José Antonio Morante Camacho, Morante de la Puebla, ha sido reconocido con el primer premio Felipe Zapico a la Torería. Se trata de un galardón que reconoce el detalle más torero de cuanto se vio en el ruedo durante la última Feria de San Juan.
El jurado ha decidido, por unanimidad, conceder esta distinción al diestro de La Puebla del Río, que hizo el paseíllo el pasado 22 de junio en la plaza de toros de León. Y lo hizo en el marco de una temporada histórica, marcada por la explosión de su maestría, su particular forma de entender el arte de los toros y por su decisión de cortarse la coleta en Las Ventas el pasado 12 de octubre, durante la corrida del Día de la Hispanidad. Lo hizo justo después de cortar los trofeos que le permitieron salir por la puerta grande de la primera plaza de toros del mundo, rodeado del delirio de los aficionados, que le acompañaron hasta el hotel Wellington de Madrid y colapsaron las calles aledañas hasta que el maestro salió a brindar con ellos desde el balcón con una copa de espumoso en la mano.
Mientras los espectadores imploran su vuelta a los ruedos, que se da por segura en los círculos taurinos, el premio Felipe Zapico a la Torería en la Feria de San Juan reconoce el indiscutible arte de Morante de la Puebla y su labor a la hora de acercar la fiesta a los jóvenes.
El premio, que se entregará cada año para poner en valor el detalle más taurino de la Feria de San Juan, tiene como objetivo reconocer la trayectoria y figura del torero leonés Felipe Zapico, fallecido hace un año. Su vida estuvo dedicada a defender la fiesta de los toros, pues Zapico fue maletilla en sus inicios antes de recorrer cercados y saltar de tren en tren para llegar a las zonas donde se asentaban las ganaderías.
Fue matador, banderillero, empresario, espontáneo y fugaz asesor taurino, pero en su última etapa marcó una época como defensor de la fiesta en Televisión de León. Allí desplegó una personalidad arrolladora e inigualable en su programa “Torería”, que ahora da nombre al premio que concede la empresa de la plaza de toros de León.
Precisamente, el empeño de Felipe Zapico fue determinante a la hora de defender el coso taurino del paseo del Parque, que iba a ser víctima de la piqueta en los años en los que la expansión inmobiliaria y la desidia de los entonces propietarios amenazaron seriamente su supervivencia. Todo después de que la plaza se levantase en 1948 con el esfuerzo de miles de leoneses a través de una suscripción popular.
El Premio Felipe Zapico a la Torería no podía tener un mejor primer galardonado. Morante (La Puebla del Río, Sevilla, 1979) es sin duda una de las figuras que más ha marcado el devenir de la fiesta nacional en los últimos años. Desde que tomó la alternativa, en 1997, ha sido considerado uno de los grandes artistas del toreo, poseedor de una personalísima manera de entender la tauromaquia.
Con el tiempo, se ha sobrepuesto a una carrera de altibajos en la que los aficionados nunca han dejado de esperar sus destellos y sus pellizcos, lo que le ha permitido consolidarse como un diestro profundo conocedor del comportamiento del toro, caracterizado además por un valor sin aspavientos, con faenas marcadas —siempre que el toro lo permite— por una inspiración que no todos los toreros del escalafón son capaces de encontrar.
En definitiva, León reconoce a Morante de la Puebla como máximo exponente de la torería a través de un premio que recuerda a otro maestro, Felipe Zapico.