Antes de que este Jueves Santo lleguen los días centrales de la Semana Santa, León vivió una tarde cofrade para el recuerdo, con algo menos de frío que en la jornada anterior y ni rastro de lluvia, tras el aguanieve que cayó por la mañana. Mucha gente en las calles, a pesar del fútbol y no ser todavía festivo. Los leoneses cofrades y amantes de esta tradición no quisieron perderse ninguna de las tres procesiones de la tarde, cada una con un estilo totalmente diferente.
Comenzó el Miércoles Santo en Santa Marina, en la iglesia de Serranos, con la procesión Jesús Camino del Calvario, organizada por la Cofradía de La Agonía de Nuestro Señor. El dorado y el morado llamaban la atención de los presentes a la salida de una procesión sencilla que portaba un paso, el Jesús del via crucis, obra de José Ajenjo, el discípulo del maestro Víctor de los Ríos. Salió a la calle a los sones del Himno Nacional y Cerca de ti, a cargo de la sección musical de la cofradía con la que comparten sede parroquial, el Desenclavo.
A las ocho y media, la situación era completamente distinta en San Francisco. El Silencio volvió en las calles de León al paso de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio, en la única procesión sin bandas de la Semana Santa de León. Sus hermanos volvieron a demostrar un ejercicio de tradición y devoción con un cortejo sobrio, serio y marcado por ese silencio sepulcral que domina su recorrido, únicamente roto por los sonidos más tradicionales de la Semana Santa leonesa, las horquetas, la corneta, la esquila y el tambor.

Cerró el día en lo que a procesiones se refiere la Amargura, de Minerva y Vera Cruz, que hizo suya las calles en la procesión más multitudinaria del día, saliendo desde la plaza del Grano con siete pasos, liderados por el titular de la cofradía, el Lignum Crucis, y el paso titular de la procesión, la Amargura, acompañada por la banda de la cofradía. El Cristo Despojado,