“Soy consciente del fallecimiento de mi padre y de que yo soy el culpable". Con esta confesión, terminó este miércoles el juicio contra Miguel Ángel B.P. por el presunto asesinato de su padre en diciembre de 2023 en la localidad leonesa de La Sota de Valderrueda. El acusado, que se mostró sereno durante el interrogatorio, confesó así la brutal paliza que le propinó a su padre, Julián, aquella noche del 29 de diciembre de hace dos años, pero echó la culpa de su actitud violenta "a una ingesta de alcohol brutal que se me fue de las manos completamente".
El acusado repitió una y otra vez que tiene "lagunas" de la noche de los hechos, que se produjo tras una tarde en la que estuvo bebiendo alcohol "sin comer nada" con su hermano por bares de varias localidades cercanas a La Sota de Valderrueda. "Yo creo que me están atacando y agredo a todo lo que se acerca a mí sin diferenciar a quién golpeo, tanto a mi padre, como a mi hermano como a los guardias civiles que llegaron después", señaló Miguel Ángel. "Si usted se hubiera acercado a mí, también le habría golpeado", añadió.
"Cuando despierto al día siguiente en el calabozo es cuando me empiezo a enterar, por la jueza de instrucción de Cistierna, de todo lo ocurrido, de por qué estoy allí y dónde está mi padre", explicó el acusado. "Tengo pinceladas de lo que pasó, como un accidente de tráfico de camino a casa, recuerdo estar con mi hermano y sé que tengo una pelea", añade Miguel Ángel, en una intervención en la que explicó, dentro de su relato, que no le sienta bien el alcohol: "Llevaba seis o siete años sin beber, porque considero que no me sienta bien beber y ya tuve problemas antes por esto".
"Tenía todo planeado"
El presunto asesino, que llegó aquella mañana "desde Madrid o Zaragoza", ya no recuerdo, conduciendo su furgoneta, "tenía todo planeado". Según la acusación particular, esto estaría probado porque no avisó de su llegada a su familia, lo cual niega Miguel Ángel, y "esperó a quedarse a solas con su padre para agredirle", pues dejó al hermano en un bar y se encerró en la cocina del domicilio familiar cuando su hermana y su madre se habían ido a una fiesta en Almanza.
Sin embargo, el acusado replicó en su interrogatorio que "no tenía ningún problema ni deuda pendiente" con su padre. "Si hubiera tenido intención de matarlo habría cogido un cuchillo y lo habría matado", añadió.
La Fiscalía también pide la prisión permanente
La Fiscalía se suma finalmente a la petición de prisión permanente revisable para Miguel Ángel B.P. por acabar con la vida de su padre, un jubilado de la mina "vulnerable" con múltiples patologías. Si bien es cierto que el Ministerio Fiscal inicialmente solicitaba una pena de 19 años de prisión por un delito de asesinato y otro leve de lesiones, tras el juicio se adhirió a la petición de la acusación particular.
A juicio del fiscal, "hay pruebas contundentes de un asesinato con alevosía" y el Código Penal recoge la prisión permanente revisable para los casos de asesinato contra personas “especialmente vulnerables”, como era el caso de Julián. Todo ello confirmado una vez que los testigos y peritos indicaran que el fallecido "necesitaba oxígeno 16 horas al día por máquina en domicilio y necesitaba ayuda para caminar e incluso para incorporarse".
“No tenía noción de con quién estaba discutiendo"
Por su parte, la defensa insistió en que los hechos son constitutivos de un delito de "homicidio" y reclamó que se tenga en cuenta como atenuante la ingesta de alcohol previa y se desestime el agravante de parentesco, ya que “no tenía noción con quién estaba discutiendo y que el enfrentamiento fuera con su padre”. A juicio del abogado de de la defensa, no hay asesinato y tampoco se puede hablar de que Julián era una persona "frágil", porque "iba de compras a Cistierna de forma autónoma"
El jurado popular se reunirá este jueves para deliberar sobre el objeto del veredicto. Decidirán sobre si el delito es un homicidio o un asesinato. Será el magistrado de la Audiencia quien, más tarde, determine si la pena de prisión será de 10, 19 años o permanente revisable.
