No hay verano sin que la compañía Conde Gatón se enfunde en la historia de El Señor de Bembibre y vuelva a recrear su leyenda desde el castillo de Ponferrada. La compañía señera de la comarca, que en dos años soplará las 60 velas y celebrará medio siglo de esta representación, avanza este año con seis nuevas visitas nocturnas teatralizadas a la fortaleza, compartiendo la romántica historia templaria que sigue viva entre los muros de ese edificio medieval incomparable como escenario.
Una efeméride que la compañía quiere poner en valor, soñando incluso con realizar la representación completa del texto original, algo que, según el veterano actor José Luis Cavero, "resulta utópico". “Tendría que durar más de dos horas y los costes serían tremendos”, explica. Sin embargo, sí se plantean incorporar sorpresas y recuerdos, como el papel clave del grupo en la lucha por evitar el cierre del Teatro Bergidum —donde llegaron a encerrarse representando obra tras obra— o su participación en los inicios de la Noche Templaria.
Escuela de Teatro
Cavero destaca la capacidad del grupo para sobrevivir, lo que hoy les permite “quitarse canas”. Lo hacen gracias a una iniciativa nacida hace dos años: los talleres de teatro de otoño e invierno, que están rejuveneciendo a la agrupación y dando paso a nuevas generaciones. Este año, dichos talleres han reforzado la formación en expresión corporal, danza y uso de máscaras, en una vuelta a los métodos teatrales de los años 70 y 80, cuando el grupo empezó a forjar su identidad.
Una decena de jóvenes ha participado en estos talleres, y algunos han elegido las Artes Escénicas como camino profesional. “El año pasado se fue una chica a estudiar a Málaga y este año han sido dos, uno a Oviedo y otro a Madrid. Eso para nosotros es una medalla virtual”, afirma Cavero.
Y también abre un camino que no se ha recorrido y que recuerdan que se comprometió hace ocho años, cuando la compañía fue pregonera de las fiestas de la Encina “la alcaldesa en aquel momento se comprometió a potenciar una escuela municipal de teatro, pero aquello se quedó ahí”, lamenta Cavero.
Esta renovación también ha dado lugar a la creación de un nuevo concepto dentro del grupo: la Joven Compañía de Conde Gatón. Se trata de una facción integrada en la organización sin ánimo de lucro, donde los nuevos talentos aportan frescura mientras los veteranos comparten experiencia. Algunos de estos jóvenes ya participan en las representaciones del castillo, consolidando un grupo intergeneracional con miembros de entre 17 y 80 años.
El origen de esta nueva etapa se remonta a hace dos años, cuando coincidieron dos representaciones importantes: una en el castillo de Ponferrada y otra en La Térmica Cultural. “No solemos hacer dos obras a la vez, porque somos un grupo amateur con poco acceso a los circuitos teatrales”, reconoce Cavero. Pero en aquella ocasión lo hicieron, y al comprobar que eran capaces, decidieron formalizar la Joven Compañía como un canal de renovación y gestión autónoma dentro del grupo.
El Señor de Bembibre. La leyenda es el vínculo que mantiene al Conde Gatón fiel al espíritu de Gil y Carrasco, dentro del castillo. “Tenemos la sensación de que si lo dejamos de hacer, se pierde o se pervierte”, afirma Cavero. Por eso continúan adelante, aunque sea desde el mantenimiento.

Este verano ofrecerán seis representaciones: los días 25 y 26 de julio y 1, 2, 8 y 9 de agosto, con un precio de 8 euros por entrada, el mismo que el año pasado. El texto también se mantiene, aunque algunos actores hayan sido sustituidos. Cada pase nocturno contará con un aforo limitado a 120 personas, que suele completarse en cada función.
Un total de 70 integrantes del Conde Gatón participan en esta actividad, que va mucho más allá de subirse al escenario. En estos días ya están preparando todo lo que no se ve: vestuario, atrezzo, iluminación y sonido —este último, la única parte subcontratada—. Todo empieza a tomar forma una semana antes del estreno.
Conde Gatón se mantiene fiel a su esencia como asociación cultural, lejos de los circuitos empresariales, buscando un equilibrio económico que no siempre es fácil de alcanzar. Lo que sí tienen garantizado es el aplauso y el cariño de un público fiel, que valora su independencia artística y su compromiso con la cultura berciana, que sigue palpitando antes y después de cada función.
