Al mal tiempo, buen Perdón, en un Martes Santo difícil para ser abad

La cofradía ferroviaria cumple con la tradición del indulto en la Catedral, después de dejar sus pasos en casa por lluvia y hasta nieve, mientras que Angustias se atrevió a salir, más tarde, y libró

David Iglesias y Laura Pastoriza
26/03/2024
 Actualizado a 26/03/2024
https://youtu.be/p5oG7SHpZTA

El cielo de León repartió suerte entre las dos cofradías que procesionaban en un gélido Martes Santo, que vio por momentos caer copos de nieve, entre la lluvia intermitente. Si el Perdón tuvo que dejar los pasos en la carpa de salida, Angustias, que salía más tarde, pudo sacar sus imágenes marianas en una procesión que acortó el recorrido sí, pero logró esquivar las incidencias meteorológicas.

Cuando faltaban apenas unos minutos para la hora de salida del Perdón, las caras largas dominaban la escena en el patio del asilo de ancianos, pero todavía se confiaba. Se aplazó la decisión media hora, hasta las siete y cuarto. La calle Corredera la protagonizaban los paraguas del público y se escuchó a una mujer preguntarse... «¿Y qué pasará con el preso ahora?».  El abad, José María Urdiales, comunicó con tristeza la decisión final sobre las siete y cuarto: «Hermanos, lo siento mucho, pero no podemos salir, porque no podemos exponer nuestras imágenes. Son para mucho tiempo». 

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El abad del Perdón, José María Urdiales, comunica con tristeza la decisión. | MAURICIO PEÑA

Al borde de las lágrimas, braceros y manolas rompieron el silencio con un rotundo aplauso. Será el año que viene. Con los pasos en casa, resguardados de la gélida tarde-noche, la cofradía emprendió la marcha hacia la Catedral, porque el Personaje Singular de la Semana Santa 2024, que es el acto del Perdón, habría de celebrarse. Al mal tiempo, buen Perdón.

Así, en riguroso silencio y perfectamente uniformados, los hermanos del Perdón acudieron a la Catedral, a paso lento la mayor parte del recorrido. Ninguno fue obligado, pues el abad les señaló que entendía que se fueran a casa en esa aciaga tarde. Sin embargo, fueron cientos los papones que recorrieron ese camino envuelto por la tristeza y marcado por el sonido de las bandas de La Celada de La Robla y la propia de la cofradía, que acompañaron el cortejo bajo la lluvia. 

A las ocho en punto de la tarde llegó la procesión al atrio de la Catedral, donde esperaban el alcalde, José Antonio Diez, el obispo, Luis Ángel de las Heras, la corporación municipal y varias autoridades más, como el subdelegado del Gobierno y el presidente de las Cortes. Los hermanos pasaron al interior del templo y, tras la actuación del Orfeón Leonés y las intervenciones de rigor, el abad de la cofradía fue a bucar a la persona indultada, que esperaba en la sacristía de la Catedral. O.M.R., una mujer que había cumplido la mitad de su condena, logró la ansiada libertad para una vida nueva. 

Angustias, por su parte, esperó unos minutos, mientras se iba calmando la lluvia intermitente. Finalmente, a escasos minutos de las ocho y media de la tarde, y gracias a la buena previsión, decidieron salir a la calle. Lo hicieron con un recorrido más corto, con regreso por Independencia, en lugar de Santa Nonia, pero las Vírgenes de las Lágrimas, de las Angustias y de la Soledad, salieron sin incidencias.

Y, en Capuchinos, el Silencio hecho via crucis. 

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