El navideño vicio del "por si acaso"

La lotería de Navidad y su titular tan temido de "pasó de la largo por León" son una de las tradiciones navideñas que perviven con excelente salud; no le ocurre lo mismo a ‘el aguinaldo’, una ayuda a aquellos modestos trabajadores cercanos para alegrarles las fiestas

Fulgencio Fernández
26/12/2022
 Actualizado a 26/12/2022
sorteo-loteria-fernando-rubio-26122022.jpg
sorteo-loteria-fernando-rubio-26122022.jpg
Lalotería de Navidad sigue con excelente salud; el aguinaldo a los trabajadores más cercanos ha desaparecido. Las dos eran tradiciones navideñas pero los tiempos mandan.

No es menos cierto que también la lotería de Navidad, que se mantiene incluso con mejor salud, ha sufrido cambios profundos. Por ejemplo, las imágenes de hace medio siglo de Fernando Rubio recogen una de las estampas más navideñas de aquellos años, de aquel primer día de la Navidad que era el día del sorteo.

Ahora mismo los jugadores siguen en tiempo real los premios, nada más acabar el sorteo entran en la página web de cualquier medio de comunicación —y otras muchas— y con un buscador saben al momento si su billete o su participación tiene premio, qué cantidad o si no ha habido suerte. Las fotos de Fernando recogen otra tradición desaparecida, comprar el periódico, que venía envuelto en la lista de la lotería, y buscar en ella si estaba premiado su(s) número(s). Aunque sólo era como información pues la "lista oficial" llegaría después desde el Organismo de Loterías.

Incluso a los periodistas jóvenes les costará trabajo entender la vorágine de aquella mañana en las redacciones. La radio con el soniquete de los números premiados y dos redactores anotando números y premios (para comprobar) e ir construyendo la lista. Cambiaban los niños y cambiaban los redactores, otros nuevos. Una carrera por llegar los primeros al kiosco pues era el gran negocio de la Navidad para los periódicos, el periódico (de 4 u 8 hojas, salvo premio gordo) que llevaba la lista era el más vendido del año y no había fidelidades, el que primero llegaba al kiosco era el que cogía el inquieto jugador. Recuerda Fernando Rubio de sus años de fotógrafo, en los 70, la tensión de aquellas mañanas del día 22 en la redacción: "Durante muchos años la lista publicada llevaba la indicación ‘tomados al oído’ ya que los números se cogían o bien directamente de la transmisión del sorteo o telefónicamente de las agencias de noticias de Madrid. Luego llegaron los teletipos, con su campanilla y ruido infernal, aislados en su cuarto especial, pero aumentaron la precisión de la lista de los números agraciados". E, incluso, le tocó vivir un gran adelanto en la confección de esta lista: "En 1976, se incorporó un nuevo artilugio, el facsímil, que permitía enviar y recibir documentos y fotografías con bastante calidad. La Lista de la Lotería era enviada desde otro artilugio del mismo tipo desde Madrid y su recepción dejaba la redacción con un olor a chamuscado, ya que la impresión (eso si, silenciosa) se hacía sobre papel térmico. El facsímil o fax te brindaba un lista idéntica a la original".Era el último paso de una forma de vivir el sorteo de la lotería, una costumbre que no parece correr peligro por la curiosa teoría del "por si acaso"; es decir, se juega en todos los bares, comercios, clubes deportivos, peñas de todo tipo, asociaciones, cofradías... y todos los que tienen alguna relación concualquiera de ellos —pese al recargo solidario— compran alguna papeleta "por si acaso. No va a tocar a todo el mundo menos a mí".Durante mucho tiempo en las redacciones corría la broma de "vamos haciendo la página de ‘la lotería pasó de largo por León’, pues se tenía la sensación de que no tocaba nunca, pese a que, como recuerda Fernando Rubio, "sí tocó en seis ocasiones el gordo en León y provincia: 1988, 1998, 2012, 2014, 2018 y 2020", lo que corrobora que sí es cierto que había tocado poco, pero también que ha tocado ‘bastante’ en la última década. Y suma 2022 en el Bierzo y no corren malos tiempos.

La que ha desaparecido prácticamente por completo es la costumbre de los aguinaldos. La respuesta en forma de regalo a aquellos profesionales que te dejaban su tarjeta de felicitación: el cartero, el sereno, el barrendero, la lechera o modista del barrio, que iban vestidos de gala.

La foto del Fernando, de 1972, es del guardia municipal, que era un caso especial en las ciudades pues, recuerda el fotógrafo, "los guardias urbanos tenían un papel relevante en organizar el tráfico de la ciudad, sobre todo en invierno debido a la lluvia y la nieve. Por eso, para premiar su esfuerzo con frío o calor, tormenta o helada, los conductores dejaban regalos como ‘aguinaldo’ a los agentes al llegar la Navidad" y como se puede comprobar en su foto, tomada hace exactamente 50 años en el cruce de la avenida Suero de Quiñones, con Padre Isla y Renueva, con la Estación de Matallana al fondo.
Lo más leído