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Alirón, alirón, a Segunda División

27/05/2025
 Actualizado a 27/05/2025
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Si hay un deporte que sigue estando por encima de los demás, por lo menos en nuestra España, es, sin lugar a dudas, el fútbol. Ayer pude traer a la memoria aquellos años en que el fútbol atraía gente de toda la provincia, para disfrutar con los equipos de segunda división nacional enfrentándose a nuestra querida CULTURAL DEPORTIVA LEONESA en el campo de la desaparecida ‘Puentecilla’. Resalto lo de CULTURAL y, en mayúsculas, porque no es normal que un equipo deportivo lleve este adjetivo, por lo menos que yo conozca. Yo, aunque no fui lo que se dice un practicante de ese deporte, como lo demostraba el hecho de que, casi siempre que organizábamos algún partido entre los chicos del barrio, yo solía jugar de portero, que era donde ponían a los menos duchos en el juego del balón.

Hay cosas que con el tiempo pierden vigencia en su práctica pero, con el fútbol, balompié en nuestro español, ha pasado lo contrario si bien han cambiado los lugares en donde se jugaban los partidos con una pelota, lo del balón de reglamento, eso era para los federados y casi profesionales. Tardé mucho tiempo en saber que lo del balón de reglamento se refería a que cumplía con los requisitos que la federación establecía para unificar la practica del deporte, pero eso es otra cuestión.

A lo que me quiero referir es a lo que percibí el domingo pasado cuando, después de un apurado empate, se pudo cantar al ansiado alirón, después de tantos años esperando la ocasión de poder quedar exentos de la temible promoción. 

Siendo muy pequeño, y por tener la sede del llamado Atlético Leonés en el bar que mi padre tenía en la calle Renueva, ‘La perla vasca’, del que pocos se acordarán si es que se encuentran entre nosotros, los jugadores del mencionado equipo me llevaron a ver un partido en el Ejido.

No cabe la menor duda que por los años sesenta el campo de la Puentecilla se llenaba para ver a la Cultural jugar. La edad de oro, creo recordar, fue en los tiempos del goleador Marianín, ‘El Jabalí del Bierzo’, con la compañía de Villafañe, Ovalle y Larrauri, siendo Larrauri, el autor del inolvidable gol, que todavía resuena entre los aficionados, frente al Atlético Bilbao B (Bilbao Athletic), que facilitó el ansiado viaje a la Segunda División. Sin hacer de menos a los que con anterioridad les precedieron cuando en el año 1955 la Cultural supo probar las mieles de la Primera División, aunque solo fuera por un año.

En estos momentos de algarabía no puedo olvidar a los que, con el tiempo, fueron mis cuñados: El gran fotógrafo, colaborador en este medio y gran amigo desde antes de emparentar, Fernando Rubio, y Ricardo Abad, el panameño, cuando a la vez de ser masajista estudiaba veterinaria en nuestra prestigiosa facultad.

Esto lo completo con la conversación que, tomando café, mantuve esta semana con Ángel Villalba y Andrés M.Trapiello. Ángel con unas condiciones innatas para la práctica del balompié que desestimo por el ejercicio de la docencia y la política, y Trapi, desempolvando sus años en los que, sustituyendo a su padre, ejerció como reportero deportivo de prensa.

Mi enhorabuena a la Cultural, a los aficionados y a ver si nos mantenemos que, a falta de otras alegrías, todo lo que venga, y no nos lleven, bueno es para León.
 

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