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El Museo de León

16/11/2023
 Actualizado a 16/11/2023
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Es frecuente que los leoneses no conozcan los museos del lugar donde viven. En ellos hay piezas extraordinarias que vienen a ver personas de otros lugares. Lo habitual es que sean foráneos quienes predominan. Sea por lo que sea, lo normal es que nuestros paisanos conozcan museos de otros lugares antes que los de su propia población.

Uno de esos recintos, con una colección deslumbrante, es el Museo Provincial de León. Fue el primero en ser creado de los de su clase en España, lo que da una idea de riqueza de la colección. Una iniciativa privada colectiva lo impulsó como réplica al gobierno central, algo connatural a lo leonés, a fin de evitar el traslado de sus cuantiosos fondos a Madrid. Podemos afirmar que emana de un comportamiento identitario, cuasicomunal.

Se encuentra en el Edificio Pallarés, que ha cumplido un siglo, primera construcción hecha en exclusiva para almacén comercial. En su espacio acomoda una de las tres mejores colecciones de lápidas de España, que ahora se presenta mediante un audiovisual digno de ver. En su recorrido se suceden piezas seleccionadas, pues todos los fondos del museo no cabrían en la muestra. Eso garantiza la excepcional calidad de las piezas.

Pocos se percatan de que en su núcleo se exponen juntas dos piezas clave para entender la Historia de León, la del cristianismo y la de España. Se trata de la sala donde se enfrentan la Cruz de Peñalba y el Cristo de Carrizo, dos piezas separadas por poco más de cien años, pero completamente diferentes. La primera es un crucifijo del Siglo X, que tuvo en sus manos el Rey Ramiro II, de estética cristiana ortodoxa griega, que es donde se incardinaba la iglesia leonesa. El influjo norteafricano de esta cruz, similar a las coptas (cristianas egipcias), se aprecia también en el diseño gráfico de los beatos, de origen copto también. La iglesia leonesa tenía mucho que ver con Alejandría en el año 1000.

Por el contrario, el Cristo de Carrizo –como el de Sancha y Fernando, que llevaron al Museo Arqueológico Nacional– responde a la norma de Roma tras el cisma, hacia donde fue empujado el Reino de León. Es uno de los primeros cristos del cristianismo, pues estaban prohibidos antes del cisma. Del origen de los tallistas nos habla su material: marfil –posiblemente africano–; también el peinado y la barba, que remiten a una estética asiática y norteafricana. Aunque Roma empezaba a dominar el ámbito religioso –y la política– las raíces de León en los patriarcados ortodoxos se evidenciaban en elementos como este Cristo. Solo por apreciar juntas estas dos piezas extraordinarias, con sus mil años, el museo merecería un aluvión de visitas.

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