Son jóvenes y sus rostros desprenden entusiasmo. Las dos estudiaron en Madrid y, tras comenzar sus respectivas carreras, regresaron a su ciudad natal, donde, además de desempeñar sus labores habituales en el Museo Casa Botines, se encargan desde hace cuatro años de organizar la Feria Modernista.
«Nunca imaginé que podría trabajar en un museo», señala Andrea Méndez García. La joven cuenta con más de diez años de experiencia en gestión y producción de eventos en el sector cultural, turístico y hotelero. Alicante, Tenerife, Malta y Roma son algunos de los enclaves en los que ha trabajado. «Después de estar tres años en Italia volví a Madrid y vi esta oferta de trabajo en León. Todo el mundo dice que es muy difícil encontrar trabajo de lo tuyo aquí, así que eché por probar y al final fue un sí», relata: «Llevo aquí ya casi seis años y, aunque a priori no tenía nada que ver con lo mío, el mundo de los museos es muy desconocido». Tras haber ejercido como project manager en NUBA Madrid y como coordinadora de eventos en los hoteles Barceló de Roma, en la actualidad está al frente de la Producción y Gestión Comercial de Fundos.
A su lado, Marta Sabugo Sierra encarna el papel de historiadora del arte. A su perioplo académico lo sustituyó con el tiempo una trayectoria laboral que le ha llevado a trabajar en espacios como el Museo Nacional del Prado. «En un principio entré para cubrir el puesto de Educación y Acción Cultural para crear nuevas visitas, hacer talleres, organizar conferencias y presentaciones de libros...», explica: «Poco a poco hemos ido reorganizando este equipo del museo en un área dentro de la museología que se llama Programas Públicos, que engloba todas las actividades que se hacen para y con el público: atención al visitantes, educación y acción cultural. Ahora mismo dirijo este área, que tiene un equipo de siete u ocho personas».
Dentro de la citada área se encuentra, precisamente, la puesta en marcha de la Feria Modernista, una iniciativa que, en palabras del director de Fundos, José María Viejo del Pozo, surgió «casi por casualidad». «En 2018 nos incorporan a la Ruta Europea del Modernismo, un proyecto internacional que surgió por iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona a través del Instituto del Paisaje Urbano, para crear una ruta que integra a edificios modernistas europeos que luego se ha extendido a otros países», refleja Viejo. Fue tomando como referencia la feria organizada por el Consistorio barcelonés que nació la de la capital leonesa. «Ese mismo año decidimos acudir con un ‘stand’ de la Casa Botines e, inspirados por esa iniciativa y ese ambiente, nos percatamos de que el movimiento modernista y el de sus aficionados tiene más implantación de lo que parece».
Y es que cada año desde su primera edición la Feria Modernista de León recibe entre 25.000 y 33.000 visitantes. Muchos de ellos son un público fiel. «Las asociaciones modernistas se centran en viajar a ferias que tienen que ver con la estética modernista. Se organizan su calendario anual: son como grupos de amigos que, en lugar de ir a la montaña el fin de semana, vienen a León a la Feria Modernista», cuenta Andrea: «También tenemos la suerte de estar en el centro de la ciudad porque las calles que rodean al museo son un imprescindible para el turista». Según señala Guzmán Bernabeu, presidente de la Asociación Nacional de Entidades Modernistas, «cada feria tiene sus particularidades» y quizá el motivo para que este tipo de iniciativas recoja tantos adeptos pasa por la complementación entre unas y otras. «Eso hace que cada día esa bendita locura de este mundo modernista sea mejor entre todos», apunta Bernabeu.

Los datos reflejan ese tendencia devota. El número de actividades, expositores y entidades colaboradoras ha ido en aumento. En el caso de los colaboradores, la feria cuenta este año con 72 entidades que, frente a las 55 del anterior, supone un crecimiento de más del 30 por ciento. Entre todas esas firmas está El Capricho de Comillas. «Es un placer acudir un año más a la Feria Modernista porque nuestros compañeros de Casa Botines son ya como de la familia y porque el público leonés nos recibe siempre con los brazos abiertos y se interesa mucho por nuestro ‘stand’, así que siendo así estamos deseando acudir un año más para volver a sentirnos como en casa», expresa el coordinador de eventos del monumento cántabro, Aldo Alonso.
Esa evolución es el fruto del trabajo de Marta y Andrea. «El evento es un poco híbrido porque surgió como una de las mayores iniciativas del Entorno Gaudí, que lo que busca es reunir cultura, arte, gastronomía y negocio y ahí, a caballo entre esas cosas, estamos Andrea y yo», relata la responsable de Programas Públicos: «Han sido cuatro años de aprender sobre todo porque en la primera no sabíamos cómo se organizaba una feria, cómo era el ambiente modernista, no teníamos contactos... Año a año hemos ido creciendo y contando con la ayuda tanto del personal interno de Casa Botines como de colaboradores externos». Las tareas organizativas las resume Andrea con una oración: «Estamos a punto de inaugurarla, pero ya estamos pensando en el cierre».
Aunque más intensa en junio, julio y agosto, la labor de ambas profesionales se extiende durante todo el año, atendiendo a peticiones y anotaciones para posibles mejoras. «Hay que coordinar muchas cosas y muchas personas y ese es un poco el reto», continúa la encargada de Producción y Gestión Comercial.
En total, son alrededor de una veintena las personas del ‘staff’ que están involucradas en el desarrollo de la cita ferial. A ellas se suman otras sesenta o setenta entre artesanos y regentes de expositores de promoción turística, como también los artistas y grupos que forman parte de la programación. Todos ellos contribuyen a que León se haya posicionado en el mapa del modernismo europeo gracias, en parte, a la celebración de esta iniciativa. «El primer año estábamos montando algo que no se conocía: al modernismo como época y como concepto no se le daba valor en León, que es una ciudad puramente medieval», indica Marta: «La labor que teníamos que hacer era de llamar a puertas para convencer de que esto era una iniciativa que podía crecer y poner en valor el modernismo».
Auspiciada en el ritmo al alza de la acogida de las jornadas, la profesional espera que «en el futuro sea toda la ciudad la que esté implicada para meter a los ciudandos en el panorama modernista y dar valor a Gaudí y a todos los coétanos». Y es que, en palabras de su compañera Andrea, «el reto es que en diez o quince años todo el mundo se vista de modernista en León».
