02/12/2022
 Actualizado a 02/12/2022
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De verdad que no sé si será la edad, pero cada vez tolero menos las normas y las reglas, sobre todo cuando éstas vienen impuestas sin motivo aparente, con una clara falta de coherencia o lo que es peor, que solo se apliquen para ciertas personas. Al final no me va a quedar más remedio que declararme anarcoliberal.

Desde un tiempo a esta parte, más aún tras la pandemia, desde el Gobierno solo hacen que quitarnos derechos y ‘pensar’ por nosotros. Decidir por nosotros, por nuestro bien, nuestra salud, nuestra seguridad… Da igual el ámbito de la vida que sea, desde privarnos de libertad y encerrarnos ilegalmente en nuestras casas, a cosas tan personales como qué comemos. Realmente no sé por qué narices se creen, unos indocumentados, que sus decisiones son mejores que las de los ciudadanos.

Resulta que unos iluminados desde Moncloa deciden que todos los escaparates de todos los comercios deben apagarse a las 22 horas de la noche, para ahorrar energía, y el Ayuntamiento de León tira la casa por la ventana con las luces de Navidad, sin que en su caso aplique la norma del ahorro de energía.

No digo que las luces de Navidad en las calles estén mal, (todavía no me he convertido en Mr. Scrooge) pero dejen que cada autónomo decida cuando encender y apagar las luces de su establecimiento. Aquí, o las normas son para todos, o esto empieza a dar un tufillo de dictadura.

Hace un par de días, el celebradamente desaparecido Alberto Garzón, que recuerden que cobra al año 75000 euros sin apenas competencias, se saca de la manga la prohibición de hacer anuncios de muñecas en las que aparezcan niñas, ni de deporte en la que aparezcan niños, y por supuesto se obliga a que en los anuncios de juguetes se utilice un lenguaje inclusivo, que imagino que se traduzca en un gran avance para los derechos como será la creación de la nueva melodía de «Les muñeques de Famosa, se dirigen al portal para hacer llegar al niñe su cariño y su amistad» para que nadie se ofenda.

El Ministerio de Igualdad pide la retirada de un cartel publicitario de una bodega de El Bierzo por «sexualizar» la imagen de una mujer para la promoción de un vino y 3 días más tarde, viendo la que se monta y dándose cuenta de su metedura de pata, dicen que no es necesario.

Y mientras nos enredan en esas cosas, el gobierno de la nación nos cuela a diario cosas que verdaderamente van deteriorando la salud democrática y nuestro Estado de Derecho como poner a una ministra del PSOE como fiscal general del Estado o a un ministro como miembro del Tribunal Constitucional para que valore la constitucionalidad de las leyes que él mismo ha impulsado hace unos meses.

No les extrañe que el próximo 2023 nos sorprendan con alguna medida para intentar ganar las elecciones a toda costa, como regularizar masivamente a extranjeros, dejar votar a los mayores de 16 años o decir que solo pueden ser presidentes aquellos que apelliden Sánchez.
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