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Contigo aprendí

23/03/2024
 Actualizado a 23/03/2024
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«Las mesas están vacías y la pista de baile desierta…» Así comienza la canción ‘Learnin’ the blues’ interpretada magistralmente por Frank Sinatra.

El término ‘blues’, aunque para los músicos del género tiene el significado de enfrentarse a la vida, proviene de la expresión coloquial «To be blue» que significa estar triste, melancólico.

Pero no vamos a hablar de desánimo el día de inicio de las vacaciones de Semana Santa; no parecería muy lógico, aunque ellos siempre desconciertan: hace un par de días una niña nos aseguraba en clase, con lánguida expresión de resignación, que «a ver qué iba a hacer estos días sin venir al instituto». ¡Bendita locura de amor por el conocimiento!

Si hoy tuviéramos clase, les anunciaría que celebramos el Día Mundial del Aprendizaje; quizá les asombrara conocer que tal hecho sea festejado. Asombrarles, he ahí la cuestión, porque si hay algo en que los docentes nos regocijemos, es en estimular su capacidad de asombro, lograr emocionarles y emocionarnos con ellos a la par. Activar ese resorte al que los pedagogos llaman «el efecto WOW» y que busca encandilar a sus neuronas ante lo diferente, lo sorprendente, lo inesperado. Esos instantes mágicos en que salen de su constante vagabundeo, aterrizan y hacen clic, porque lo que acaban de escuchar ha conectado con sus experiencias vitales. O acaso por algún motivo les ha conmovido.

Lo asegura Begoña Ibarrola, psicóloga y formadora: «Las emociones son las guardianas del aprendizaje», e influyen tanto en el que enseña como en el que aprende, no en vano a este proceso se le denomina de enseñanza-aprendizaje. La neurociencia asegura que cognición y emoción suelen ir juntas. Si logras suscitar su curiosidad y atraer su atención sabes que esa lección quedará bien aprendida. Lograr un clima de calma y confianza en sus posibilidades y preferiblemente en un contexto de aprendizaje cooperativo, cuya finalidad es que aprendan en equipo para adquirir una autonomía progresiva desde la seguridad que les proporciona el refuerzo del grupo. Un aprendizaje entre iguales que proporciona fuertes anclajes para avanzar en la adquisición de competencias.

Si echamos la vista atrás, recordaremos a aquel profesor o profesora que nos emocionaba con su entusiasmo, que fue capaz de tocarnos el corazón por el toque especial que le daba a su pedagogía. Con el que aprendías, quizá porque te trataba diferente, porque te descubría universos desconocidos, o tal vez porque se paraba a mirarte escrutando tus inquietudes y se dejaba afectar por ellas. Siempre rebuscando lo mejor de ti. 

Ese maestro o maestra que ahora recuerdas con melancolía desde tu mesa, ahora vacía.

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