"Que llevemos 117 años trabajando sin dejar a nadie en la calle es un milagro"

Asleca atendió el pasado año a 800 personas y dio 81.300 servicios en su comedor social. Para su presidente "es la gran obra de León y la gran desconocida"

08/02/2024
 Actualizado a 08/02/2024
El presidente de la Asociación Leonesa de Caridad, Asleca, en Cope León. | L.N.C.
El presidente de la Asociación Leonesa de Caridad, Asleca, en Cope León. | L.N.C.

La Asociación Leonesa de Caridad (Asleca) ha cumplido 117 años de atención a las personas más necesitadas de León. Se fundó en 1906 y su presidente, Félix Llorente, aseguró este miércoles en Cope León –en el programa Entre Nosotras, que se emite en colaboración con La Nueva Crónica– que «nació por el impulso y la buena voluntad de un grupo de leoneses que vieron a su alrededor la carestía, la pobreza y la necesidad y trataron de hacer algo positivo en favor de esas personas. Se reunieron, adoptaron la idea y fundaron la asociación». Un año más tarde nació su comedor social, que Llorente recordó que a día de hoy sigue siendo el único en León, y con él persiguieron el objetivo de «quitar la necesidad más perentoria» de los usuarios, «que es precisamente la de comer, la de quitar el hambre». 

Con el tiempo sus usuarios han ido cambiando. «Son personas con muchos problemas. Psíquicos, morales, intelectuales, familiares... y ahora habría que añadir a todo esto las drogadicciones o el alcoholismo», aseguró Llorente, que también señaló que la demanda, que el número de usuarios que atienden a diario, también ha aumentado. «En los años 50 al comedor, por ejemplo, llegaban cincuenta personas, mientras que actualmente se está atendiendo a más de cien solo a mediodía», dijo. En concreto, destacó que sirven unos 50-60 desayunos diarios; a mediodía, que es «la hora clave», atienden a unas 100-120 personas y por la tarde-noche, en la cena, a unas 70-80. El trabajo es continuo y el gasto muy elevado: más de 1.800 euros al día. ¿Cómo le hacen frente? El presidente de Asleca afirmó que es casi «un milagro». «Tiene que ser que hay alguien ahí que está milagreando y que de donde no hay está sacando, porque es muy difícil, pero lo cierto es que no falta. Que llevemos 117 años trabajando y sin dejar a nadie en la calle es un milagro», insistió. 

Solo durante el año pasado, la Asociación Leonesa de Caridad atendió a unas 800 personas y prestó 81.300 servicios en su comedor social de desayunos, comidas, cenas o meriendas. «Hay que hacer números y hay que trabajar. Para mí es la gran obra de León y es la gran desconocida», subrayó. Además de este servicio de comedor social, desde Asleca prestan otros como duchas, lavandería o ayuda a domicilio, entre otros, que su presente indicó que funcionan «muy bien» gracias a la labor que realizan las Hijas de la Caridad, que «dirigen y coordinan» todo, así como al grupo de voluntarias y voluntarios que colaboran con ellos. En él, señaló que hay más mujeres que hombres y que cuentan con «un bloque importante de las que no fallan a diario y otras que van cuando pueden. Dos veces a la semana, un día al mes... Admitimos a todo el que vaya, siempre que vaya con buena voluntad», remarcó. Este grupo está integrado por unas 80-100 personas, entre las que las «fijas», «con las que puedes contar continuamente son entre 15 y 25». 

Llorente recordó también que cuando las Hijas de la Caridad dejen de realizar esta labor ve «muy difícil» que puedan seguir «funcionando». La más joven cuenta ya con más de 60 años y si con el personal actual ya las pasan «negras» para hacer frente a los gastos, «si ellas no están y hay que meter personal de fuera esto será económicamente inasumible», dijo. Aunque moralmente les quede «la buena voluntad, las ganas de funcionar y de hacerlo bien». En este punto también hizo referencia al problema existente de vocaciones religiosas que hace que no exista relevo, porque «los llamados son muchos, pero los escogidos...».

Él, por su parte, tras diez años como presidente,  confió en que en algún momento pueda dejar el cargo en manos de otra persona. «En lo moral seguiría ‘in aeternum’, pero en lo físico, en lo cotidiano, en las fuerzas» reconoció que no. «Van quedando muchas cosas por el camino, heridas que te marcan, ayudas que esperas y no llegan y proyectos que quedan en el aire. Todo eso te va minando y te va quitando, si no interés, que en absoluto, sí ilusión». No obstante, advirtió que si algún día deja el cargo quedará «muy ligado y muy marcado». «Lo dicen los voluntarios, que no saben qué pasa, que parece que si faltas un día o no atiendes el día que te toca te falta algo vital, esencial, algo fundamental en la máquina de la vida».

Por último, Llorente habló de otro servicio clave para la asociación, la casa de acogida para mujeres víctimas de violencia o en situación de abandono, que fue reformada el pasado año. «Se han hecho cuatro apartamentos para 13 personas, para mujeres con sus hijos que «lo único que comparten es la comida, que como tenemos el comedor, comen de nuestro comedor y no tienen que hacerlo ellas, pero en lo demás son autónomas totalmente dentro de unas reglas que se fijan de organización, convivencia y disciplina», apuntó. Respecto a la reforma realizada en este espacio, aseguró que ha permitido que quede «que ni pintada por dentro, adaptada a la sociedad moderna, aunque por fuera siga siendo un caserón viejo, del siglo XVII o XVIII». Sin embargo, remarcó que lo más importante de ella y de los servicios en general que prestan es que sirven para «hacer el bien». «Ya lo decían los clásicos, que lo único que queda en esta vida es el bien que se haga y ahí, en esa casa, de verdad que hacemos todo el bien que podemos».

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