La irrefrenable tentación de comparar los nombres

La Transición arrancó con un referéndum y las elecciones de 1977, ambos presentes en el archivo de Fernando Rubio. Con sus imágenes viajamos a aquellos tiempos en León y los nombres que la protagonizaron

Fulgencio Fernández
12/12/2022
 Actualizado a 12/12/2022
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Esta mirada de cada lunes a aquel León de Fernando Rubio es tanto como decir a aquel León de los 70 y suele tener, la vida es así, un cierto tono nostálgico, muchas veces de constatación de lo perdido o los oficios que han desaparecido, generalmente sin valoraciones que dejamos en manos de los lectores... Pero tampoco faltan miradas con un cierto toque de actualidad, como puede ser esta semana en la que ‘celebrando’el puente de la Constitucióny la Inmaculada nuestro Fernando abre el archivo a estas dos fechas. Nos quedamos por esta vez en la Constitución pues tenemos la suerte de contar con las imágenes de los políticos con presencia enlas Cortes Constituyentes, es decir el inicio de todo, el nacimiento de una nueva etapa en la historia reciente de España vista desde León.

Rodolfo Martín Villa, Miguel Cordero del Campillo, Justino de Azcárate, Manuel Núñez Pérez, Antonio del Valle Menéndez, Baldomero Lozano, Baudilio Tomé, Julio César Rodrigo, Ángel Martínez Fuertes, Miguel Ángel Fernández, Emilio Martín Villa... son algunos de los nombres que aparecen en las fotos de Fernando Rubio, los de aquellos que acabaron en las Cortes. Aparecen gentes que serían ministros en varias legislaturas, grandes empresarios, intelectuales y científicos y hasta un religioso ; representantesde la entonces todopoderosa (sobre todo en León) UCD, Alianza Popular (hoy PP), el PSOE o el PCE, que no logró representación con Manuel Azcárate a la cabeza pero un pariente suyo, de esta ilustre saga de intelectuales y políticos con casona en Villimer, había sido elegido senador por designación real, Justino de Azcárate. Por cierto, también Rodolfo Martín Villa fue elegido Senador Real pues en las elecciones del 77 los ministros no podían presentarse. El cabeza de lista de UCD era Manuel Núñez Pérez (por renuncia de Fernando Suárez), con el tiempo ministro pero en aquella épocadirector del Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación, aunque el ‘poder’ de Martín Villa tenía presencia en el número 2 la candidatura, su hermano Emilio, que también fue elegido.

Estas situaciones también propiciaban el debate abierto en aquellos tiempos pues el paso del tiempo suaviza los recuerdos desde los partidos de izquierda se hablaba de los que venían del franquismo, reivindicaban las concesiones que habían hecho y así enel PCE, por ejemplo, iba como cabeza de lista el gran teórico del partido a nivel nacional del eurocomunismo, entonces en el centro del debate para ir superando etapas. También se recordaba quién había pedido el sí en el referéndum (UCD y PSOE a la cabeza) y quién no (AP).Por cierto, entre tanto nombre ilustre pasa desapercibido, por ejemplo, el número 1 al Senado de UCD, el fraile agustino Ángel Martínez Fuertes, que resultó fundamental en la aplastante victoria de la UCD.



Tiene Fernando Rubio buenos recuerdos de aquella etapa desde su puesto privilegiado de testigo desde los medios de comunicación, en los que trabajaba entonces, y reconoce que le resulta inevitable caer en la tentación de hacer una comparativa de nombres, puestos de trabajo, implantación social o prestigio de aquellos y los actuales. "Ya se quelas comparaciones son odiosas u odiadas, cierto. Pero sí creo que, seguramente por la etapa histórica que vivíamos,la gente que se ‘metía’ enpolítica, ya fuera a la local o a la nacional, lo hacía más por un afán de servir y ser útil a sus conciudadanos, que a servirse. Por lo general, los que yo conocí y traté, intentaban conseguir una mejor sociedad y un mejor futuro para sus hijos y, adicionalmente, el respeto de sus iguales. Como se dice en ‘El Quijote’: ‘Una onza de buena fama vale más que una libra de perlas’".

Recordando la imposibilidad de un ministro (Martín Villa, en este caso) de presentarse aborda Rubio el asunto de tener "otra forma de vida fuera de la política" y el recurrente y penoso asunto de las puertas giratorias, "hijas muchas veces de no tener a dónde ir si se apean del coche oficial» y señala que «la inmensa mayoría de aquellos políticos del inicio de la Transición tenían su vida resuelta, eran profesionales, industriales o empresarios, había también algún empleado. Todos tenían una forma de ganarse el pan que les hacía independientes de la política; los funcionarios se dedicaban a sus funciones y no se producía el obsceno trasiego actual en el que un funcionario no tiene que elegir entre dedicarse a la política y dejar su puesto de forma definitiva ya que, ¿cómo un juez, un abogado del estado, u otro alto funcionario puede ser miembro de un gobierno y luego volver a su puesto sin más?".

Ya se quelas comparaciones son odiosas u odiadas, cierto. Pero sí creo que, seguramente por la etapa histórica que vivíamos,la gente que se ‘metía’ enpolítica, ya fuera a la local o a la nacional, lo hacía más por un afán de servir y ser útil a sus conciudadanos, que a servirse a algunos de los que llegaron al Parlamento y el Senado desde León fueron a buscarlos "a sus casas y a sus trabajos", hasta resultó complicado convencer al catedrático Miguel Cordero del Campillo —al que en una encuesta de la época sobre ‘el hombre más listo de León’, tal cual, colocó como número 1 en las respuestas de los leoneses. Reconoce él mismo —en su libro de ‘Historia de la transición en León’— sus dudas y cómo le animó el hecho de formar parte de una candidatura "única y consensuada" de varios partidos de izquierdas en la que el número 2 era el músico Cristóbal Halffter.

Por cierto, en aquellas listas del PSOE del 70 iban dos de los jóvenes políticos de los que más se esperaba y malogrados en plena juventud: Baldomero Lozano y Gregorio Pérez de Lera.

Cierra sus reflexiones Rubio sumándose a la idea de Dwight D. Eisenhower de que la polític0a sea una ocupación a tiempo parcial y acude a un filósofo para rematar: "Según Max Weber: ‘O se vive para la política o se vive de la política’".

Todo, y mucho más en este tipo de situaciones y personajes, están sometidos a lícitos debates. Sólo hemos puesto en el tapete de los recuerdos del inicio de una etapa, la Transición, que durante mucho tiempo se percibió como ejemplar, sin matices, pero siempre hay colores y matices; por ejemplo, el historiador leonés Secundino Serrano, gran especialista en la guerrilla antifranquista y autor de varios libros sobre este tema, siempre lamentaba en sus conferencias y presentaciones, que «debajo de la luz cegadora que se le ha puesto a la Transición siguen las sombras del injusto e inexplicable olvido de la oposición más seria al franquismo en lugares como León:elmaquis». Sombras que aún siguen.

La historia continúa.
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