No han sido los pobres y presos de la cárcel de La Bañeza, para los que se creó esta dádiva semanasantera recogida en las ordenanzas de la hermandad hace cuatro siglos, sino 4.000 personas de toda condición social las que este miércoles han degustado el tradicional potaje que reparte en La Bañeza la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad.
Con un tiempo inmejorable y la eterna ilusión de cerca de doscientos niños cofrades por pujar el Santo Potajero, la cofradía de las Angustias y Soledad ha vuelto a cocinar y repartir gratuitamente menú más famoso de la Semana Santa bañezana, una fiesta que está declarada de Interés Turístico Provincial y que marca el ecuador de la semana de Pasión.
El Santo Potajero tiene una relevancia especial por ser una tradición que aúna gastronomía, espiritualidad y fervor popular en torno a un pequeño Nazareno de sesenta centímetros de altura que este año, además de los cofrades de Angustias, ha estado acompañado en la procesión por la subdelegada del Gobierno en León, Teresa Mata, el presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, el alcalde Bañezano, José Miguel Palazuelo, y el obispo de Astorga, monseñor Juan Antonio Menéndez, que aunque no llegó a tiempo para la procesión sí que se sentó a la mesa del santo que invita a comer.
Gracias al trabajo de decenas de personas que desde primera hora de la madrugada estuvieron en las dependencias de la hermandad, convertida en improvisada cocina y una vez preparado el menú compuesto por garbanzos con arroz y bacalao al ajo arriero, con una naranja para el postre y una pasta como dulce, tras la procesión y la bendición no faltó la tradicional cantinela “Santo Potajero, lléname el puchero…” ni las oraciones de Arturo Cabo, párroco de El Salvador y consiliario de Angustias.
Una vez más, el menú que antaño estaba pensado para dar de comer a los pobres y presos de la cárcel de la ciudad coincidiendo con la Pascua de Resurrección, es un evento que hoy reúne a miles de comensales de toda condición y muchos de ellos llegados desde otros puntos de la provincia o de provincias limítrofes, para los que han sido necesarios 300 kilos de garbanzos y otros cien de arroz, más de 200 kilos de bacalao y otros tantos litros de aceite, ajos, pimentón, sal… la experiencia de cuatrocientos años preparando la comida y la bendición del ‘Potajerín’. Todo para mantener una tradición que ha sobrevivido a la historia.
'Santo Potajero, lléname el puchero'
Miles de personas han degustado el tradicional potaje que reparte en La Bañeza la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad
23/03/2016
Actualizado a
11/09/2019
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