Un emotivo abrazo de esperanza y perdón concede la libertad condicional a E.G.

Martes Santo frío pero sin agua en León, en el que miles de leoneses arroparon a la cofradía ferroviaria ante la Catedral para asistir al emotivo e histórico acto ante el Locus Apellationis

David Iglesias y Laura Pastoriza
15/04/2025
 Actualizado a 15/04/2025
https://youtu.be/MSy_Jh4MuDw

Fue un Martes Santo frío pero sin agua en León, en el que miles de leoneses arroparon a la Cofradía del Santo Cristo del Perdón en la plaza de la Catedral para asistir al emotivo e histórico acto de la liberación de un preso ante el Locus Apellationis. El abrazo de esperanza y perdón que se dieron el abad de la cofradía y el reo liberado ante la imagen del Cristo arrodillado de Ángel Estrada mientras sonaba el Himno al Cristo del Perdón fue el momento más emotivo de una tarde en la que la ciudad volvió a cumplir con la tradición. 

El cielo otorgó su perdón, permitiendo que la lluvia del día anterior desapariecese en otro de los días históricos de la Semana Santa de León, pero no lo hizo el Gobierno, al no conceder ningún permiso de instituciones penitenciaras para la cofradía ferroviaria. El indulto que habían esperado hasta última hora no llegó. 

Sin embargo, la cofradía estaba preparada y revivió su razón de ser, su compromiso fundacional, al conseguir en el juzgado la libertad condicional –tercer grado– para un hombre, E. G, interno hasta ahora en la prisión provincial de Mansilla de las Mulas.

Fue una tarde de cambios para los hermanos del Perdón, pues cambiaban su lugar de salida. No salió la procesión desde el Asilo de Ancianos de la calle Corredera, sino que sus pasos asomaron a la calle desde el patio del convento de las Clarisas, en la esquina de la calle Convento con Cardenal Landázuri. Al mantenerse el horario de salida a las siete menos cuarto, la procesión comenzó a llegar a la plaza de Regla a las siete y veinte de la tarde, es decir, casi una hora antes que otros años. 

Miles de leoneses abarrotaban la plaza, que pasaban frío mientras asistían a la llegada completa de la procesión. El paso de la Condena de Cristo fue el primero, a los sones de la banda municipal Virgen de Celada de La Robla. Tras él, el paso titular, ese «impactante» –como dijo el obispo– Cristo del Perdón arrodillado, obra de Ángel Estrada, que se situó ante el pórtico del primer templo de la ciudad de León. El Orfeón Leonés cantaba, lo haría durante todo el acto como es habitual, y  terminaba por entrar a la plaza el pequeño paso pujado por los niños, el Cristo de la Esperanza, antes de que lo hiciera la Virgen de la Paz, este año sin palio, a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Soledad. 

Uno de los acto institucionales de la Semana Santa

El momento había llegado y las últimas autoridades en llegar –el acto se adelantó ligeramente a la hora anunciada– ocupaban sus puestos bajo el pórtico de la Catedral junto al obispo. Presidían la escena el alcalde, José Antonio Diez, y el subdelegado del Gobierno en León, Héctor Aláiz, aunque fueron numerosas las autoridades locales, militares, policiales y sociales que presenciaron uno de los actos de la Semana Santa leonesa más institucionales. 

El abad, Chema Urdiales, tomó la palabra para leer la solicitud del indulto tras «peregrinar un año más hasta el ‘Locus Apellationis’ de la Catedral» y el alcalde le respondió que el juzgado había concedido la libertad condicional a E.G. «Que sea enhorabuena», concluyó, como manda el protocolo. 

Un grupo de hermanos, con esquila y cruz, cruzó entonces la plaza hasta el Seminario llevando el hábito que instantes después se puso el reo liberado. Eran las ocho de la tarde y E. G. había encontrado la esperanza del perdón gracias a la cofradía leonesa. Fue el alcalde el que primero le saludó en la plaza y el apretón de manos se fue sucediendo con las distintas autoridades.Al finalizar, el obispo tomó la palabra para invitar a los leoneses a ser conscientes de este«signo de esperanza». 

Terminado el acto, la procesión retomó su recorrido hasta cruzar el río y llegar pasadas las once de la noche a la iglesia de San Francisco de la Vega, donde el Cristo y la Virgen volvieron a encontrarse y el Perdón se consumó. 

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