Bendita sea la mano que devuelve la costumbre y al joven...

San Froilán, los carros, los pendones protagonizan cientos de imágenes del archivo de Rubio, ahí van algunas

13/10/2025
 Actualizado a 13/10/2025
La imagen lo dice todo sobre el gentío que, por ejemplo en 1980 se congregó en la explanada del Santuario al grito de ‘¡Carro a la Virgen!’. | FERNANDO RUBIO
La imagen lo dice todo sobre el gentío que, por ejemplo en 1980 se congregó en la explanada del Santuario al grito de ‘¡Carro a la Virgen!’. | FERNANDO RUBIO

Nos ocurre muchas semanas que Fernando Rubio tiene muchas más imágenes de un tema de las que somos capaces de comprimir en un par de páginas. Pero en la pasada, con San Froilán, los carros engalanados, los pendones, los perdones, ¡carros a la Virgen!... especialmente. 

Volvemos pues a ellos, y quedarán otras muchas en el tintero, pero tampoco vamos a ser atorrantes. Dice Rubio, muy acertado siempre en los titulares: «San Froilán: La Fiesta que Nos Recuerda». Y se extiende: «San Froilán no era solo una fiesta. Era un gesto compartido, una merienda en la plaza, una bota de vino entre vecinos. Era la misa en La Virgen del Camino, con silencio y devoción. El roce de las manos al tirar de la nariz del santo, como quien pide sin palabras. Los carros engalanados no eran decoración. Eran orgullo. Eran historia sobre ruedas. Los pendones no desfilaban. Se alzaban como memoria viva de cada pueblo que llegaba a León para decir: “Aquí estamos». 

Los carros engalanados traen a las calles de León el trabajo de muchos pueblos que parecen decir «aquí estamos». |FERNANDO RUBIO
Los carros engalanados traen a las calles de León el trabajo de muchos pueblos que parecen decir «aquí estamos». |FERNANDO RUBIO

Recuerda Rubio que en sus años 60 y 70 —y también en los ochenta— la fiesta era menos espectáculo, los drones ni existían: «La fiesta se tejía con cercanía, con pasos, voces, abrazos. Las peñas eran de barrio, de familia, de amigos que se conocían por el nombre y por la risa. Las avellanas eran ‘perdones’, y el perdón era un juego, una tradición, un símbolo que no necesitaba explicación».

Frente a estos recuerdos coloca la realidad de los actuales, con miles de personas, pantallas, food trucks, conciertos, redes sociales. «La misa se retransmite. Los pendones se organizan. Los carros se fotografían. La fiesta se ha hecho grande. Visible. Turística. Pero también más ruidosa, más rápida, más ajena».

Y Fernando, un experto buceador buscando antecedentes de lo que cuenta, se emociona ante algunos descubrimientos. Y así en sus imágenes de 1980 descubre que «el ¡Carro a la Virgen! eran los autobuses de Fernández que salían de Santo Domingo y, para los más devotos, el coche de San Fernando, un ratito a pie y otro rato andando». 

También acude Fernando a las palabras y textos de los expertos, de los cronistas de la época:
Victoriano Crémer (en su ‘Tabla de varones ilustres, indinos y malbaratados de la ciudad de León y su circunstancia’): «El grito de «¡Carro a la Virgen!, que sin cesar gritaban los carreteros al frente de sus carros o carretas, ponía en marcha a todos los romeros con rumbo al santuario. (...) La fiesta de San Froilán, el 5 de octubre, solaz de los leoneses, se mantuvo animada y concurrida: la víspera del día de la romería de San Froilán se iniciaba en todas las casas una revolución que consistía en preparar cazuelas, cestas, carros y, sobre todo... la bota, siendo hasta hace poco los vehículos de esta ciudad insuficientes para trasladar la gente al santuario, hasta el extremo que muchas personas tenían que hacer el viaje ‘á pédibus’ (sic), formando un cordón de romeros que llenaban la carretera de Trobajo, y que desde la alborada hasta el ocaso formaban interminables filas para besar el manto de la Virgen del Camino» .

Los pendones son un símbolo que han recuperado todo su vigor. | FERNANDO RUBIO
Los pendones son un símbolo que han recuperado todo su vigor. | FERNANDO RUBIO

Luis Pastrana escribía en 1991 de los pendones, otro de los elementos fundamentales de esta fiesta: «Los Pendones de León son una de las tradiciones más arraigadas de la región. Durante tiempos olvidados, a comienzos de los años ’80 del pasado siglo hubo un cierto resurgimiento y, desde 2004, vinculado con el surgimiento de la Asociación de Pendones del reino de León” se ha producido un muy notable desarrollo de su recuperación y presencia en celebraciones» . El año 2010 fue especialmente significativo. Con motivo del 1.100 aniversario del Reino de León, se realizó una concentración que logró un Récord Mundial Guinness al reunir 143 pendones izados simultáneamente en la Plaza de San Isidoro. Este evento no solo puso el fenómeno en el mapa internacional, sino que sirvió como un tremendo impulso de orgullo y organización. Desde entonces esa cifra no ha dejado de crecer, hasta los 300.

También los carros tienen su historia y andadura. Quedan muchos historias en el tintero de esta fiesta que, como escribía Quiricollo: «Bendita sea la mano que devuelve la costumbre, / y al joven que con sus fuerzas, a estas fiestas da relumbre. / Que el carro y el alto pendón, con su esfuerzo y con su fe, / gritan: «¡Que viva León!», y los leoneses con él»

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