Entre las noticias de las última semanas, incluso de este año 2025, está la Asociación Feminista Leonesa Flora Tristán, un colectivo que cumplía 50 años de su creación, en 1975, y también en los años setenta tuvieron que dar los complicados primeros pasos para su legalización, con su escrito fundacional y legalización definitiva en 1977. No había sido fácil el camino, especialmente aquellos primeros pasos. En el año 1978, ya legales, organizaron por primera vez el 8M en León y, ojo, «denunciamos al Ayuntamiento de León por no reconocer las firmas de mujeres en una protesta vecinal». Merece la pena repensarlo otra vez: No reconocer las firmas de mujeres, en 1978.
De ahí venían. Ahí nacieron, con ese caldo de cultivo. Ellas ya sabían que la batalla era larga, ya lo planteaban en las primeras lineas de su escrito fundacional: «Partimos de la creencia de que la mujer, por el hecho de serlo, al margen de otras explotaciones, sufre una explotación específica que hace de ella un ciudadano de segunda clase, apartándola de la vida pública, reduciéndola al papel de esposa y madre y haciéndola depender a todos los niveles del hombre. Lo que persigue este secular confinamiento de todas las mujeres al hogar nos parece clave, porque éste es el pilar fundamental de la familia reproductora de la mano de obra y de la ideología dominante». Algo que desembocaba en su propia creación: «Como la liberación ha de ser necesariamente colectiva, hemos considerado fundamental la creación de la A.L.M. (Asociación Leonesa de Mujeres) como un auténtico movimiento feminista, en el que las mujeres se movilicen por propia iniciativa y en defensa de sus propios intereses».

Todas las fechas que hemos repasado son de los años setenta luego... han de estar en el archivo del fotoperiodista leonés de los setenta, Fernando Rubio, el de los lunes de F.R. Y están: «Recupero estas imágenes que tomé en la década de los 70 y que mantengo en animación suspendida en mi archivo. Los 70 del siglo XX, la famosa década dorada que vio cambiar la sociedad casi completamente y en todos sus estamentos y que tuve la suerte de vivir en primera línea». Y dentro de la magia de la década, ‘las floras’, de las que asegura que siguen siendo guerreras cincuenta años después. «Conocí a aquellas chicas que partiendo del mítico Club Cultural de Amigos de la Naturaleza (CCAN) y uniéndose a la lucha por el feminismo activo, tuvieron una influencia vital en la lucha por sus derechos que, poco a poco, consiguieron y mantienen. «En estas fotos he recogido diferentes momentos de su inicial andadura; como las reivindicaciones sobre las tareas de la mujer en el hogar, el feminismo activo y la batalla a favor de los anticonceptivos y tengo las imágenes de lo que recuerdo como un punto de partida fundamental para la Asociación Flora Tristán, fueron las Jornadas Culturales que tuvieron lugar en 1978 en la Casa de la Cultura.
Veo en la mesa al gran cantautor leonés Miguel Escanciano y entre las organizadoras mi memoria guarda nombres como los de Olga Castrillo, Mary Manoja, Nana, Nina Infante, Mila (Milagros Pérez Presa)... y lamento no recordar más nombres, aunque sí recuerdo a ‘las floras’».
Las palabras de Fernando también nos dan otra ‘pista’ de los duros tiempos en los que arrancaron su andadura. De una parte no son habituales las noticias en prensa sobre sus actividades y, curiosamente, los pies de foto de las que aparecen en los medios son genéricos: Las representantes de la AFL... y otras veces se cita a la ‘invitada’ a alguna actividad y no a las locales, lo que dificulta aún más el recuerdo de aquellas luchadoras miradas con recelo cuando pedían «anticonceptivos libres» y más aún en la reivindicación del aborto que, como recordaban en un reportaje anterior, «nos tiraron huevos».

En estos primeros escritos aún no figura el nombre de Flora Tristán pues como ellas mismas reconocían «la gran mayoría no la conocíamos ni de nombre», por lo que se puede decir que su papel divulgativo llegó al propio grupo cuando supieron de aquella mujer nacida en París en 1803, autora de la recordada frase: «Hay alguien más oprimida que el obrero, y es la mujer del obrero».
Eran los inicios de un grupo realmente combativo, que siempre reaparece. Por ejemplo, en un reportaje de Marco Romero sobre leonesas que promovían la apostasía ahí están Herminia Suárez y Olga Castrillo.
Solo es un ejemplo, ahí siguen. La trata y la prostitución están ahora muy en el centro de sus preocupaciones.
