Muchos de los lectores conocerán a este osín que os presento y que tiene por nombre Barniedo, pues su trágica historia apareció en todos los medios de comunicación hace poco más de un año. Barniedo nació en alguna recóndita osera de las montañas del municipio de Boca de Huérgano durante el invierno, no sabemos cuántos hermanos tuvo al nacer pero sí sabemos que 3 sobrevivieron y que en el mes de abril y pesando ya entre 3 y 4 kilos, salieron de la osera por primera vez con su madre. Entre bosques de roble y peñas calizas vivió los meses siguientes, sin mayor preocupación que la de alimentarse de la leche de su madre y jugar y explorar con sus hermanos.
La mayor amenaza para los oseznos en su primera primavera son los machos adultos, que tratarán de matarlos para provocar que su madre vuelva a entrar en celo. Las madres los defienden ferozmente, llegando incluso a perder la vida en ocasiones, pero el tamaño normalmente muy superior de los machos a menudo se impone en la pelea, resultando en la muerte de alguna o de todas las crías de ese año.
Pero aunque Barniedo y sus hermanos habían superado esa etapa con éxito el destino los esperaba con un trágico revés. Un pequeño incendio forestal, provocado por la caída de un cable de alta tensión, atrapa a la osa con sus 3 crías. Una de ellas fallece durante el incendio y, aunque Barniedo consigue escapar, sufre de quemaduras graves en sus extremidades, y, desorientado se separa de su madre. En su huída del terror llega temprano en la mañana del 2 de agosto al pueblo que le da nombre, donde un vecino lo ve y con una llamada telefónica pone en marcha el dispositivo de rescate. Capturarlo no fue difícil puesto que aún era muy pequeño, apenas pesaba 6 kilos.
Fue llevado entonces a un centro de recuperación en Valladolid donde rápidamente mejoró de sus quemaduras y posteriormente a un recinto de adaptación en Valsemana, donde fue poco a poco adaptándose a lo que llegaría a ser su vida en libertad si todo iba bien durante el proceso. En esta última fase Barniedo comenzó a coger peso con gran rapidez y tan solo un par de meses después, el 17 de Noviembre de 2024, fue puesto en libertad en un entorno cercano a donde había sido encontrado.

Durante la última parte del invierno y en la primavera de 2025 Barniedo permaneció en una zona cercana y resultaba fácil verlo, tanto que muchos turistas y curiosos se acercaban al lugar y, siempre con ayuda de unos prismáticos, disfrutaban del no habitual avistamiento de un oso pardo cantábrico. La especie sigue estando en peligro de extinción, aunque ha mostrado una buena recuperación y expansión en las últimas décadas, propiciadas por un gran trabajo de conservación y por un cambio de mentalidad por nuestra parte, y ahora mismo se estima que haya algo más de 450 osos repartidos por la Cordillera. No obstante como con la mayoría de especies el ser humano sigue siendo su mayor amenaza y lamentablemente han vuelto a sufrir varios casos de furtivismo.
Volviendo a Barniedo; Su vida discurría tranquila, la gran cantidad de bellota que quedaba del invierno le proporcionaba alimento suficiente, y él seguro iba encontrando otras fuentes de comida. Pasto, fruta, insectos, e incluso carroña si llegara a encontrar alguna. No suelen depredar animales los osos cantábricos, y si lo hacen suele ser alguna cría de ungulado (Corzo, rebeco, venado), pero Barniedo aún era muy pequeño para tan siquiera intentarlo. Son animales omnívoros, y su dieta se basa en aprovechar los recursos naturales en cada época del año.
Pero otro gran reto esperaba a nuestro oso Barniedo, un nuevo incendio se desata en su hogar, un incendio virulento que arrasa todo a su paso. No puedo ni imaginarme el terror que debió de sentir al oler de nuevo el humo, apenas un año y medio de vida y ya se estaba enfrentando a su segundo incendio forestal. Por suerte ahora Barniedo era bastante más grande que durante el primer incendio, y gracias a los localizadores GPS que le fueron instalados para monitorizarlo tras su liberación sabemos que está a salvo en una zona no muy lejana.

No se han confirmado muertes de osos durante los incendios que han azotado la provincia durante este mes de agosto aunque muchos de sus hábitats se han visto reducidos a ceniza. No obstante muchos otros animales salvajes han sido víctimas del humo, del fuego o de la falta de alimento tras el paso de las llamas, igual que le ha sucedido a gran parte del ganado que pastaba en las zonas afectadas.
Todo parece indicar que estos incendios se repetirán de manera recurrente durante los próximos años y para ponerle remedio tenemos que sentarnos a pensar y plantear soluciones eficaces, alejadas de intereses económicos y centradas en preservar la naturaleza que nos rodea.