Rajoy: "Si todos estamos en qué hay de lo mío, al final será imposible gobernar el país"

Entrevista al expresidente del Gobierno de España

David Rubio / Alfonso Martínez
12/02/2022
 Actualizado a 12/02/2022
El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, durante la entrevista concedida a La Nueva Crónica. | SAÚL ARÉN
El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, durante la entrevista concedida a La Nueva Crónica. | SAÚL ARÉN
Nos recibe en el vestíbulo del hotel Conde Luna minutos antes de su paseo por el centro y su mitin para arropar a Alfonso Fernández Mañueco en el sprint final de su campaña para las elecciones de este domingo. Se muestra sorprendido de que haga menos frío que en aquellas mañanas en las que cogía el autobús en la plaza del Espolón para ir al colegio de los Jesuitas. «Pasamontañas llevábamos entonces», rememora antes de referirse a compañeros de clase como el fotógrafo Agustín Berrueta o el empresario Amancio López Seijas, propietario de la cadena hotelera Eurostars. «Ha habido comidas de exalumnos, algún que otro cocido en Castrillo de los Polvazares, pero he estado muy liado con el tema de la política y he ido poco», argumenta con sorna antes de mostrarse dispuesto a hablar de su libro... y de todo lo demás.

– ¿Qué recuerdos tiene de su niñez y su adolescencia en León? ¿Qué sensaciones le produce volver?
– Siento una gran alegría cada vez que vengo a León. Es una ciudad que significa mucho para mí. Viví aquí entre los 5 y los 15 años, que es una etapa de la vida que marca, que condiciona y que ayuda a formar tu carácter y tu persona. Define cómo serás en el futuro. Tengo un magnífico recuerdo de León. He venido muchas veces a León, algunas como turista ya hace tiempo, porque claro, luego en política ya es todo más difícil. Vine también como dirigente político y me siento realmente a gusto. Me gusta León.

– Desde que usted se fue de León, nuestra provincia ha perdido casi 110.000 habitantes, un problema que afecta a otras zonas del país como Galicia. ¿Cómo ve la situación de la conocida como España Vaciada? ¿Hay soluciones?
– Hay un análisis que se puede hacer. En el año 1977 se celebraron en España las primeras elecciones generales. El número de diputados de cada provincia lo determina su población. León llegó a elegir seis y hoy solamente son cuatro. Galicia, que es mi tierra, elegía 27 y ahora son 23. Se ha producido un traslado fuerte de población sobre todo hacia la zona mediterránea, Madrid, Barcelona y luego hay algunas grandes ciudades que mantienen población, sobre todo Bilbao, Zaragoza, Sevilla y quizá Valladolid. Es un problema ciertamente preocupante, pero no afecta solo a nuestro país. Si ustedes ven el país más importante del mundo, Estados Unidos, crece mucho la población de la costa este con ciudades como Nueva York mientras cae en la oeste como está ocurriendo en California. No es ciertamente un tema fácil. Creo que las administraciones deben garantizar la igualdad, sobre todo en lo que tiene que ver con sus competencias al prestar los servicios públicos. Pero también es importante que haya gente que tenga iniciativas, que haga cosas, que sea valiente y que logre fijar población porque se creen empresas en estos territorios.

– Durante su etapa como presidente las circunstancias económicas fueron manifiestamente mejorables y no le faltaron críticas por la paralización de algunos proyectos pendientes en León, aunque en otros sí que se avanzó…
– Lo más importante y lo que más me gustó hacer en León fue inaugurar la línea del AVE en el año 2015. Fue el mismo día en León y en Palencia con el entonces presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera. Fue una gran alegría. Me habría gustado hacer el AVE a Galicia, pero no dio tiempo. Estas cosas se van haciendo por la suma de todos. León en este momento está bien comunicado. Tuvo el gran problema del carbón, pero bueno, el mundo va por ahí. Hoy las energías por las que se apuestan son las renovables e incluso la Unión Europea ahora habla del gas y de las nucleares. En todo caso, yo creo que el reto de León y de otras zonas de España que viven una situación similar es que haya empresarios y posibilidades de generar riqueza y empleo. Un país no es solo su Gobierno. Un país es sobre todo su gente. Si todos cumpliéramos nuestra obligación… Si un médico lo hace bien, es bueno para el país. Si lo hace bien un abogado, bueno para el país. Si lo hace bien un periodista, bueno para el país. No pensemos que la administración lo tiene que hacer todo. La administración no puede atraer ni población ni empresas. La administración tiene que generar condiciones para que la población y las empresas se sientan atraídas. Hay buenas infraestructuras, hay servicios públicos y hay que seguir perseverando en ambas cuestiones, pero es muy importante generar espíritu emprendedor.

– ‘Política para adultos’ es el título de su último libro. ¿Cree que es algo que escasea cada vez más en nuestro país?
– Yo tengo la tesis de que, francamente, en estos momentos en España el populismo, espero que sea un periodo muy corto de tiempo, y el infantilismo están por encima y han superado a la gente seria, formal, a la que se estudia los temas, a la que se preocupa de los problemas de la gente. Hoy algunos se creen que hacer política es poner un tuit, inventarse un eslogan o estar pendiente de un titular o de sacar una foto del dirigente político de turno haciendo el pino. Tomémonos las cosas en serio. Les voy a poner un ejemplo infantil en un tema de los más importantes que se han debatido en España en los últimos tiempos. La reforma laboral que se ha hecho en el Congreso es prácticamente la misma que había aprobado el Gobierno del PP. ¿Por qué se hace entonces? Porque los partidos de la izquierda, sobre todo en este caso Yolanda Díaz y Podemos, se habían comprometido ante sus votantes a liquidar, decían ellos, la reforma laboral de la derecha. Europa no les dejó, hicieron el ridículo y fíjense, por infantiles, en todos los problemas que se han generado a continuación. Yo lo que reivindico son políticos sensatos, serios… Cada uno que piense lo que quiera y que aplique las políticas que considere, pero en este momento corremos el serio riesgo de que esto se convierta en una broma. Y con estas cosas no conviene jugar.

Algunos creen que hacer política es poner un tuit o sacar una fotografía al líder de turno haciendo el pino– ¿Qué han hecho mal los grandes partidos para que hayan surgido opciones extremistas en el espectro político?
– La radicalización siempre genera más radicalización y más polarización. Así vimos cómo al socaire de una crisis económica brutal que hizo mucho daño a la gente y que costó mucho superarla, surgieron partidos populistas, fundamentalmente Podemos, diciendo que ellos lo iban a arreglar todo en un periquete, que la culpa la tenía la casta… Luego ya ven lo que hicieron. Absolutamente nada. Y claro, cuando aparece un extremista por un lado, le aparece otro extremista por el otro y las posiciones moderadas y templadas pierden mucha fuerza. Yo siempre he sido partidario de lo que hemos vivido en España durante el periodo constitucional. Han sido los mejores años de la historia reciente de nuestro país y fue con un modelo fundamentalmente bipartidista como el que hay en Alemania o el que había en Francia. Hoy este problema está en Italia, donde tienen un primer ministro que no se ha presentado a las elecciones. Está en Francia, donde los partidos tradicionales se han hundido. Y Alemania es el que más ha resistido. Aquí en España en cualquier caso PP y PSOE siguen siendo las dos primeras fuerzas políticas y yo sinceramente creo que el 80% de la población española está en eso.

– En la campaña para las autonómicas de este domingo hemos visto el tirón de Vox. Al margen de la cantidad de gente que va a sus actos, destaca la importante presencia de jóvenes. Usted ha venido a León para apoyar a Alfonso Fernández Mañueco. Si fuese necesario, ¿cree que debería pactar con Vox?
– Yo no soy quién para decir con quién debe pactar Alfonso Fernández Mañueco. Lo que a mi me gustaría es que pactásemos, como tantas veces ha ocurrido, con los ciudadanos de Castilla y León. Creo que estos gobiernos que se están formando, empezando por el de España, al estilo Frankenstein, no funcionan. En el Congreso de los Diputados hay 17 partidos. Podemos encontrarnos con 25 en el futuro y así es imposible gobernar. Y claro… Yo lo digo en mi libro. Todos estamos en qué hay de lo mío. Siendo presidente del Gobierno, aprobamos los presupuestos y todos los periódicos regionales decían que habíamos discriminado a sus comunidades. En mi tierra llegaron a hacer un titular que decía: «Rajoy le da dos euros y 48 céntimos a Galicia en los presupuestos». Manda carallo. Allí hubo algún dirigente del PP que se sumó al ambiente y yo le cité, le puse en una mesa las portadas de todos los periódicos regionales y le dije: «Si aquí estamos cada uno preocupándonos solo de lo nuestro, ¿quién se ocupa de España». Yo soy partidario y quiero que mi partido se ocupe de España. Y me gustaría que hubiese más partidos que se ocupasen de España.

– Comparte título de expresidente con un leonés, José Luis Rodríguez Zapatero, con el que tuvo muchas diferencias políticas, pero con el que ahora parece tener buena relación. ¿Tiene mucho la política de teatrillo?
– Yo con Zapatero tuve mis discrepancias, lo cual es normal, pero dos de ellas fueron de calado. La primera fue la política que hizo en relación con Cataluña, que dio lugar al Estatuto y a otros acontecimientos que se produjeron a continuación. Yo no lo entendí y voté en contra de aquella reforma del Estatuto que el Tribunal Constitucional liquidó. Y la segunda discrepancia tiene que ver con la manera de abordar la crisis económica que había vivido España desde hacía mucho tiempo. Decirnos que no había crisis, que no había que preocuparse, que todo iba bien. Luego vinieron los brotes verdes y de repente España se encontró al borde de la quiebra, porque eso lo viví yo. Esas fueron mis dos grandes discrepancias, pero en el terreno humano y personal no tengo nada contra él y la relación es y seguirá siendo muy buena cuando nos veamos. Fueron solo discrepancias políticas y humanamente es una persona con la que yo siempre me encontré bien y no tengo por qué no decirlo.

– ¿Echa de menos la política?
– No, para qué vamos a engañarnos. Y le dediqué a la política toda mi vida. Empecé a los 26 años en el primer parlamento de la historia de Galicia. He vivido muchas cosas, momentos buenos, momentos muy duros… La política es dura, sobre todo en las responsabilidades más altas, pero me ha sido muy útil, me ha enriquecido personal y profesionalmente… Lo que más me ha gustado de la política es que he conocido España y españoles. Me gusta la gente y me gustan los pueblos, me gusta andar por ahí y he estado muy bien, pero soy muy consciente de que no puede uno eternizarse ahí. Creo que me fui cuando tenía que irme y ahora no lo echo de menos. Hombre, sí me gustaría que en España las cosas fueran un poco mejor. A mí no me gusta el ambiente que hay ahora, la broca continua, la división, la polarización, el insulto… Pero bueno, creo que hay que ser positivos y pensar que esto tiene arreglo.
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