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Si el tiempo acompaña

19/03/2023
 Actualizado a 19/03/2023
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La Cámara de Comercio de León ha estimado en cuatro millones de euros el impacto económico de la Semana Santa en la ciudad. El estudio debe de ser muy sesudo, porque los responsables matizan la cifra con un «si el tiempo acompaña», que dicho así parece una nueva fórmula de la estadística contemporánea, un margen de error para el factor humano aunque, en realidad, en este caso sea todo completamente divino. En los últimos tres años, el tiempo sí acompañó, más o menos, pero el coronavirus también, de modo que quedamos a expensas del cielo, como todo hacía indicar desde el principio. El contante final del presunto impacto económico, o más bien del impacto presuntamente económico, es un 20 % menor que el que se estimó en 2019, antes de la pandemia, descenso que algún analista sabrá explicar, porque lo que ha quedado más que demostrado es que el confinamiento y las restricciones han provocado un efecto rebote, el manoseado carpe diem se aplica sobre todo en el turismo, como se vio el pasado verano, como se vio la pasada Navidad y como se ve en cada puente. Al mismo analista que nos explique ese descenso habría que preguntarle también si en sus cálculos ha tenido en cuenta la inflación, porque las limonadas ya se han puesto a tres euros, toda una obscenidad que deja el segundo plano la políticamente incorrecta expresión de «matar judíos», y con las que se beben por las bares del Barrio Húmedo sólo antes de que empiece la Semana Santa, a ese precio, casi se tienen que rondar ya los cuatro millones.

Cuando se trata de hacer estudios sobre la incidencia de las precipitaciones meteorológicas en las cuentas corrientes, y con el objetivo de intentar ser un poco más precisos, los responsables de nuestra Semana Santa debían contactar con los sindicalistas agrarios, algunos de los cuales han desarrollado la capacidad, se supone que a través de alguna misteriosa ecuación que sólo existe en sus cabezas, de saber a cuánto ascienden las pérdidas de la cosecha por las lluvias, su ausencia o su exceso (y las correspondientes indemnizaciones, claro), y todo esto cuando el cielo ha empezado simplemente a nublarse, mucho antes de que el agua deshaga las glebas.

Siempre me han llamado la atención estos estudios económicos que, como las mismísimas columnas de opinión, suelen dar la razón al que las hace. En el caso de la Capitalidad Española de la Gastronomía, a los tres meses los organizadores ya estimaban en 7 millones el retorno económico de la campaña publicitaria que todo aquello suponía para León, aunque el retorno que más apreciamos los leoneses fue el aumento del precio de los vinos y el descenso de la calidad de las tapas. Casi dan ganas de volver a aquella teoría del Ggodo, pintor de Veneros que donó un cuadro al museo de la Catedral y, cuando le preguntaron que en cuánto lo valoraría, soltó un «500.000» que no debió sonarle muy fuerte a nadie, así que el artista añadió «millones» para asegurarse de que el personal abría los ojos como era debido.

Acompañe o no el tiempo, la Junta Electoral Central prohibe a partir del próximo 5 de abril, Miércoles Santo, los actos de inauguración y las campañas institucionales de propaganda. Nos quedan por delante, pues, algo más de dos semanas de promesas, proyectos, cifras e inversiones millonarias con las que nos van a asegurar que no sólo acabarán con nuestros problemas endémicos, sino que evitarán incluso los problemas que aún no somos capaces de imaginar. La nueva política aplica la vieja fórmula de prometer y prometer, subestimando una vez más la inteligencia del votante y demostrando que, cuando calificamos de mediocres a algunos de nuestros dirigentes, aún estamos siendo demasiado generosos. Ahí está el Corredor Atlántico, esa mentira oceánica que, de momento, sólo transporta cifras y fotos de una comunidad a otra, mientras tenemos que soportar que ardan sus calculadoras anunciándonos la resurrección de esta tierra: 16.000 millones, dicen al estilo del Ggodo, de los que a la provincia de León le corresponden 4.000, y además tenemos mucha suerte porque en su mayoría ya están ejecutados ya que corresponden a la Variante de Pajares, obra por la sigue sin ingresar nadie en prisión pese a las catástrofes económica, social y medioambiental que ha provocado. No hace falta ser ningún sabueso para saber que en el tema del Corredor Atlántico a León no le va a ir demasiado bien, porque mañana lo presentan en Valladolid que, como todo el mundo sabe, es una ciudad de carácter castellano pero de indudable clima atlántico.

Y no te relajes. Si te ofende que el Gobierno te mienta a la cara, con esa condescendencia de nuestros ministros, a los que se les ve tan incómodos cuando vienen de visita como si les hubieran condenado a vivir entre monos, tienes que escuchar antes a Mañueco: «Todas las provincias de Castilla y León, sin excepción, se van a beneficiar del Corredor Atlántico». ¿Y Soria?, le preguntaron por aquello de que ninguno de los pasillos ferroviarios que sólo existen en sus delirios pasa ni remotamente cerca del Moncayo: «Soria va a ser el puente entre el Corredor Mediterráneo y el Atlántico», respondió sin despeinarse. Qué suerte la de los sorianos. Menudo clima deben de tener, mitad Atlántico y mitad Mediterráneo. A ellos sí que les acompaña el tiempo, aunque tampoco tanto como a los leoneses: aquí lleva tanto detenido a nuestro alrededor que ya nos hemos cogido hasta confianza.
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