El pabellón de La Bañeza ha vuelto a ser el lugar elegido para evacuar a una gran parte de las 7.000 personas que han tenido que abandonar sus hogares tras el avance de las llamas. El incendio, originado el pasado domingo en Molezuelas de Carballeda ha obligado a desalojar ya hasta 31 pueblos. Durante su estancia en este albergue improvisado, muchos vecinos mostraban su preocupación y nerviosismo ante esta insólita situación que les está tocando vivir.
Con muchas dudas y una tristeza inmensa. Así definían su situación algunos vecinos de Quintana y Congosto que han pasado la noche en el pabellón. Sin apenas pegar ojo, María Rosa relataba cómo están recibiendo ella y el resto de vecinas que la acompañan en el pabellón las trágicas noticias ya confirmadas acerca del incendio de Castrocalbón. “Mi nieto pudo ir hasta la casa y, gracias a Dios, está bien”, respiraba aliviada, aunque no podía ocultar la tristeza que sentía una vez confirmado el fallecimiento de Abel Ramos, el voluntario que perdió la vida mientras participaba en las labores de extinción. “En Quintana y Congosto se han quemado casas y naves, además de que hay un chico muerto ya hay otro quemado en el hospital”, lamentaba con enorme tristeza una María Rosa que aún desconoce la fecha exacta del regreso a su pueblo.
Junto a ella, otra vecina de Quintana y Congosto, Antonia, no puede contener las lágrimas al hablar de sus dos perras. Según detalla, no pudo regresar a su hogar tras desplazarse a León el pasado martes. A medida que el fuego avanzaba, la localidad fue desalojada y Antonia no pudo rescatar a sus mascotas. Ahora, permanece a la espera de recibir más noticias acerca del paradero de sus dos perras.
Veronica también reside en Quintana y Congosto. Junto con su padre, ha pasado la noche en el pabellón de La Bañeza tras verse obligados a abandonar este pequeño municipio por el avance de las llamas. En un principio, no pensaban que el fuego que veían desde sus ventanas acabaría alcanzando sus hogares. En cuestión de minutos, relata Verónica, Quintana y Congosto era preso de las llamas, lo que les obligó a salir corriendo para poner a salvo su vida. Tras pasar su primera noche en el pabellón, esta vecina de la localidad confiesa que está viviendo de una forma relativamente “tranquila” la situación, aunque confiesa cómo es inevitable no sentir pena por las pérdidas humanas que ya está provocando el incendio de Castrocalbón. Veronica también comentaba como algunos vecinos se resistieron hasta prácticamente el último momento a dejar sus casas, una decisión que al final acabaría imponiendo la Guardia Civil para evitar complicaciones durante las labores de extinción. “Hasta casi las 10:00 de la noche quedaba gente en el pueblo” confiesa.
En su estancia en el pabellón, los cientos de evacuados han tenido a su disposición desde bienes de primera necesidad hasta tratamiento psicológico con el que intentar sobrellevar de la mejor forma posible la desgracia vivida estos útlimos días. Vicente forma parte del grupo de psicólogos desplazados hasta la zona para atender a los vecinos en estos momentos tan críticos. “La falta de noticias acerca de sus seres queridos genera una enorme incertidumbre”, explica este profesional que ha vivido en primera persona momentos muy duros durante las últimas 48 horas. A pesar de todo, explica, la llegada de buenas noticias acerca del estado de sus casas supone un impulso en la confianza de los vecinos. “Si se han librado sus animales y sus casas, tienen alegría”, aunque sí incide en que “siguen preocupados por sus vecinos”.