El camino por carretera hasta Castrocalbón sigue recordando el calvario que vivió la provincia de León el pasado mes de agosto y las lágrimas de los familiares de Jaime Aparicio, voluntario fallecido mientras colaboraba en la extinción de un incendio, estremecían el corazón de cualquiera al ver cómo cuatro meses después el dolor y la rabia no han reducido. La labor de Jaime, igual que la de Abel Ramos e Ignacio Rumbao, fue un peaje directo a la gloria de quienes arriesgan su vida por salvaguardar la de los demás.
Por ellos, y sobre todo por la UME (Unidad Militar de Emergencias), quiso la Diputación de León hacer un homenaje en el que fue el epicentro de uno de los fuegos más complicados del pasado verano en León. El incendio, que se desató el 10 de agosto en Molezuelas de la Carballeda (Zamora), arrasó casi 40.000 hectáreas y tuvo en vilo a la comarca de La Valdería durante más de una semana.
El acto, que fue principalmente en homenaje a la UME, tuvo como plato fuerte la presencia de la berciana Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa. Fue ella la primera de las autoridades que tuvo a bien dedicar unos minutos a los familiares de Jaime, que con un admirable saber estar y con el fin de honrar la memoria de su ser querido se presentaron en el pabellón deportivo de la localidad para agradecer al puñado de efectivos de la unidad militar presentes. Tras ella, el presidente de la Diputación, Gerardo Álvarez Courel, y el delegado de Gobierno en León, Nicanor Sen, entre otros, se prestaron a mostrarles su cariño e intercambiar unas palabras al término del homenaje.
Entrega de dos distinciones a la UME
El sentido de todo lo realizado en Castrocalbón llegó, no obstante, cuando Valcarce hizo entrega de dos detalles -una placa y una pequeña figura- teniente coronel del Quinto Batallón de la UME, Pablo Samaniego, como reconocimiento no solo a los esfuerzos de la unidad en verano, sino a los 20 años de trayectoria que cumplían justamente hoy. “Este reconocimiento constituye una muestra de agradecimiento a todos los que han intervenido, pero, sobre todo, tenemos que recordar lo que ha pasado este verano y también tiene que poner de relieve el valor que la ciudadanía concede a la actuación de las Fuerzas Armadas”, dijo.
Valcarce puso siempre el foco en la importancia de la UME en cualquier intervención en la que se les necesite, siendo “fundamental” por su “preparación técnica, capacidad de despliegue rápida y autonomía logística”. “Vosotros -decía en referencia a los vecinos de las localidades incendiadas- los habéis visto en los incendios, pero no hay que olvidar que participaron en las inundaciones con la Dana, en una emergencia tan terrible como el volcán de La Palma y su trabajo durante la COVID-19”
Natural de la localidad berciana de Fabero, la secretaria de Estado agradeció también a “todos los alcaldes de los municipios leoneses que se han visto afectados por los incendios” por haber trabajado “juntos, codo con codo” y haber sido capaces de “afrontar una emergencia terrible y de gran complejidad”.
Dificultad por la coincidencia de incendios
A ella y su sentimiento se unió el del General Segundo Jefe de la UME, Martín Pascual, en cuya intervención comenzó expresando su “profunda gratitud” por el acto que se estaba desarrollando, puesto que es en esas ocasiones “cuando creemos que hemos cumplido la misión”. Como buen conocedor del panorama y del funcionamiento de la unidad, no dejó pasar por alto la complejidad a la que se vieron sometidos por la coincidencia temporal de incendios. “Fue muy duro, todos eran de una violencia tremenda y se dio el caso de coincidir hasta 10 de estas dimensiones en cuatro comunidades diferentes y tuvimos que distribuir personal”, explicó.
Por su parte, el alcalde de la localidad, Luis Antonio Cenador, expresó de manera simple y efectiva las “gracias” de parte de Castrocalbón: “Gracias por estar cuando se os necesita, por la vocación de servicio y por demostrar que el compromiso con la ciudadanía protege nuestro futuro”.
En relación a las palabras de Gerardo Álvarez Courel, el leonesista reconoció tener “el corazón encogido” y un “profundo sentimiento de gratitud y orgullo colectivo”. “León sigue mostrando las heridas abiertas de la que ha sido la peor catástrofe ambiental de la provincia. Detrás de cada cifra hay vidas malderadas, recuerdos perdidos, montes calcinados y una sensación de fragilidad que aún hoy nos afecta. Pero si el fuego dejó destrucción y dolor también sacó a la luz lo mejor de nuestra sociedad, la solidaridad, el compromiso y el servicio público en su expresión más noble”, apuntó.