22/01/2023
 Actualizado a 22/01/2023
Guardar
Se cuenta que Pichote era un gánster de la época de Al Capone, a quien pretendió apiolar después de recibir un ‘soplo’, que, en realidad, era una trampa. Al final, quien acabó frío y tiroteado fue el propio Pichote, por su falta de astucia para desenvolverse en el insondable mundo del hampa. De ahí, y eso se ha contado, nació el dicho «eres más tonto que Pichote», para referirse a alguien ayuno de la mínima sagacidad y, naturalmente, atolondrado. Muy poco listo.

Pues eso mismo les ha pasado a las derechas autonómicas con el reciente asunto del aborto en Castilla y León. Lo de pisar charcos y embarrarse a cuatro meses de unas elecciones municipales no se le ocurre ni a quien asó la manteca. Y no porque haya una parte de la sociedad que esté en contra de los movimientos abortistas y a favor de la vida –que los hay–, sino porque como reza el conocimiento popular y para tener todo ordenado, conviene aplicar lo de «un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio». Y el ‘sitio’ elegido, el momento, ha sido de lo más desafortunado en política.

Anda el PSOE de Sánchez manga por hombro, desacreditado y en fuera de juego, después de que ‘Mi Persona’ volviera a agachar la cerviz ante separatistas y gente de similar calaña. Y frente a Podemos, que lo tiene cogido por los dídimos y además le aprieta cual tenazas de herrero, ya es el acabose. No se atreve a modificar la ley del ‘sisí’, que es un clamor general por las derivaciones indeseadas que está teniendo, ni, tampoco, a imponer el cese de la dama esa con categoría de secretaria de Estado –la famosa Pam–, que se descojonaba de risa hablando de violadores. Ni nada de nada. A silbar y a mirar para otro lado. Vengan días y caigan ollas. Un desastre.

Pues con todo ese panorama y con el viento a favor, a las derechas no se les ocurre otra cosa que darle pólvora y pistones al inquilino de La Moncloa para que active el percutor. Y lo ha hecho -vaya si lo ha hecho- con la ayuda ‘impagable’ de la mediática agradecida y más regada que una huerta. Ya se sabe que todo aquello que se derive del sanchismo es palabra de dios. Y si hace falta un calzador, se busca.

Y ya el colmo del asunto, es que el ciudadano Pablo Fernández, procurador de Podemos en el Parlamento castellano (y leonés) le haya llamado cobarde a Fernández Mañueco por mantener el pacto con Vox, a raíz de la trifulca del aborto. Es de risa. Para acto de cobardía el suyo, que cuando las elecciones autonómicas del pasado febrero manseó escandalosamente, se fue a Valladolid y puso de número uno por León a un ganadero, dicho sea con el mayor de los respetos a la profesión. Intuía que en su tierra, que tanto dice defender, no rascaría bola. Cobardeó y tomó las de Villadiego. Todo un valiente.
Lo más leído