Que 20 años no es nada... pero 50

Fernando Rubio recupera, entre el archivo y la memoria, los recuerdos de aquellos años setenta en los que fue fotoperiodista en León... la verdad es que ha cambiado

22/12/2025
 Actualizado a 22/12/2025
Los belenes se repetían en todos los hogares y en todos los formatos, incluido en un carro;y los pinos ya se abrían paso para los árboles. | FERNANDO RUBIO
Los belenes se repetían en todos los hogares y en todos los formatos, incluido en un carro;y los pinos ya se abrían paso para los árboles. | FERNANDO RUBIO

A nos gustaría que no estuvieras leyendo estas páginas, pues habiéndote tocado la lotería tienes mejores cosas que hacer; pero las matemáticas —y las probabilidades— son tozudas y lo más fácil es que sientas esa rabia de tener que repetir que “lo importante es tener salud”, por más que sea verdad.

Dando por hecho que en eso los tiempos han cambiado poco, también en los años 70 aquellas ediciones especiales de los periódicos con la esperada lista de la lotería —tomada a mano de la radio— solían repetir diversas variantes del titular temido: El Gordo pasa de largo”, “León se queda con migajas”, y cosas así, aunque algunos años sí es cierto que la suerte sonrió; que se lo pregunten a los de Canales.

Imagen 1 Ganador de la Carrera del Pavo
Imagen 1 Mercado Navideño Conejos
 
Pavos y conejos vivos. La lotería sigue siendo igual de difícil que toque;pero las otras dos imágenes han cambiado, ya no se puede entregar un pavo vivo en la carrera que lleva su nombre ni se venden animales vivos, conejos, en el mercado
Pavos y conejos vivos. La lotería sigue siendo igual de difícil que toque;pero las otras dos imágenes han cambiado,ya no se puede entregar un pavo vivo en la carrera que lleva su nombre ni se venden animales vivos, conejos, en el mercado. | FERNANDO RUBIO

 

Algo que ha cambiado, y mucho, de los años 70 a hoy es cómo los nacimientos han perdido presencia, desapareciendo prácticamente aquel rito de montarlo que recuerda Fernando Rubio: “El inicio era sacar las figuras guardadas con cuidado y buscar el musgo, los tapones, la arena del desierto y el papel de plata de los envoltorios de chocolate que hacían fluir los ríos. Las montañas se hacían con la escoria del carbón quemado en las calefacciones; allí Herodes levantaría su castillo y los pastores serían llamados por el Ángel del Señor. Era el lento caminar de los Reyes Magos hasta llegar al pesebre para ofrecer sus presentes: oro como Rey, incienso como Dios y mirra como hombre”.

De entre todos ellos guarda Rubio un recuerdo especial “del que montaba el Hermano Emilio en Los Maristas, donde yo estudié”.

Belén en un Carro
os belenes se repetían en todos los hogares y en todos los formatos, incluido en un carro;y los pinos ya se abrían paso para los árboles. | FERNANDO RUBIO
Los belenes se repetían en todos los hogares y en todos los formatos, incluido en un carro;y los pinos ya se abrían paso para los árboles. | FERNANDO RUBIO

Los animales vivos eran protagonistas en varios episodios navideños: la carrera del pavo, el mercado… “En mis fotos de hace 45 años vemos a los pavos y pavitas, los conejos, las gallinas y los pollos: eran lo más ofertado, junto con verduras como la coliflor, la escarola y la col lombarda. Si os fijáis, las vendedoras calzaban madreñas y vestían de negro. Los animales eran de corral (aún no había llegado la cría industrial) y el pesaje se hacía con ‘romana’. Todos los animales —aves y conejos que no fueran de caza— se vendían vivos; era el comprador quien tenía que sacrificarlos, despellejarlos o desplumarlos, limpiarlos y, finalmente, cocinarlos. El mercado seguía funcionando igual que en sus orígenes. Mientras tanto, en la plaza del Conde se vendían los árboles de Navidad: pinos cuyas púas acabarían, al final de las fiestas, por el suelo y con las ramas desnudas”.

No todo ha cambiado. El pistoletazo de salida de la Navidad era, y sigue siendo, el sorteo de la lotería, el día 22, con los niños de San Ildefonso sonando en todos los bares y comercios como telón de fondo de la ilusión que casi todos escuchaban en Radio Nacional de España. “Como anécdota curiosa, en 1974 la Lotería Nacional dejó su segundo premio en León, en el bar Miserias y en La Gitana. Lo sorprendente es que publicamos no solo las fotografías de los afortunados, sino también sus nombres y las cantidades con las que habían sido agraciados, algo impensable en la época actual”, recuerda Fernando.

Temas navideños
 
Un ejemplo de la sobria decoración navideña de los años 70 y la felicitación navideña de Fernando Rubio basada en una fotografía suya de 1976
Un ejemplo de la sobria decoración navideña de los años 70 y la felicitación navideña de Fernando Rubio basada en una fotografía suya de 1976.| FERNANDO RUBIO

 

Recupera también otra costumbre hoy en desuso: “En estos días dejaban en nuestras casas las tarjetas con las que aquellos que nos prestaban servicios durante el año felicitaban las fiestas: ‘El cartero, el carbonero, el sereno… le felicitan las Pascuas’, repetían, esperando a cambio un pequeño aguinaldo”.

Pero el recuerdo más presente en la memoria y el archivo setentero de Fernando Rubio es el de la gran protagonista de las fiestas: la familia. “Es lo que más huella ha dejado en mi memoria: las reuniones familiares, la cena de Nochebuena y la comida de Navidad. No solo por los platos, bebidas y postres, sino por lo fundamental: la convivencia, la alegría contagiosa de los niños y los cantos acompañados de panderetas, zambombas, el mortero de bronce y el rascar de la cucharilla en la botella de anís. Entre esa explosión de alegría, no faltaba el recuerdo de los que se fueron, siguiendo el villancico: ‘La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va y nosotros nos iremos y no volveremos más’. Tras la cena, la Misa del Gallo: solemne y luminosa, con la ceremonia de besar la imagen del Niño Jesús en su pesebre”.

Los niños eran en los años 70, y lo siguen siendo hoy, los grandes protagonistas de las fiestas navideñas.
Los niños eran en los años 70, y lo siguen siendo hoy, los grandes protagonistas de las fiestas navideñas. | FERNANDO RUBIO 

Cierra Rubio su repaso de aquellas navidades con un deseo: “Quiero dedicar un recuerdo especial a aquellos que velaban mientras nosotros disfrutábamos: sanitarios, policías, bomberos… Y expresar un fuerte deseo desde el corazón cristiano de un agnóstico: que la estrella de la Navidad pasada brille otra vez este año”.

Y, si pudiera ser, que os toque la lotería, pero ahí tenemos que reconocer que no tenemos mano. Mala suerte.

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