Ahora que se indaga en la vida del cardenal Prevost para saber cómo era antes de ser elegido Papa, pocos o casi nadie ha caído en la cuenta de un aspecto peculiar, como es que ha sido un gran propagador de la devoción a los milagros eucarísticos, en concreto del único que se conoce sucedido en Perú, precisamente en la diócesis de Chiclayo de la que Robert Prevost fue obispo.
Los milagros eucarísticos son fenómenos extraordinarios que dan fe de la realidad de que el pan y vino se convierten, en la Misa (o Eucaristía) en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Algunos de ellos son muy conocidos en las localidades donde sucedieron (en España, entre otros, los de Daroca, Alboraya-Almácera, o Ponferrada), pero el conocimiento del conjunto de ellos a nivel mundial debe mucho al hoy beato y futuro santo (debía haber sido canonizado el 27 de abril, pero la ceremonia se pospuso tras morir el papa Francisco) Carlo Acutis, muerto con solo 15 años, que realizó un ingente trabajo recogido en varias exposiciones, tanto sobre Milagros Eucarísticos, como sobre Apariciones y Santuarios de la Virgen, así como sobre Ángeles y demonios.
Entre los milagros eucarísticos, los más espectaculares son aquellos en que el pan y el vino eucarísticos se convierten en carne y sangre visibles y examinables, como en España sucedió hacia el año 1300 en O Cebreiro (Lugo). En otros casos lo milagroso es que la materia de la Eucaristía (bajo apariencia de pan) se conserve en circunstancias imposibles o permanezca incorrupta durante siglos, como fue el caso en España de Alboraya-Almácera, donde la Eucaristía cayó al río y fue recogida por peces. En otros casos, tienen lugar fenómenos extraordinarios, como manifestaciones de luz o imposibilidad de transportar la Eucaristía (como pasó en Ponferrada en 1535, en este caso añadiéndose el dato de que las palomas que rodeaban la Eucaristía fueran “imposibles de cazar”).
Volviendo al papa León XIV y al Perú, la diócesis donde fue obispo de 2013 a 2023, Chiclayo, incluye a escasos 15 km al sur de su capital, y ya junto a la costa al sur de la desembocadura del río Chancay, la localidad de Eten, donde en 1649 tuvo lugar un supuesto milagro de ese tercer tipo, en el que durante un acto de adoración a la Eucaristía fue visible el Niño Jesús en la misma Hostia consagrada.
Sucedió en dos ocasiones, la primera de ellas el 23 de junio, pudiéndose tomar declaración a múltiples testigos que vieron dentro de la Hostia «a manera de una lámina pintada», la figura de medio cuerpo para arriba de «un niño, su cuerpo y su cabello rubio ondulado hasta la altura de los hombros», con vestimenta morada. La aparición se repitió el 22 de julio, tras la misa de la patrona local (Santa María Magdalena), siendo esta vez testigos solo cuatro sacerdotes y durante 15 minutos. Además del Niño de medio cuerpo para arriba, en este caso los presentes vieron tres corazones que supusieron representaban a la Santísima Trinidad.
Puesto que el motivo por el que se hacían los actos de adoración en que tuvo lugar la aparición era el desagravio por un robo sacrílego ocurrido meses antes en Quito, cabe suponer que el motivo genérico por el que parecen ocurrir estos sucesos, que es subrayar la dignidad, grandeza e importancia de la Eucaristía en la vida cristiana, esta vez tenía un tono de agradecimiento por esos actos con que se quiere pedir perdón a Dios cuando ha sido maltratado.
Este milagro ha sido particularmente promocionado desde 2023, mediante un concurso de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo de Chiclayo, que coincidió con el año en que Prevost fue elegido por el papa Francisco para dirigir el ministerio (dicasterio) vaticano para los Obispos. Prevost presentó entonces al Papa «20.000 testimonios de fe y la historia del milagro», lo que da idea de que no era en él una devoción improvisada, sino algo que le interesaba muy particularmente. De hecho, al presentar el Milagro de Eten y la página web a él dedicada (https://milagroeucaristicoperu.com), Prevost resaltaba su importancia al afirmar que «es el único Milagro Eucarístico en el Perú y ha tenido repercusión mundial gracias al beato Carlo Acutis quien lo destacó en sus redes sociales como uno de los milagros eucarísticos en el mundo, luego de una prolija investigación».
Por si fuera poca coincidencia, el papa Francisco también había sido testigo de un milagro eucarístico, además de los del primer tipo más espectacular, con carne y sangre: en realidad, se trataba de una serie de cinco sucesos ocurridos en una misma parroquia de Buenos Aires, cuya investigación no tomó un rumbo definitivo hasta el quinto y más espectacular evento, el de la conversión en 1996 de una Hostia en carne y sangre, que el entonces obispo auxiliar Jorge Mario Bergoglio, mandó conservar y posteriormente examinar por el doctor Ricardo Castañón, quien obtendría, al llevarlos a analizar a un prestigioso criminalista, el Dr. Frederick Zugibe- la conclusión que la muestra eran músculos del miocardio del corazón de una persona que había sido sometida a tortura y que estaba viva en el momento de la extracción de la muestra.
Otra pequeña coincidencia entre los dos papas es que, mientras Francisco ha fallecido durante el Jubileo ordinario que había proclamado siguiendo las instrucciones que en 2000 estableció san Juan Pablo II, el fallecimiento del papa y el advenimiento del León XIV se han producido también dentro del Año Jubilar concedido por la Santa Sede a la Parroquia de Santa María Magdalena de Eden, en el 375 aniversario del Milagro, que se clausurará el próximo 22 de julio.
Santiago Mata es autor del libro Milagros Eucarísticos, profesor de Religión en el IES Victoria Kent de Fuenlabrada.