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Esclavos de las palabras

07/03/2018
 Actualizado a 13/09/2019
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El otro día fue noticia en los medios de comunicación –y no te digo ya en redes sociales– que la tuitera Cassandra Vera había sido absuelta por el Tribunal Supremo.

Seguro que recordarás que @kira_95 –así se llama en Twitter, que es donde comenzó todo– hizo unos chistes sobre el asesinato en 1973 del almirante y entonces presidente del gobierno franquista, Luis Carrero Blanco, a manos de ETA. Y, por ello, en marzo de 2017, fue condenada por la Audiencia Nacional a un año de prisión y a siete de inhabilitación, por un delito de enaltecimiento del terrorismo al considerar que había humillado a las víctimas. Sin embargo, el viernes pasado se daba a conocer que el Tribunal Supremo había revocado la sentencia y absuelto a la joven murciana de origen berciano.

Qué quieres que te diga… No sé a ti pero, a mí, sin tener ni idea de leyes, me daba la impresión de que la decisión de la Audiencia Nacional había sido un tanto desproporcionada… Que sí, que son comentarios de mal gusto, moralmente reprochables y, sobre todo, que no creo yo que tuviera la más mínima necesidad pero, aun así…

Debió de ser Gandhi quien dejó para la historia la máxima ‘somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras’; y, desde luego, razón no le faltaba… ya por aquel entonces, así que imagínate hoy en día…

En estos tiempos que corren, en plena era de la comunicación, tiene uno que andar con pies de plomo, no vaya a ser que acabe por decir algo que no deba y le termine por pasar factura. Mira Cassandra, por mucho que haya sido ahora absuelta… A mí, desde luego, no me hubiera gustado nada estar en su lugar…

Las redes sociales son realmente útiles –te lo dice @xuasusgonzalez por propia experiencia–, pero conviene medir las palabras, especialmente si se peca de lenguaraz.

Y no digo yo que no pueda decir cada cual lo que piensa, ¡faltaría más! Todos tenemos derecho, por descontado, a la libertad de expresión; pero si se ejerce acompañada de sentido común, respeto y empatía, tanto mejor.