Siempre he sido sincero, así que he de comenzar reconociendo que escribo estas líneas desde el corral de mi casa en Redipollos, mientras meriendo a la sombra y escucho un excelso popurrí de pasodobles, rumbas y otros grandes éxitos con no menos de tres décadas de antigüedad.
Quería hablarle a usted de la puesta en marcha de la nueva legislatura y de los pactos, pero justo ahora suena en mi viejo portátil uno de los himnos de la época en la que comencé a aficionarme a la verbena: «Necesito respirar, descubrir el aire fresco y decir cada mañana que soy libre como el viento». Así que hago mía esa letra de Medina Azahara y optaré por escribir sobre qué bien se está de vacaciones en el pueblo, porque aquí se respira aire fresco y aquí se siente uno realmente libre como el viento. Créanme que no puede decirse lo mismo de la cosa pública. Y menos en esta época de imposturas, trapicheos y cambios de cromos y sillones.
Aquí en Redipollos la falta de consenso se limita a si el paseo matutino nos lleva hasta Cofiñal o hasta Camposolillo y la única abstención que se busca es la de pagar una ronda en el bar de Esme. Aquí en Redipollos la mayor decepción te la da un inoportuno pinchazo en la rueda de la bicicleta y no una recua de... Prometí que no iba a hablar de política, así que ahí lo dejo.
Si tiene usted la suerte de leerme desde su pueblo, sabrá perfectamente de qué le hablo. Si sigue usted en contacto con la civilización (si es que actualmente se le puede llamar así a esta nuestra sociedad), lo siento en el alma. Yo voy a seguir respirando aire fresco y sintiéndome libre como el viento, porque aquí las agujas del reloj avanzan mucho más rápido, porque las vacaciones pasan volando y porque se me está derritiendo el helado mientras aporreo las teclas de mi viejo portátil.

"Necesito respirar..."
21/07/2016
Actualizado a
17/09/2019
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