14/12/2022
 Actualizado a 14/12/2022
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Hace unos días, escuchando el telediario que dan en los descansos de los partidos del Mundial, me llenó de pesar –o de entusiasmo– que el presidente había sido destituido y encarcelado, junto con una vicepresidente por la fiscalía y el Congreso. ¿Cuál sería? –me pregunté– porque aquí de ‘vicepresidentas’ tenemos para dar y tomar: Carmen, Nadia, Belarra, Teresa y Yolanda (la de Carrefour).

Pero pronto salí del espejismo marroquí y caí en la realidad de que la cosa no iba por aquí. Se trataba del filo-terrorista Sombrero Luminoso. Fue como «un sueño de una noche de verano» en otoño. Si saqué una conclusión fue que los fiscales de Perú son bastante ‘bravos’.

Estos levantamientos son bastante habituales en Hispanoamérica. No por casualidad Valle Inclán ubicó por un Méjico ficticio su ‘Tirano Banderas’. ¡Mira que son negados nuestros hermanos de América para elegir sus políticos! Maduro, Ortega, Fuji Mori, los Kirchner, Evo o reelegir a Da Silva. Por citar sólo algunos, porque hay más. Si bien no somos los españoles los más adecuados para dar lecciones a nadie en cuestión de elección presidentes, ni de respeto a las instituciones democráticas, Teniendo el gobierno que tenemos, tan autoritario como el del esperpento de Valle Inclán. Posiblemente sean la extrema pobreza y la abismal desigualdad económica y social de estas repúblicas, lo que los lleva a la desesperación y ofuscamiento. Y por el mismo camino vamos.

Si los españoles fuéramos cabales, deberíamos preocuparnos por el hecho de que políticos como Zapatero, González, los podemitas del gobierno y el presidente tengan referentes bolivarianos, con Maduro o Irán. No olvidemos que Avalos se entrevistó con Delcy –en busca y captura por Interpol– sin explicación sobre lo que hablaron, ni el contenido de las numerosas maletas (qué contenían, quién era el receptor o por qué tanto equipaje para sólo unas horas en Barajas). Sin ninguna explicación, que seguramente sería una mentira más. Desde entonces, envalentonado por la debilidad de la oposición, las fechorías y autoritarismo van en aumento e irán a más. La impunidad de Chaves y Griñán; la impunidad de los ‘indepes’ recalcitrantes; la impunidad de los prófugos; de los violadores; la rehabilitación de los terroristas y lo mejor de cada casa. Apoyos son también la compra de votos entre los emigrantes ilegales, refugiados; en los nichos de miseria y necesidad, con dinero público y nacionalizaciones express de los que van viniendo, que no llegarán más allá de las elecciones. Por no olvidar el control de los medios de comunicación, completamente sesgados. Pero, como decían Tip y Coll: «Mañana hablaremos del gobierno».
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