente Luis García Zurdo, artista humano.
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