LA RUTA DEL PLACER | Casa Merce: El gran ‘reinu’ del cachopo

Anoten este rinconín asturiano donde una de Pola de Lena alegra los paladares desde hace dos años en un clásico de toda la vida, el Castilla. "Aquí nadie se queda con hambre, fía", advierte ella

Susana Martín
18/08/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Que nadie vaya al Castilla con desgana, porque a este comedero que hoy les contamos hay que llegar con hambre. En serio. No me vengas luego con que no se esperaban que el festival fuera tan  pantagruélico, porque ya advertimos de primeras que la veterana cocinera Merce ye asturiana y cuando se pone al mando de los fogones no se anda con contemplaciones. Y es que, en un clásico de toda la vida del barrio de El Ejido, el Castilla, ha montado esta mujer brava hace ya dos años un garito de cocina de la tierra vecina, y bien sabido es que los del Principau son grandones para casi todo.El Castilla sigue llamándose el Castilla, pero debería rebautizarse como Casa Merce, porque es ella quien está al mando de unos fogones que sólo saben preparar exquisiteces, como si se tratara del salón de su propia casa.Queso frito, arroz con leche, borrachinos o frisuelos, el broche a una comida inmensa  en todos los sentidos Antes de nada, gracias mil por la recomendación a dos disfrutones de libro, Eva y Dani, que fueron quienes nos dieron las coordenadas de esta joya gastronómica. Y no me matéis por desvelar el hallazgo, que rincones así están en el mundo para compartirlos.Pueden ir abriendo boca con una cañita, más que nada por disfrutar de las tapas. Qué sangre. O manitas, o ensaladilla, o pollo frito. Pero también carne guisada, croquetas, hígado, tortilla, pinchos morunos, parrochinas o buñuelos de picadillo. Pero insisto: moderación, que luego no hay quien llegue a los postres, y todo aquí es casero, sabroso y recién hecho.Metidos ya en lo de comer o cenar, que este local no cierra nunca, ¿qué pedimos en un restaurante de cocina asturiana de toda la vida? Empezarán a salivar cuando vean la interminable oferta: fabada, fabes con centollo, cochinillo o lechazo asado en el momento, cachopos varios (rellenos de jamón y queso, cecina y queso, merluza y marisco), tortos, cebollas rellenas, huevos rotos, revueltos, puntillitas fritas de calamar fresco... ¿Sigo?Lo mejor es encargar, porque a Merce le gusta que todo esté en su punto y pasa de congelar el productazo que trae. Encargar para comer allí o para llevar a casa, que también puede ser.

En cuanto se pasen los calores, que los fans de fabadas, cachopos y grandes manjares tomen nota. También es verdad que los más aventureros hemos tenido el valor de lanzarnos a las exquisiteces del Castilla en pleno agosto, ¡y para cenar! Intentamos probar casi todo –vaya nochecita...– y estoy deseando que llegue septiembre para repetir y seguir tachando platos de la carta. «Hambre aquí no pasa nadie, fía», advierte Merce en cuanto llegas.

De lo que no avisa es de que convendría ser comedido con lo que se zampa, que también los postres son caseros: queso frito, arroz con leche, borrachinos, frisuelos...

He aquí otro ‘camin  del pecao’ donde pecar sin parar.


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