Aunque no se sabe con exactitud la hora de inicio del fuego y durante las 24 horas existe vigilancia en las instalaciones, las alarmas saltaron sobre las 09:30 horas, cuando un viandante vio el humo que se desprendía de la nave y dio aviso a los servicios de emergencias. Hasta el lugar del siniestro se desplazaron Guardia Civil y Policía Local, así como los bomberos voluntarios de La Bañeza, que trataron de evitar que el fuego alcanzase los depósitos de gas hasta que llegaron los Bomberos de León –quienes precisaron equipos de respiración adicionales– para poder sofocar las llamas.
La de este domingo no fue la primera vez que ocurre un siniestro de este tipo, pero sí el de mayor envergadura que afecta a unas instalaciones cuyos responsables han guardado absoluto secreto sobre los detalles del suceso, más que «está todo bien» o «mañana [por hoy] se trabajará al cien por cien». No obstante, lo que sí se sabe es que el tercer incendio conocido en esta planta desde su apertura ha calcinado por completo la zona de almacenamiento, sin que –al parecer– se haya producido daño personal alguno ni tampoco dentro de las naves.
Fuentes consultadas por La Nueva Crónica señalaron que la zona donde se provocó el incendio «es una constante bomba de relojería y hay que estar siempre muy pendiente» por el tipo de materiales que se almacenan allí. Y es que, según pudo saber este periódico, donde se ocasionó el fuego se encontraban varias sacas de pellets (término utilizado para referirse a la espuma presente en el interior de los frigoríficos para conservar el frío, ya triturada) y cuyas temperaturas pueden alcanzar los 180 grados, además de restos de gases procedentes de los sistemas de refrigeración.
Cientos de curiosos, alertados por la impresionante columna de humo, se concentraron en Villa Adela nada más conocerse la noticia y ver que las llamas llegaron a traspasar el vallado exterior del espacio cubierto pero al aire libre donde se almacenan los materiales, justo al lado de las naves donde separan los componentes y de la zona de oficinas. Además, durante algún momento se temió porque la nube que se desplazaba hacia el valle del Jamuz llevara consigo componentes tóxicos procedentes del material de los aparatos.
Presencia institucional
Desde primera hora de la mañana, la práctica totalidad de los concejales del equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de La Bañeza, entre ellos la primera teniente de alcalde o la concejala responsable de Seguridad Ciudadana, estuvieron en el polígono conociendo de primera mano todos los detalles de este suceso que ha vuelto a poner de manifiesto la polémica sobre la necesidad de establecer un parque profesional de bomberos que dé servicio a las comarcas de La Bañeza.
Tres siniestros conocidos en seis años
En las instalaciones de Ilunion se trabaja con materiales altamente combustibles, por lo que se deben extremar las precauciones en su manipulado y almacenamiento hasta que son expedidos para su incineración o recuperación como materia prima.
Actualmente trabajan más de medio centenar de personas con algún tipo de discapacidad y este siniestro es el tercero que sale a la luz desde su apertura tras una inversión cercana a los diez millones de euros. El primero, en mayo de 2010, fue un incendio cuyos orígenes se situaron en el mismo lugar donde ayer ardieron buena parte de las instalaciones y de la mercancía almacenada.
Posteriormente, tras ser necesaria la intervención de Sacyl y de los efectivos policiales por tratarse de un accidente laboral, en mayo de 2013 se conoció que dos trabajadoras –ambas mujeres y de 39 y 44 años de edad, respectivamente– resultaron heridas de diversa consideración tras producirse una explosión en el interior de las instalaciones, sin que trascendieran más datos que los aportados por el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León.