El silencio ha vuelto un Miércoles Santo más en las calles de León al paso de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio. La única procesión sin bandas de la Semana Santa de León ha vuelto a demostrar un ejercicio de tradición y devoción con un cortejo procesional sobrio, serio y marcado por ese silencio sepulcral que domina su recorrido, únicamente roto por los sonidos más tradicionales de la Semana Santa leonesa, las horquetas de los braceros y la corneta, la esquila y el tambor de la ronda de la cofradía.
La procesión más intimista de León salió a las ocho y media desde el interior de la iglesia de San Francisco, mientras un par de hermanos tocaban el matracón del Museo de los Pueblos Leoneses de Mansilla, con los pasos de Jesús de Medinaceli y el Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio, tallas de extrema belleza colocadas en los pequeños pasos de esta cofradía masculina fundada en 1991.
Los hermanos de blanco y morado celebraron su segundo acto procesional de la Semana Santa tras el Dainos del Domingo de Ramos, marcado por el recogimiento y la solemnidad. Una veintena de crucíferos como nazarenos penitentes añadieron al cortejo fúnebre un peso extra no solo sobre sus propios hombros, sino sobre todo aquel que se acerca a esta procesión impactado por su estilo tradicional y sobrio, abierta a cualquier persona ajena a la cofradía, tanto hombres como mujeres, por primera vez este año.