La Federación Leonesa de Empresarios ha elegido a Ignacio Tejera Montaño como Empresario del Año 2025, un galardón que recibirá el viernes 28 de noviembre en el Auditorio. De esta forma, se reconoce su sólida y duradera trayectoria empresarial, además de su capacidad de liderazgo y diversificación, puesto que a la construcción ha sumado actividades ligadas al turismo y la tercera edad, así como su compromiso constante con el desarrollo económico y social de la provincia de León.
– Empresario del Año, ahí es nada… ¿Qué sintió cuando le comunicaron el reconocimiento?
– Me lo dan por viejo (ríe)… La verdad es que, como viene de los compañeros de la Junta Directiva de la Fele y he estado presente en muchas designaciones en los últimos 25 o 26 años, he sentido alegría y satisfacción. Y voy a confesar que también he sentido un punto de vanidad compartida con mi familia y con mi entorno, porque al final son también ellos los que lo van a disfrutar. Mi mujer, Marina, mis hijas, mis nietos, Manuel y Cristina, mis suegros, que después de una trayectoria empresarial tan larga van a estar muy contentos de compartir ese día conmigo… Y también con tantos compañeros de la Fele, de la Cámara de Comercio y de todos los sitios en los que he estado.
– Son muchos años en el mundo empresarial, empezando por la construcción y apostando ahora por la diversificación con proyectos vinculados al sector residencial de la tercera edad, la hostelería y los hoteles. ¿Es una de las claves del éxito de un empresario saber adaptarse a cada momento económico?
– Vengo de una familia que estaba en la construcción. A mi padre, después de la Guerra Civil y de unos años que estuvo por ahí rulando, le ficha una constructora asturiana, le nombra delegado del noroeste y recae en León a mediados del siglo pasado. Siguió en esa empresa ocho años y luego se puso por su cuenta. Cuando yo nací, él ya tenía su empresa constructora. La crisis que vivió el sector en los años 80 en León y en toda España provocó que tuviéramos que empezar de cero. Yo entonces tenía 20 o 21 años, era muy mal estudiante y compaginé el final del Bachillerato con empezar a trabajar en la empresa. Y seguí únicamente en el sector de la construcción hasta finales de los 90, cuando empezamos a diversificar un poquito, sobre todo en el tema de la tercera edad. Mi hermana mayor es médico, estaba en la Seguridad Social, pidió la excedencia, se incorporó a la empresa y empezamos un poco en el mundo de la tercera edad. A partir de ahí, siempre guiados un poco por la construcción, hemos estado también en el mundo de los hoteles durante los últimos 25 años con el Meliá de León y también en algunos otros sectores. En todo caso, el nexo y el camino ha sido ha sido la construcción. La diversificación es inevitable y la construcción te da posibilidades, porque la primera residencia de mayores se construye dentro de un edificio que nosotros estábamos promoviendo. Más tarde, a partir del desarrollo de un sector urbanístico que estábamos ejecutando, hicimos la segunda. El hotel que hicimos con Meliá llegó en el marco de una promoción urbanística. Por lo tanto, es verdad que hemos diversificado en estos últimos 25 años, pero un poco de la mano de las promociones y de la construcción, que ha sido nuestra guía siempre en estos en estas cuatro décadas de actividad.

– Uno de los aspectos más destacados de su trayectoria ha sido la capacidad que tuvo en su día de unir a todo el sector de la construcción, algo que parecía muy complicado en una tierra como León una tierra como León, en la que todo tiende a dividirse en dos hasta el infinito. ¿Cómo lo consiguió?
– Fue una lástima como terminó aquello por la crisis general de la construcción que se vivió en León, en España y en el medio mundo a partir del año 2008. Todo había comenzado diez años antes, cuando me incorporó a la Cámara de Comercio de la mano de Ángel Panero y luego de Manuel Lamelas. Un año después entro en la Junta Directiva de la Fele y es entonces cuando paso a ser presidente de la Asociación Leonesa de Edificación y Obra Pública (Aleop) durante ocho años, desde 1999 hasta 2007. En esos años me dieron pie a conocer todavía más el sector y sus empresas. A través de la asociación, manteníamos innumerables contactos con el Ayuntamiento de León y se dio una circunstancia muy especial. Fue con el desarrollo del polígono de La Lastra, donde se preveían más de 2.200 viviendas y donde el Ayuntamiento tenía prácticamente la mitad del suelo. Como asociación, le planteamos al Ayuntamiento que pusiera ese suelo en el mercado en partes. Ninguna empresa de León por sí sola tenía capacidad para acometer a esa fortísima inversión, por lo que le planteamos que sacara paquetes de entre 80 y 100 viviendas. El objetivo era que todas las empresas de León pudieran tener acceso a ese suelo. La respuesta del Ayuntamiento fue que el paquete tenía que salir de una sola vez, en una única adjudicación para las 2.200 viviendas. Fue entonces cuando, a través de la asociación, logramos poner de acuerdo a 32 empresas que dieron paso a la constitución de la sociedad Agelco. Fue la única empresa que se presentó al concurso, se adjudicó y luego hicimos lo que estaba previsto, dividir esas 2.200 viviendas en lotes entre los 32 socios de Agelco. Esto fue a finales de 2006 o principios de 2007 y todos sabemos lo que ocurrió en 2008, que fue la debacle de la construcción y de la promoción de viviendas. Muchas empresas desaparecieron, pero el polígono de La Lastra ahí está y se está desarrollando después de 15 años a través de muchas empresas que en su día adquirieron el suelo a través de Agelco.
"Una cosa es no extraer carbón y otra cosa es no tener las infraestructuras por si un día hacen falta"
– Ha hablado de las dos crisis de la construcción, pero también han estado la migración del campo a las ciudades, el cierre de la minería… ¿Cómo valora la evolución de la provincia durante todos estos años?
– Vamos a hablar de los últimos 25 o 30 años, que es el periodo en el que más he conocido la situación de todos los sectores a través de la Cámara de Comercio, la Fele y las distintas asociaciones. A nadie se le escapa que, aunque ahora remontado algo, la ganadería ha bajado muchísimo en este periodo. Además, aunque hay empresas que siguen ahí apostando fuerte, la gran debacle de los últimos 25 años en la provincia de León ha sido la desaparición de la minería del carbón. Sobre todo, cómo fue de esa desaparición: desorganizada, descontrolada y sin orden de ningún tipo ni para las empresas, ni para los trabajadores ni para nadie. ¿Reducir la actividad en el sector del carbón era una obligación que venía de Europa? Seguramente sí, pero yo creo que se tenía que haber hecho de otra forma. Una cosa es no extraer carbón y otra cosa es no tener preparadas las infraestructuras para que, si en algún momento es necesario, como así ocurrió hace no muchos años con la crisis energética por la subida de los precios, poder utilizarlas. Eso no se hizo y las minas se cerraron prácticamente de un día para otro sin ninguna previsión. Las minas ahora mismo están cerradas, sin mantenimiento, con unas aguas que ni se sabe lo que hay ahí abajo ni cómo puede afectar al medio ambiente… Eso se tenía que haber organizado de otra forma. Y están además las centrales térmicas. ¿Qué obsesión tenía el Gobierno de España, me da igual que fuera el PP o el PSOE, de dinamitarlas? ¿Por qué han gastado cientos de millones de euros en aniquilarlas? Era mucho más barato mantener esas infraestructuras por si en el futuro son necesarias. Creo que hubo una persecución por aniquilar el carbón y eso es algo que se diseña mucho antes con la entrada del gas, que viene de la mano de unos señores muy poderosos. Los grandes lobbies catalanes son los que metieron el gas en España e hicieron que, desde principios de los 90, estuviera diseñada la desaparición del carbón. Eso afectó a León, pero nadie recuerda quién generó la energía en este país en los años 40 y los años 50 o quién la llevaba al País Vasco y a Cataluña. Todo salía de Asturias y León. Aquí quedaban el polvo, la contaminación, las enfermedades… el tocino. ¿Y lo rico? Para los catalanes y los vascos, que eran los que tenían las industrias siderúrgicas y textiles. A León nunca se le ha reconocido el daño que ha sufrido en todos estos años. ¿Qué pasó con la energía hidráulica? Se hacían los pantanos, la gente se desarraigaba de sus pueblos porque se inundaban y esa energía al final se utilizaba en otros sitios. Nunca se pagó un peaje real por ese esfuerzo que hizo la provincia de León y eso ha quedado ahí. Por eso, muchas veces, cuando los políticos dicen que con León hay una deuda, parece que acabamos siendo unos llorones, pero yo creo que no hay que decir simplemente hay una deuda, sino que hay que explicar de dónde viene esa deuda. Y yo creo que, en muchos casos, ha sido porque hemos tenido unos representantes políticos en Madrid que se han preocupado más de llevarse bien por su partido que de llevarse bien con sus electores.
"Se hicieron los pantanos, se inundaron los pueblos y la gente se desarraigó, pero el beneficio era para otros"
– Defiende por tanto que lo ocurrido con el sector de la minería fue más una estampida que un cierre…
– Totalmente. Si se hace ordenadamente y tú tienes dos minas que dan trabajo a 500 trabajadores, lo lógico es que vinieran y te dijeran que dentro de un año se paraliza la extracción de carbón. Y que luego te pidieran que les dijeses lo que necesitas para que esas minas puedan estar operativas en dos meses si hiciera falta tras incorporar mano de obra. Y habría que hacer entonces un presupuesto con bombeo de agua, suministros, mantenimientos… y decirles que mantener esas dos minas cuesta al año 500.000 euros, que no sería más. ¿Alguien cree que, con la barbaridad de miles de millones de euros que estamos invirtiendo en energías, no se podía haber mantenido un carbón estratégico en León? Se han gastado 100 millones de euros en dinamitar una térmica y dejarla a ras de suelo. ¿Cuánto costaba mantener una térmica operativa? ¿Un millón de euros al año? ¿Qué es eso? Ojalá no hubiera que utilizarla, pero ahí la tendríamos. Es lo que ha hecho Alemania. Cuando ha habido una crisis de repente en estos últimos años, hemos oído que Alemania ponía en marcha una central térmica de carbón, pero nosotros no tenemos. Nosotros la liquidamos y otros tuvieron visión para mantenerla.
– Pese al tirón de la tecnología y la ciberseguridad, de la biofarmacia, la logística y el sector agroalimentario, la economía leonesa sigue dependiendo en demasía de los servicios. ¿Qué se puede hacer desde las empresas y desde las administraciones para potenciar un mayor desarrollo industrial de León?
– Efectivamente, en sectores como el agroalimentario, tenemos empresas punteras a nivel nacional, como es el caso de Hijolusa y Legumbres Luengo, pero seguro que se me olvida alguna otra. Somos un poco pesimistas, pero también hay que ver el lado bueno que tiene León. Está la ciberseguridad, porque una de las cosas más atractivas que se han hecho en León en los últimos años fue la ubicación en León por parte de José Luis Rodríguez Zapatero de lo que hoy es el Incibe. De hecho, la parcela de lo que entonces se llamaba Inteco la gestionamos desde Agelco. Desde el primer momento vimos que era un tractor muy importante para el polígono de La Lastra. Claro, ahora mismo estamos en un mundo con muchísima tecnología, por lo que es un sector fundamental se está aprovechando bien desde León. Mientras, en el sector de los servicios, el turismo siempre es un polo de atracción en León. Sin embargo, creo que las administraciones lo tienen que ver como un sector económico. Muchas veces no se aprecia todo lo que es turismo, es decir, bares, restaurantes y hospedajes, pero al final resulta que en León capital es un polo de atracción fantástico que mueve muchísima mano de obra y muchísima economía. Ahí lo que están haciendo desde Hostelería de León es tener un diálogo directo tanto con el Ayuntamiento como con la Junta para que les faciliten las cosas y acepten sus propuestas. ¿Optimista con el futuro de León? No me queda más remedio. Es la ciudad en la que he vivido toda la vida y soy optimista, pero yo creo que León lo que necesita mucho es que la gente se aglutine y comparta objetivos. Por eso yo he estado tan a gusto y tan bien encajado estos 25 años en la Fele, en Aleop y en la Cámara de Comercio, porque son puntos de encuentro de todos los empresarios.
"Diez ha puesto la defensa de la ciudad por delante de su relación con su partido. Ése es mi representante"
– Ahora que habla de unión, en el año 2020 hubo una importantísima movilización social con empresarios, sindicatos y partidos políticos, para reclamar un futuro para León, pero lo cierto es que poco ha cambiado desde entonces. ¿Cree que León recibe un trato peor que otros territorios por parte de las diferentes administraciones públicas?
– No lo sé. Yo hablo de mi provincia, que es la que conozco. Creo que nuestros representantes públicos tendrían que pensar más en las necesidades de su territorio y de sus habitantes que en sus necesidades personales y profesionales con respecto a su partido. Eso debería ser lo prioritario. Ahora mismo llevamos un tiempo con un debate tremendo sobre el actual alcalde, José Antonio Diez. Lógicamente, lo que hace José Antonio Diez es defender su ciudad y en muchos casos ha puesto esa defensa de su ciudad por encima de su relación con su partido y de sus intereses políticos. Ése es mi representante. Y por poner otro caso de hace años. El PP expulsó a Juan Morano cuando era senador y le puso una multa de 1.800 euros por no votar a favor del desmantelamiento del carbón. Esos son los políticos que me gustan, pero cuando nuestros representantes políticos están más pendientes de sus trayectorias, de sus partidos y de sus jefes, pues fallan. Creo en el representante público de verdad. En otras culturas, como la anglosajona o la estadounidense, los representantes están más cercanos, porque se la juegan, porque saben que su puesto depende más del votante y del ciudadano que de su partido. No sé cómo funciona en otras provincias, pero en León lo he visto así históricamente.
